Una alucinaci¨®n narcotica
Ah¨ª va la cosa: Capuletos y Montescos viven en Verona, EE UU, y se dedican a negocios inmobiliarios, aunque sus hijos, sobrinos y servidores parecen literalmente salidos de una pel¨ªcula de Scorsese sobre mafiosos; y como tal visten y act¨²an. A Romeo le asalta la misma vaga melancol¨ªa que imagin¨® don William para su personaje, aunque jam¨¢s sospech¨® que pod¨ªa ser encarnado, por alguien como Leonardo di Caprio. La m¨²sica, que suena en off est¨¢ entre el rap y los sones latinizantes; el pr¨ªncipe de Verona es negro, viste como el jefe de, polic¨ªa de Los ?ngeles y se desplaza en helic¨®ptero. Ah, me olvidaba: aunque Romeo se quita del medio por el recurso conocido (cierto que tras no ver el resguardo de la carta enviada por PackExpress en la cual el padre Lorenzo le cuenta la estratagema montada con Julieta y su falso suicidio), su hermosa enamorada se va de este mundo descerraj¨¢ndose limpiamente un tiro en la sien: es la pistola un ingrediente tan central en el filme como las espadas y los pu?ales lo son en la obra original.La apuesta del australiano Baz Luhrmann, anterior autor de una estimulante pel¨ªcula musical, El amor est¨¢ en el aire, parece responder escrupulosamente a las inquietudes demostradas por la reciente Looking for Richard En ella, Al Pacino se las ingeniaba para proponer una versi¨®n de Ricardo III envuelta en los oropeles de un documental-encuesta, ya que, nos informaba como excus¨¢ndose, el p¨²blico americano pasa ol¨ªmpicamente del vate isabelino y no hay otra forma de convencerlo que darle limpiamente el gato por liebre de la coartada culterana.
Romeo + Julieta
Direcci¨®n: Baz Luhrmann. Gui¨®n: B. Luhrmann y Graig Pearce, seg¨²n el drama hom¨®nimo de William Shakespeare. Fotograf¨ªa: Donald M. McAlpine. M¨²sica: Nellee Hooper. Producci¨®n: B. Luhrmann y Gabriella Martinelli, Canad¨¢, 1996. Int¨¦rpretes: Leonardo di Caprio, Claire Danes, Briar Dennehy, John Leguizamo, Pete Postlethwaite, Paul Sorvino, Diane Venora. Estreno en Madrid: cines Palacio de la Prensa, Vaguada, Ideal, Multicines, Liceo, Minicines, Lido y Canciller, entre otros.
Una estruendosa puesta en escena llena de encuadres enloquecidos un montaje que hace de la brevedad del plano su se?a de identidad y unos decorados de teatro de provincias venido a menos arropan la m¨¦trica shalcespeariana, dicha con escasa convicci¨®n y muchos gritos por actores siempre tan competentes como Sorvino, Venora o Dennehy; de Di Caprio, mejor no hablar, porque poco queda ya en ¨¦l del sorprendente muchacho que impactara en ?A qui¨¦n ama Gilbert Grapes?: aqu¨ª es puro exceso, grito, desmelene y l¨¢grimas, hasta el punto. de dejar su enloquecida performance de Rimbaud en Total eclipse como un ejemplo de temple y contenci¨®n.
Gritos, rap, violencia, tiros y una espl¨¦ndida revelaci¨®n, la de Clarie Danes, magn¨ªfica Julieta, actualizan seg¨²n el parecer de Lulirmann el texto shakespeariano, una sospecha que el ¨¦xito del filme entre el p¨²blico adolescente estadounidense parece haber legitimado, al menos con las leyes no escritas del mercado en la mano.
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