La afici¨®n mueve ficha
Los taurinos se vinieron con exigencias y declararon huelga. Las exigencias constitu¨ªan una pura ilegalidad, pese a lo cual las acept¨® la Generalitat Valenciana y suscribi¨® con ellos un acuerdo humillante e ilegal que har¨¢ historia. Habl¨® luego el resto de las administraciones... Todo el mundo hab¨ªa dicho lo que quer¨ªa decir, todo el mundo aleg¨® cuanto le vino en gana. Y la huelga, finalmente, se desconvoc¨®. Ahora le tocaba mover ficha a la afici¨®n. Y la movi¨® de este tenor: huelga tambi¨¦n. Se inauguraba la temporada de toros en Madrid y la afici¨®n se qued¨® en casa.No toda la afici¨®n se qued¨® en casa: estaban en Las Ventas los de siempre, unas docenas de aficionados tenaces y heroicos, empe?ados en que esta fiesta no sea irremediablemente el circo en que la est¨¢n convirtiendo los taurinos. "No pasar¨¢n", es el lema. Desde las tribunas de la afici¨®n se adoctrina y se advierte: "El toro ¨ªntegro; el toreo seg¨²n los c¨¢nones; la lidia ordenada; los picadores que salgan por la puerta de cuadrillas (y pues sal¨ªan por la puerta grande -d¨®nde se habr¨¢ visto semejante sarcasmo- les abroncaban).
Maza/ Zotoluco, S¨¢nchez,
HigaresToros de Conde de la Maza, con trap¨ªo, cornalones astifinos; se cayeron todos; encastados. Zotoluco, de M¨¦xico, nuevo en esta plaza, confirm¨® la alternativa: dos pinchazos y estocada baja (aplausos y saludos); espadazo al vac¨ªo, pinchazo y estocada corta trasera (silencio). Manolo S¨¢nchez: estocada baja (aplausos y tambi¨¦n protestas cuando saluda); estocada corta baja, rueda insistente de peones y tres descabellos (silencio). Oscar Higares: estocada ladeada saliendo empitonado y rueda de peones (oreja con escasa petici¨®n y algunas protestas); pinchazo hondo y rueda de peones (palmas y saluda). Plaza de Las Ventas, 23 de marzo. Poco m¨¢s de media entrada.
Un reducto de afici¨®n hab¨ªa en los tendidos, efectivamente (el grueso ya se est¨¢ buscando mejores alternativas), y de ah¨ª a la media plaza o poco m¨¢s que hubo de entrada, se cubri¨® con los turistas y el p¨²blico orejero, clientela preferida de los taurinos. Orejismo y triunfalismo quieren para colar impunemente por toros esos utreros mochos e inv¨¢lidos a los que pegan pases unas figuras amaneradas que han confundido los ruedos con un tablao flamenco.
El reducto de afici¨®n aquel, sin embargo, tiene peso y gracias a su ojo avizor y su voz de alerta siguen saliendo toros en Madrid. Los toros del Conde de la Maza, cornalones y astifinos, los ven en Valencia y se creen que proceden de raza ignota (el parque jur¨¢sico, que dijo el portavoz de imagen de los taurinos); se los encuentran delante las figuras y les da un soponcio.
A los diestros que inauguraban la temporada vente?a, en cambio, no les dio soponcio alguno. Que los torearan bien o mal es distinta cuesti¨®n. Zotoluco, con el lote menos manejable, estuvo entero y verdadero; cruz¨¢ndose para tirar de las embestidas renuentes, aguant¨¢ndolas no importaba si ven¨ªan inciertas y no desde?ando el toreo al natural, en el que se emple¨® con denuedo.
El problema de Zotoluco, un mexicano de casta torera, pundonoroso y valiente, fue que sus meritorias faenas se acogieron con frialdad. Torero sin nombre, el triunfalismo no lo valora. Al conocido, s¨ª. A Manolo S¨¢nchez, que conserva cartelillo, le jalearon unos redondos excelentes de su primera faena y menos los restantes porque el diestro iba perdiendo quietud y templanza. Cuatro tandas llevaba dadas cuando se ech¨® la muleta a la izquierda y a esas alturas el toro ya estaba para sopitas y buen caldo. Con el quinto, que sac¨® nobleza, no se acopl¨® ni por la izquierda ni por la derecha.
Oscar Higares toreaba alargando el brazo, pese a lo cual lig¨® derechazos. En una tanda de naturales el toro, incierto por ese lado, se le vino encima. Volvi¨® a los derechazos y el encastado toro le desbord¨® y hasta le hizo correr. Un estoconazo saliendo trompicado le vali¨® a ?scar Higares una oreja discutible, que apenas hab¨ªa pedido nadie. La devolvi¨® en el sexto, un inv¨¢lido como todos, de media arrancada, Con el que no proced¨ªan quiz¨¢ florituras pero dominarlo s¨ª y ?scar Higares no lo consigui¨®.
Los aficionados presentes exig¨ªan que los picadores salieran por la puerta de cuadrillas, tal cual manda el buen orden de la lidia, y no les hicieron caso. Pues si a los pocos aficionados que van tampoco les hacen caso, su pr¨®ximo movimiento de ficha puede que sea la huelga total. Quedar¨¢ entonces una fiesta para turistas, al gusto de los taurinos. Los japoneses y ac¨¢. Y all¨¢ se las entiendan.
Babelia
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