Una defensa suicida

La estrategia de Conde fue la de un jugador adicto al todo o nada. Apost¨® al todo, como le gusta, es decir, a la absoluci¨®n. ?Por qu¨¦ quiso que se celebrase el juicio sin m¨¢s dilaciones cuando, como m¨ªnimo pod¨ªa haber cuestionado, seg¨²n hizo Fernando Garro, la competencia de la Audiencia o ciertos errores en la instrucci¨®n sumarial? Ten¨ªa posibilidades de conseguir la inhibici¨®n. Si as¨ª se pronunciaron los magistrados en el caso de Garro, no era f¨¢cil neg¨¢rselo a Conde. Y en caso de que se rechazara la inhibici¨®n, Lia?o podr¨ªa plantearlo al recurrir.?Por qu¨¦, pues? La respuesta es que Conde no pod¨ªa seguir viviendo como hasta ahora. Necesitaba una victoria para, seg¨²n su sistema de ideas, iniciar la reconquista. Lo que pod¨ªa ganar era mucho: utilizar la inocencia para explicar con una carta de triunfo en la mano que el caso Argentia Trust era lo mismo que el caso Banesto. El primero era la invenci¨®n de un juez indocumentado, Miguel Moreiras, y el otro, el caso de un juez presuntamente manejado por sus enemigos, Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n.

Pero era una estrategia suicida, por confusa. Mientras en la instrucci¨®n del caso Banesto ha seguido el m¨¦todo de negar, negar y negar, en el caso Argentia Trust sembr¨® la confusi¨®n de los pagos pol¨ªticos primero y opt¨® por la versi¨®n financiera m¨¢s tarde. Al final ya no se sab¨ªa por qu¨¦ hab¨ªa pagado 600 millones.

Los apoyos de Conde

En rigor, la factura pagada encubr¨ªa los motivos verdaderos, que nunca fueron aclarados. Todav¨ªa en la lucha final, Lia?o explic¨® al tribunal que las exenciones para la Corporaci¨®n Banesto eran el motivo real del pago. Los gnomos de las Peque?as Antillas, donde est¨¢ registrado el trust, hab¨ªan logrado torcer la voluntad del Gobierno socialista en 1990.El de Argentia Trust fue un caso que Conde, con los apoyos de Mariano G¨®mez de Lia?o y Jes¨²s Santaella, intent¨® instrumentalizar para su absoluci¨®n total. El plan era que Moreiras, por ser el presunto juez leg¨ªtimo, y el Gobierno socialista, a punta de las bayonetas de los papeles del Cesid hurtados por el coronel Perote, permitieran arrebatar el caso Banesto a Garc¨ªa-Castell¨®n.

Quien puede sentirse conforme es Jos¨¦ Aranda, el entonces fiscal jefe, que oblig¨® a Moreiras a reincorporar la acusaci¨®n de apropiaci¨®n indebida que hab¨ªa anulado. Victoria despu¨¦s de muerto.