Colegiales todos
Los centros religiosos de ense?anza adaptan programas e instalaciones para sobrevivir en el centro de Madrid
Siembran Madrid de la algarab¨ªa de sus j¨®venes moradores. Cuelgan de sus muros dibujos de figuras de colores vivos, flotantes sobre el suelo. Impregnan la atm¨®sfera con los aromas de sus aulas a goma de borrar, mandarina y viruta de l¨¢piz, con una brizna de incienso: son los tradicionales colegios religiosos. A¨²n hoy, permiten a sus antiguos alumnos o alumnas evocar nostalgia -o alivio- al cruzar frente a sus edificios. Qui¨¦rase o no, la ciudad y sus pobladores sin ellos ser¨ªan distintos.Los fundadores de sus congregaciones proced¨ªan habitualmente de Francia o B¨¦lgica. De all¨ª salieron, o escaparon, a lo largo del pasado siglo. Espa?a les parec¨ªa a¨²n tierra de misi¨®n. Los religiosos fueron reclutados se?aladamente en el Pa¨ªs Vasco y Navarra. Ellos se trajeron aqu¨ª sus costumbres, front¨®n y canto coral; las monjas, rezos, costuras y rosquillas. Mendigos, hu¨¦rfanos o ni?os abandonados fueron su primer objetivo. Tras instalarse sobre edificios casi siempre donados a sus congregaciones por ricas gentes p¨ªas -o nobles- se dedicaron a la ense?anza. Algunos centros siguen en pie desde hace m¨¢s de un siglo, destacadamente en el barrio de Salamanca, a costa de una modernizaci¨®n incesante. Sin embargo, desde 1950 hasta hoy m¨¢s de cien colegios levantaron sus reales y se fueron.
Entre las religiosas que abandonaron el centro se hallaban las Teresianas de Goya, la Asunci¨®n de Maldonado, las Marianistas de Mar¨ªa de Molina, las Ursulinas de Lagasca, el Sagrado Coraz¨®n de Caballero de Gracia y las Jesuitinas de Ayala. De los masculinos se fueron los Sagrados Corazones de Villanueva, que se mantienen en Mart¨ªn de Los Heros, (donde estudiara Julio Iglesias); los Jesuitas de Areneros (integrados en el Recuerdo-Chamart¨ªn); la Sagrada Familia de Menorca, hoy en Moratalaz, y los Escolapios de Donoso Cort¨¦s. Los traslados a la periferia norte coincidieron con el primer ¨¦xodo burgu¨¦s.Las causas por las que los frailes y las monjas cerraron colegios de los barrios c¨¦ntricos fueron m¨²ltiples. En algunos casos, las instalaciones que pose¨ªan eran deficientes, sin espacio abierto para el solaz de los escolares. Por ello, vendieron sus edificios del interior para desplazarse a zonas como Chamart¨ªn u otras del norte potencialmente mejor dotadas, con espacio m¨¢s barato y generoso. En otros casos, cerraron por el avejentamiento natural de sus ense?antes y por la crisis de vocaciones religiosas o docentes. Una tercera interpretaci¨®n explica que el impacto demogr¨¢fico, el descenso de ni?os, les oblig¨® a clausurar sus centros.Entre los colegios que sobreviven dentro de Madrid destacan el colegio de Jes¨²s Mar¨ªa, de la calle de Juan Bravo; el Pilar de Castell¨®, Nuestra Se?ora de Loreto y el Calasancio, de Conde de Pe?alver.Los rectores de algunos centros supervivientes subrayan que la pluralidad ideol¨®gica derivada de la transici¨®n democr¨¢tica cualific¨® de forma natural la ense?anza, tanto la religiosa como la laica, en Madrid y permiti¨® el surgimiento de una serie de opciones did¨¢cticas que anteriormente nunca existieron y que arrumbaron f¨®rmulas obsoletas. La hegemon¨ªa religiosa dej¨® paso a una situaci¨®n m¨¢s equilibrada. Anta?o, los colegios fueron separada y f¨¦rreamente masculinos o femeninos. Hoy son mixtos. Sus contenidos contemplan un equilibrio entre lo estrictamente religioso y lo abiertamente laico. Dentro de la ciudad, la proporci¨®n es de 152 colegios regidos por religiosas frente a 57 regentados por sacerdotes, frailes o hermanos. Los datos proceden de la Federaci¨®n de Religiosos de la Ense?anza. El n¨²mero de alumnos y alumnas madrile?os de los niveles Infantil, Primaria, Formaci¨®n Profesional, BUP y COU, as¨ª como de ESO y Centros de Educaci¨®n Especial, religiosos o afines, es de 141.484, de los cuales 89.441 corresponden a centros masculinos y 82.043 a centros femeninos. La mayor parte de los colegios del interior de la ciudad -concretamente 26, con unos 45.000 alumnos y alumnas- regentados por religiosos est¨¢n agrupados y sus titulares se re¨²nen cada mes y medio para coordinar algunas actuaciones.El cambio de valores se cierne tambi¨¦n sobre el futuro de estos colegios. La piqueta tienta a¨²n a numerosos edificios. Pero el pu?ado de ellos que ha aguantado los embates parece dispuesto a soportar a pie firme el paso del tiempo. Eso si, a costa de profundas reformas tanto educativas como de instalaciones y servicios.
