El ex jefe de Derechos Humanos de la ONU, acusado de explotar a su empleada de hogar
Haz lo que digo, pero no lo que hago parece haber sido la m¨¢xima del primer alto comisionado de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Jos¨¦ Ayala Lasso, que el pasado d¨ªa 15 dej¨® su puesto para convertirse en ministro de Asuntos Exteriores de Ecuador. Ayala no pag¨® el salario m¨ªnimo recomendado a su empleada de hogar peruana, y no le proporcion¨® un seguro m¨¦dico o de vejez, seg¨²n denunci¨® ayer en Ginebra un sindicato.Maura Fabiana Vel¨¢squez Castillo empez¨® a trabajar en casa de los Ayala Lasso en julio de 1994, y por ello le pagaban 800 d¨®lares mensuales (m¨¢s de 100.000 pesetas) por casi 70 horas semanales. Ella ten¨ªa que hacer frente a los gastos m¨¦dicos con dinero de su bolsillo.
Seg¨²n una carta dirigida por el responsable del sindicato Sin Fronteras, Luis Cid -que se ha convertido en el defensor de los derechos de los empleados de las misiones diplom¨¢ticas-, al ex alto comisionado el pasado 9 de marzo, la peruana pidi¨® en varias ocasiones ver a un m¨¦dico, pero la respuesta de la esposa fue: "No es nada, se puede curar en casa". Fue en 1997, gracias a la intervenci¨®n del sindicato, cuando por fin pudo ser asistida por un especialista.
Soluci¨®n amistosa
El problema se ha resuelto por la v¨ªa amistosa. El mediador nombrado por el cant¨®n de Ginebra para resolver este tipo de conflictos, cada vez m¨¢s frecuentes, que empa?a la reputaci¨®n de la ciudad entre los diplom¨¢ticos, Maurice Aubert, se?al¨® que Vel¨¢squez Castillo firm¨® a principios de este mes un documento en el que afirma estar satisfecha con el trabajo y el salario. Al abandonar Suiza el pasado d¨ªa 10 recibi¨® una indemnizaci¨®n de 10.000 d¨®lares (cerca de 1.400.000 pesetas) de su jefe.Una decisi¨®n de la justicia de Ginebra de 1995 recomienda que, teniendo en cuenta la carest¨ªa de la vida en la ciudad de Calvino, uno de las m¨¢s elevadas del mundo, los salarios que deben pagar las legaciones diplom¨¢ticas a sus empleados no deben ser inferiores a 1.500 francos suizos mensuales (unas 150.000 pesetas) por 49 horas de trabajo. Sin embargo, el Tribunal Federal, en una sentencia de diciembre de 1996, decidi¨® que las partes pueden acordar libremente el salario entre ellas, a condici¨®n de que el sueldo no sea desproporcionado con relaci¨®n al trabajo que se efect¨²a.
Al sindicato Sin Fronteras llegan a menudo denuncias de empleados que trabajan en condiciones de semiesclavitud, y reciben entre 10.000 y 15.000 pesetas de sueldo por jornadas de hasta 15 horas diarias o tienen que compartir la habitaci¨®n con los ni?os, o simplemente duermen en los s¨®tanos y en alg¨²n caso, hasta en el servicio. O como el caso de un cocinero de Bangladesh, que en teor¨ªa ganaba 700 francos suizos (unas 70.000 pesetas), de los que ten¨ªa que devolver 400 francos a la esposa del embajador "para sus gastos". Las autoridades suizas s¨®lo intervienen cuando existen malos tratos, y, en la mayor parte de los casos, las quejas son por el salario.
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