"Se puede reducir el paro sin liquidar el Estado de bienestar"
Nacido en 1933 en el Estado indio de Bengala, Amartya Sen ha sido descrito como "la conciencia moral de nuestra profesi¨®n" por el premio Nobel de Econom¨ªa Robert Solow, debido a su empe?o por mantener un enfoque humanista y ¨¦tico de una disciplina que sigue lejos de constituir una ciencia exacta. Sus obras, con t¨ªtulos como Pobreza y hambrunas o La desigualdad, a examen, han sido traducidas en muchos pa¨ªses, incluido Espa?a, y han merecido numerosos galardones. El ¨²ltimo, el Premio Internacional Catalunya, que otorga la Generalitat.Amartya Sen se licenci¨® en 1953 en la Universidad de Calcuta y se doctor¨® en 1959 en el Trinity College de Cambridge (Inglaterra). Ense?¨® econom¨ªa en la Universidad de Dehli. Desde 1971 ha dado clases en centros de gran prestigio como la London School of Economics y la Universidad de Oxford. Ahora es profesor de econom¨ªa y filosof¨ªa en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Pregunta. ?El Estado de bienestar pertenece ya al pasado?
Respuesta: No lo creo. En absoluto. Requiere racionalizaci¨®n, aunque la idea b¨¢sica siga siendo v¨¢lida y representa, quiz¨¢s, una de las mayores contribuciones europeas a la humanidad, comparable a la Ilustraci¨®n en el siglo XVIII. La sanidad b¨¢sica, la educaci¨®n b¨¢sica, los sistemas b¨¢sicos de seguridad est¨¢n al alcance de pr¨¢cticamente cualquier pa¨ªs en el mundo. Luego hay otros gastos sociales, como las pensiones, que no afectan necesariamente a gente pobre, porque un rico puede tener pensi¨®n, y que requieren enormes desembolsos por parte del Estado, como ocurre tambi¨¦n con las subvenciones agr¨ªcolas o con la defensa. Hay que mirar todos esos gastos, y no s¨®lo el gasto social cuando se trata de cortar.
P. Uno de los factores se?alados de esta crisis es el envejecimiento de la poblaci¨®n.
R. El problema del envejecimiento est¨¢ mal planteado. Tiene dos consecuencias. Por un lado, un n¨²mero m¨¢s reducido de j¨®venes tiene que mantener a un volumen mayor de adultos. La otra es el coste de los servicios m¨¦dicos que requiere esta poblaci¨®n anciana. Yo creo que ¨¦ste s¨ª es un problema, pero no el primero. Todos los estudios indican que la gente no s¨®lo vive m¨¢s, sino que se mantiene m¨¢s sana, lo que quiere decir que es posible retrasar la edad de jubilaci¨®n. La jubilaci¨®n no se puede retrasar en Europa porque aqu¨ª no se ha logrado resolver el problema del paro. En cuanto se habla de retrasar la jubilaci¨®n, se crea el p¨¢nico al paro juvenil, lo que es una especie de esquizofrenia pol¨ªtica. En EE UU la edad de jubilaci¨®n ha sido abolida y la gente trabaja hasta edades m¨¢s avanzadas. Pueden hacerlo porque han superado el problema del paro.
P. Dicen que lo han superado precisamente porque no tienen Estado de bienestar.
R. No lo creo as¨ª. Pienso que no hay ninguna relaci¨®n entre las dos cosas. Es verdad que el seguro de desempleo desincentiva a la gente para trabajar y hay que reformarlo. Pero es m¨¢s importante que EE UU haya dedicado una gran atenci¨®n a las magnitudes macroecon¨®micas, que haya cuidado mucho tambi¨¦n los tipos de inter¨¦s y otros factores que afectan al empleo; que haya tolerado situaciones de trabajo no perfectamente ortodoxas desde el punto de vista del salario m¨ªnimo. Con una mezcla de pol¨ªtica de tipos de inter¨¦s, de flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo, de incentivos a la creaci¨®n de empleo y una mayor preocupaci¨®n por el reciclaje profesional de los parados, debido al cambio tecnol¨®gico, el nivel de desempleo podr¨ªa bajar dr¨¢sticamente en Europa, sin eliminar la sanidad y los seguros sociales esenciales que est¨¢n en la base del Estado de bienestar.
P. La crisis del Estado de bienestar parece una consecuencia de la necesidad de recortar el gasto p¨²blico para satisfacer los criterios de Maastricht. ?Qu¨¦ opina de este proceso?
R. En general, soy un gran partidario de la Uni¨®n Europea, desde el punto de vista econ¨®mico y pol¨ªtico. Tambi¨¦n la uni¨®n monetaria ser¨¢ positiva a largo plazo. Lo que me preocupa es que se concentre tanta atenci¨®n s¨®lo en la uni¨®n monetaria. Se trata de una oportunidad para que los Estados europeos ordenen sus finanzas, lo que no es una mala idea, ya que puede facilitar el control de la inflaci¨®n. Pero la inflaci¨®n es s¨®lo uno de los problemas. Existe ese otro problema del desempleo, que en estos momentos es el principal en Europa. Si Europa dijera que debemos controlar la inflaci¨®n, manteniendo el d¨¦ficit p¨²blico en no m¨¢s del 3% de producto interior bruto (PIB), y que debemos mantener al mismo tiempo el desempleo por debajo del 5%, creo que el panorama ser¨ªa mucho m¨¢s equilibrado.
P. Se ha pasado de una econom¨ªa de demanda, en la que un cierto nivel de inflaci¨®n y d¨¦ficit pod¨ªa ser incluso deseable como condici¨®n del crecimiento, a una econom¨ªa de oferta, que persigue una inflaci¨®n y un d¨¦ficit cero.
R. Es absurdo. El enfoque keynesiano conten¨ªa simplificaciones y deb¨ªa ser corregido, pero ahora caemos en simplificaciones de otro tipo. Se sostiene que incluso una tasa de inflaci¨®n moderada puede ser negativa para el crecimiento y el empleo, aunque no existe prueba emp¨ªrica alguna. Una inflaci¨®n elevada puede dar muy malos resultados, y una inflaci¨®n moderada se puede convertir en excesiva. Ah¨ª deben centrarse las preocupaciones, en evitar tanto las simplificaciones keynesianas como las de la ortodoxia moderna. No defiendo recetas ni soluciones simples, porque la realidad es compleja, y debemos reconocerlo.
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