Yeltsin aprovecha la cumbre para minimizar los da?os de la futura ampliaci¨®n de la OTAN
Convencida de que la ampliaci¨®n de la Alianza Atl¨¢ntica hacia algunos pa¨ªses de Europa del Este es inevitable, Rusia est¨¢ utilizando todos los recursos a su alcance para defender a capa y espada las posiciones no perdidas o mejorables y minimizar los da?os de un proceso contemplado como hostil desde Mosc¨². Al servicio de este fin, y con el respaldo de la mayor operaci¨®n propagand¨ªstica del Kremlin desde las cumbres sovi¨¦tico-norteamericanas protagonizadas Mija¨ªl Gorbachov, Bor¨ªs Yeltsin lleg¨® ayer a Helsinki para reunirse con su hom¨®logo estadounidense, Bill Clinton.
De entrada, el contraste en la forma f¨ªsica de ambos l¨ªderes, favorec¨ªa a Yeltsin. Sonriente, relajado, el presidente ruso, apoyado en el brazo de su esposa Naina, descendi¨® de su nuevo avi¨®n oficial, un Iliushin 96-300 con lujoso acabado suizo. Clinton, que hab¨ªa llegado antes, fue depositado en el suelo sentado en una silla de ruedas, metido en un contenedor-ascensor del servicio de avituallamiento de las l¨ªneas a¨¦reas finlandesas y acompa?ado de un ayudante que portaba un par de muletas. Y en silla de ruedas sobre alfombra roja, el l¨ªder de la superpotencia norteamericana recorri¨® la corta distancia entre el contenedor y la ambulancia que le esperaba.En lo que a relaciones p¨²blicas se refiere, los rusos aventajaban a los norteamericanos, pues el equipo de avanzadilla desplazado a Helsinki ha trabajado en todos los ¨¢mbitos para recuperar la iniciativa perdida. En privado, altos funcionarios rusos echan la culpa al ex ministro de Exteriores Andr¨¦i K¨®zirev por los retrocesos en la defensa de los intereses rusos que el curtido Yevgueni Primakov trata de paliar ahora. De entrada, Rusia ha hecho saber en Helsinki que no tiene prisa por firmar el acuerdo con la OTAN y que, si ¨¦ste no se concluye en Helsinki, puede ultimarse en Par¨ªs, en una eventual reuni¨®n de cinco pa¨ªses (EE UU, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido), o incluso despu¨¦s de la cumbre de Madrid, en julio '
Al llegar a Helsinki, Yeltsin reiter¨® que esperaba conversaciones "dif¨ªciles y serias", y afirm¨® que lo importante era no perder el esp¨ªritu de colaboraci¨®n y llegar a un compromiso para "separarse amistosamente".
Rusia trata de obtener garant¨ªas de Washington de que la OTAN no tantear¨¢ el terreno en los pa¨ªses ex sovi¨¦ticos, aunque la posici¨®n de los pa¨ªses b¨¢lticos no ser¨¢ tocada espec¨ªficamente en Helsinki, seg¨²n dijo Sergu¨¦i Yastrezhembski, el secretario de prensa de Yeltsin. Yastrezhembski acus¨® a EE UU de "apoyar procesos antiintegracionistas" en el espacio ex sovi¨¦tico y concretamente en la zona del Caspio.
Washington se defiende
Washington sali¨® al pas¨® de la preocupaci¨®n rusa en el campo del desarme. Un funcionario que viajaba con Clinton dijo que el presidente tra¨ªa a Helsinki nuevas propuestas para recortar los arsenales estrat¨¦gicos, destinadas a facilitar el cumplimiento del tratado START II, firmado en 1993 y no ratificado hasta ahora por la Duma Estatal rusa. La nueva propuesta, si se hace, dar¨¢ a Rusia m¨¢s tiempo para destruir los silos. EE UU est¨¢ dispuesto a dar a Rusia un pr¨¦stamo para la destrucci¨®n.A cambio de resignarse a la ampliaci¨®n de la OTAN, Rusia quiere garant¨ªas en el terreno econ¨®mico, pol¨ªtico y de seguridad. En lo econ¨®mico, Mosc¨² est¨¢ especialmente interesado en la integraci¨®n en el grupo de pa¨ªses m¨¢s desarrollados, el Grupo de los Siete (G-7), y en la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC). Yastrzhembski admiti¨® ayer que el proceso de transformaci¨®n del G-7 en el G-8, con la participaci¨®n de Rusia, se ha "bloqueado" y se ha limitado a cuestiones pol¨ªticas y de seguridad, mientras otros aspectos hab¨ªan sido descuidados.
Para intimidar a Occidente, la parte rusa juega con una bater¨ªa de argumentos que incluye, entre otras cosas, una posible revisi¨®n de la pol¨ªtica exterior en beneficio de las relaciones de Mosc¨² con China, Ir¨¢n y la India, as¨ª como la vuelta a una estrategia de disuasi¨®n nuclear propia de la guerra fr¨ªa, ahora con el signo invertido y desde territorio ruso en direcci¨®n a Occidente. Estos argumentos tienen sus limitaciones, y los representantes rusos lo saben y no se atreven a desarrollarlos en su totalidad.
Yastrzhembski dijo que la posible revisi¨®n de la pol¨ªtica exterior no supondr¨ªa una alianza militar, sino mayores v¨ªnculos comerciales y econ¨®micos, y que la "contenci¨®n nuclear" es s¨®lo "una de las variantes" posibles.
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