El Atl¨¦tico muere con grandeza y sin fortuna
El equipo rojiblanco aplast¨® al Ajax en la segunda parte, pero fall¨® varias ocasiones ante un rival decepcionante

Un Ajax menor, irreconocible en muchos aspectos, se aprovech¨® de la caprichosa fortuna del f¨²tbol. Despu¨¦s de padecer el heroico ataque del Atl¨¦tico, de sobrevivir gracias a las espl¨¦ndidas intervenciones de Van der Saar, el equipo holand¨¦s sigue su camino en Europa sin demasiada gloria, sostenido por el tremendo gol de Dani en la pr¨®rroga, porque el tanto final de Babangida lleg¨® en la tromba final del Atl¨¦tico, que cay¨® con honor en medio de un arrebato que le llev¨® a aplastar al Ajax durante la mayor parte del encuentro.Treinta a?os de gran historia han sido aprovechados por el Ajax para darse un estilo singular y un car¨¢cter que le ayuda a soportar cualquier ambiente. La fidelidad a su juego pasa por encima de los a?os y de los jugadores. Un Ajax menor, y ¨¦ste lo es, es un equipo notable porque pretende imponer sus condiciones hasta donde le resulta posible. Durante quince minutos pudo montar su tenderete y pareci¨® el equipo altivo y seguro de toda la vida. Luego se perdi¨® en el partido hasta disolverse, en gran parte por las graves carencias que presenta en estos d¨ªas. Fundamentalmente le faltan jugadores para interpretar la vieja partitura holandesa: tocar, moverse y encontrar. Todo desde el bal¨®n.
La entrada del Ajax en el partido fue admirable: abri¨® los espacios con los dos extremos, les busc¨® para utilizar su velocidad, dispuso de la pelota y lo hizo con criterio, y a trav¨¦s de su met¨®dico f¨²tbol el Ajax produjo tres ocasiones en el primer cuarto del encuentro. La primera, que detuvo el coraz¨®n de la hinchada, vino por un pase interior de Overmars a Litmanen, que midi¨® con Molina en el mano a mano. Y en estas cuestiones, el portero es alguien. Sali¨®, achic¨® ¨¢ngulos, se mantuvo firme y desvi¨® el remate de Litmanen. Una demostraci¨®n de calidad en un momento crucial, porque el Atl¨¦tico pas¨® un mal trago en el arranque del partido.
Sufri¨® hasta que entendi¨® algunas cosas del encuentro. Su deber era impedir la circulaci¨®n de la pelota, taponar a Ronald de Boer y Litmanen, acudir a los rechaces y cerrar cualquier posibilidad a las incursiones de Overmars y Babangida. Todo eso resultaba capital para reconducir el partido. Porque hab¨ªa aspectos accesorios en el Ajax -Scholten y Musampa, los dos interiores, son dos futbolistas sin vuelo- y la vieja sensaci¨®n de que el equipo holand¨¦s es vulnerable sin el bal¨®n. Hubo, un periodo de absoluta supremac¨ªa del Ajax, con llegadas, recursos para encontrar a sus delanteros y una impresi¨®n constante de autoridad sobre el Atl¨¦tico.
Pero el registro cambi¨® apenas traspasado el meridiano del primer tiempo. Bejbl conquist¨® su terreno, Simeone acudi¨® en su ayuda, y desde ah¨ª comenz¨® la crecida del Atl¨¦tico, que hasta entonces hab¨ªa sobrevivido por el coraje de sus futbolistas. Cuando se equilibr¨® el combate en el medio campo, el Ajax perdi¨® el flotador del bal¨®n. El partido se volvi¨® m¨¢s trabado y el juego se dividi¨®. De la divisi¨®n sali¨® ganador el Atl¨¦tico, que arregl¨® las cosas cuando finalmente encontr¨® a Kiko, cuya actuaci¨®n fue decisiva en la recuperaci¨®n de su equipo.
