El orgullo
Milagrosamente. Los primeros minutos fueron un fiel reflejo de lo que sucedi¨® en el partido de ida. El control del juego por el Ajax ante un rival agazapado e inseguro le llev¨® a disponer de tres claras ocasiones milagrosamente falladas. Tras el golpe de suerte ya que era la primera oportunidad que ten¨ªa, el Atl¨¦tico cambi¨® totalmente y tambi¨¦n pudo sentenciar.Peligro manifiesto. Kiko y en menor medida Esn¨¢ider se convirtieron en las opciones ofensivas m¨¢s claras. Cada vez que el gaditano ten¨ªa el bal¨®n, el peligro era manifiesto. Tristemente para Kiko, Esn¨¢ider no transform¨® el penalti porque el escorzo que hizo merec¨ªa que la jugada finalizara en gol. Fue una aut¨¦ntica pesadilla, no le quitaron un bal¨®n en todo el partido.
Agotados. Acostumbrados a mantener la pelota en su poder, los holandeses tuvieron muchas dificultades para defender su porter¨ªa. Con los recursos f¨ªsicos agotados y sin haber disparado a puerta desde hac¨ªa 40 minutos, se encontraron con un gol decisivo. Y es que uno se cansa mucho menos cuando tiene la pelota.
No pudo ser. Ganar o perder un partido, da igual la importancia,. depende a veces de la calidad individual unida a un momento de concentraci¨®n absoluta con otro de distracci¨®n del contrario. Aunque no se puede hablar de tal, Molina quiz¨¢ estaba un poco adelantado en el segundo gol. No pudo ser pero al Atl¨¦tico le queda el orgullo de haber tenido al Ajax contra las cuerdas.
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