La Audiencia se plantea si es un delito consumado una entrega de droga permitida por 'topos' policiales
El 8 de junio de 1996 arrib¨® al aeropuerto de Barajas una maleta con 20 kilos de coca¨ªna procedente de Venezuela. Una banda (integrada por seis personas, entre ellas, varios abogados) hab¨ªa pactado con dos guardias civiles, que resultaron ser unos topos infiltrados en la red, entregarles 12 millones a cambio de que hiciesen la vista gorda en la aduana.El plan de los infiltrados, con aquiescencia de sus mandos, y conocedores del desarrollo de la operaci¨®n desde su inicio, era detener a la banda con las manos en la masa. Por eso dejaron pasar la droga por el esc¨¢ner y luego detuvieron a los miembros de la banda, que ingresaron en prisi¨®n. Posteriormente, todos han quedado en libertad bajo fianza, a la espera del juicio.
La Audiencia de Madrid se plantea ahora, dado que los guardias conoc¨ªan toda la operaci¨®n y, l¨®gicamente, pudieron evitar su ejecuci¨®n, si este tipo de entregas de droga controlada deben castigarse como hechos consumados o como delitos de conspiraci¨®n (planear y decidir la comisi¨®n de un hecho punible grave).
La operaci¨®n policial se mont¨® a ra¨ªz de que un miembro de la red inquiriese a un antiguo amigo (guardia civil) s¨ª conoc¨ªa a alguien de confianza dispuesto a dejar pasar droga en Barajas a cambio de premios millonarios. Por cada kilo recibir¨ªa cerca de 800.000 pesetas. El guardia cont¨® el hecho a sus mandos, y ¨¦stos decidieron infiltrar en la red a dos agentes.
Los topos mantuvieron reuniones con los ahora acusados en el hotel Miguel ?ngel. En una de esas reuniones se fij¨® la fecha de la operaci¨®n. Los topos aceptaron recibir 12 millones de pesetas por su inhibici¨®n. Seg¨²n fuentes jur¨ªdicas, un miembro de la banda coment¨® en una de esas reuniones que inhibiciones de ese tipo hab¨ªan hecho millonario a un guardia civil que trabaj¨® en Barajas. La banda cumpl¨ªa sus promesas econ¨®micas: el 8 de junio, mientras la maleta con la droga pasaba por el esc¨¢ner, otra con 12 millones de pesetas -la cifra Pactada- esperaba en el cap¨® de un coche aparcado cerca de Barajas. Las detenciones se produjeron antes del intercambio de maletas.
La Audiencia, que juzgar¨¢ este caso, tiene dudas sobre el mismo. As¨ª lo deja entrever en el auto en el que decreta la libertad bajo fianza al abogado A. C. S., considerado el cabecilla de la trama. Se plantea, "sin entrar a prejuzgar los hechos" si en un futuro juicio cabr¨ªa imputar a los acusados un delito de narcotr¨¢fico consumado u otro de conspiraci¨®n.
En su auto indica que existe delito castigable en el momento en que varias personas "conspiran" para cometer un hecho punible. Entiende que las fuerzas de seguridad no abortaron el delito, "pudiendo hacerlo, en su leg¨ªtimo deseo de obtener una prueba material de la acci¨®n planeada mucho m¨¢s s¨®lida que la meramente testifical sobre prop¨®sitos o resoluciones". Sin embargo, advierte que la pena a imponer en su d¨ªa podr¨ªa ser la de un delito no consumado. El asunto lo resolver¨¢ tras el juicio, en la sentencia. Los abogados de los acusados van m¨¢s all¨¢ y sostienen que el delito fue provocado.
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