Cualesquiera que fueran los buenos jugadores del partido, y hab¨ªa unos cuantos, ninguno mejor que Kiko. Desde los tres cuartos, casi siempre de espaldas a la porter¨ªa, Kiko result¨® casi indefendible para los defensores del Ajax. Su f¨ªsico le permite aguantar la pelota, pero lo que distingue a Kiko es su ingenio, la capacidad para encontrar soluciones impensables para los futbolistas comunes. Es un futbolista distinto que hace cosas diferentes, casi todas avisadas de gol. Sus intervenciones tuvieron siempre un efecto preocupante para la defensa del Ajax, que vivi¨® colgada de un hilo en cada pase interior del jugador rojiblanco.
El ejercicio de voluntad del Atl¨¦tico y su recuperaci¨®n t¨¢ctica, m¨¢s la contribuci¨®n de Kiko, voltearon el partido hacia el lado local. Y el gol lleg¨® justo en el momento de mayor ¨¦nfasis en el ataque del Atl¨¦tico. El gol aliment¨® la confianza del Atl¨¦tico y cre¨® cierta perplejidad en el Ajax, que jug¨® sin frescura en todos los aspectos, incluso por el lado f¨ªsico. Pero el segundo tiempo comenz¨® con malas noticias para el Atl¨¦tico, que permiti¨® dos jugadas sucesivas del Ajax, con los extremos y todo eso. Ocurri¨® antes de que el equipo holand¨¦s se?alara sus carencias y se resintiera de la baja de Blind, cuyo concurso es capital en este equipo.
El Ajax marc¨® en su segunda llegada, una acci¨®n rapid¨ªsima resuelta por Litmanen y Ronald de Boer, los dos mejores futbolistas del Ajax. Aquellos cinco minutos fueron fat¨ªdicos para el Atl¨¦tico, que realiz¨® un esfuerzo descomunal hasta el final del partido. La segunda parte del equipo rojiblanco fue extraordinariamente meritoria. Apabull¨® al Ajax, que mostr¨® deficiencias insospechadas en un equipo de su prestigio. Especialmente por el lado defensivo. Es un equipo que siempre ha defendido con riesgos, pero que ha contado con excelentes zagueros, r¨¢pidos, contundentes, no de esta clase. Melchiot y Veldman son dos figurantes, sin nada que decir frente a gente como Kiko, que volvi¨® a interpretar con precisi¨®n su papel ante la indiferencia de los marcadores, que le dejaban controlar, esperar, mirar y pasar.
Con Kiko naci¨® todo lo bueno, a veces en situaciones improbables, como aquel pase que encontr¨® entre un racimo de defensores y que Esn¨¢ider no pudo coronar frente a Van der Saar. 0 el penalti, que busc¨® con habilidad frente al ingenuo Veldman, que le tir¨® la zancadilla como un chiquillo. Pero Van der Saar rechaz¨® el lanzamiento de Esn¨¢ider y aquello se interpret¨® como un anuncio de una noche ¨¦pica, pero sufriente, para corazones fuertes, porque el segundo tiempo termin¨® entre el arrebato del Atl¨¦tico frente a un rival desarmado, metido en su ¨¢rea, sostenido casi exclusivamente por Van der Saar, un portero tan excelente como Molina, que hizo su trabajo con la pulcritud de siempre, pero no pudo detener el cacharrazo de Dani en el comienzo de la pr¨®rroga.
Desde all¨ª el partido entr¨® en un escenario angustioso. El Atl¨¦tico se lanz¨® con todo, frontalmente, ante un adversario roto, refugiado en su ¨¢rea, afortunado en su gol. Hubo un instante de luz con el penalti que transform¨® Pantic. Aquello son¨® a gloria entre la hinchada, el pulm¨®n suplementario para un equipo que muri¨® con grandeza y sin suerte entre ocasiones, uuyyss, entre en agradecimiento de una hinchada que comprendi¨® perfectamente el heroico esfuerzo de su equipo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.