Es el caso del colegio Nuestra Se?ora de las Maravillas. Situado en el conf¨ªn norte del barrio de Salamanca, ya en El Viso, subsiste con pujanza en el n¨²mero 9 de la calle de Guadalquivir. Su alumnado est¨¢ compuesto por 1.996 chicos y chicas de primaria y secundaria. Es privado.
Para el hermano de la Salle Alejando P¨¦rez Ochoa, toledano de 44 a?os, bi¨®logo e investigador paleontol¨®gico, director del centro desde 1989, "la procedencia de nuestros escolares es plural, al estar situado el colegio cerca de ejes de comunicaciones como el de Castellana, Joaqu¨ªn Costa o Serrano". P¨¦rez Ochoa destaca que el colegio Maravillas "imparte una educaci¨®n cuidada y sobria, centrada en el desarrollo de la personalidad del alumno o la alumna en clave humanista".
Por primera vez en la historia colegial madrile?a, un complejo Centro de Artes est¨¢ siendo edificado sobre su solar. Las obras,que comenzaron en febrero y durar¨¢n un a?o, se despliegan sobre uno de los grandes desniveles existentes entre las calles de Joaqu¨ªn Costa y Guadalquivir. Habr¨¢ espacio para la m¨²sica, la escultura y la pintura. El proyecto, como el del gimnasio, es la ¨²ltima obra del arquitecto Alfonso De la Sota.Otros colegios religiosos, como el de los jesuitas de Nuestra Se?ora del Recuerdo, en Chamart¨ªn, con 2.600 alumnos y alumnas, han optado por el concierto. "Es nuestra contribuci¨®n a la reforma educacional", se?ala el sacerdote Agust¨ªn Alonso, granadino de 58 a?os, director del centro. "Queremos formar personas competentes, conscientes, compasivas y comprometidas". Y a?ade: "El trabajo social de los alumnos, la alta participaci¨®n de los padres y la sociabilidad son tres de las :singularidades de nuestro modelo did¨¢ctico".
Con diez hect¨¢reas y media de extensi¨®n, los jardines del colegio del Recuerdo, cedidos tiempo atr¨¢s por el Duque de Pastrana, albergan 126 especies vegetales distintas. En sus aulas estudi¨® la plana mayor del Partido Popular, Rodrigo Rato y Alberto Ruiz-Gallard¨®n, entre otros, y hoy lo hacen familiares de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar o de Diego L¨®pez Garrido.
Para los padres y madres de los alumnos Y alumnas madrile?os que cursan estudios en estos centros, la ense?anza religiosa es garant¨ªa de disciplina, ejemplaridad y moralidad para sus hijos. Empero, docentes laicos se?alan que no se explican c¨®mo gentes que se han separado de la sociedad, los religiosos, pueden instruir a los ni?os y adolescentes a la vida en sociedad. "Niego la mayor", dice con una sonrisa Agust¨ªn Alonso, director del colegio jesuita del Recuerdo. "Nunca nos hemos separado de la sociedad: vivimos en ella y para ella".
M¨¢s de 10.000 personas integran las asociaciones de antiguos alumnos. Su memoria forma parte de la vida de Madrid.
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