Sat¨¢n, mon amour
"Yo- me'llamo Juli¨¢n- / Mart¨ªnez Vidal- y Ruiz / Yo- nac¨ª en Nueva York, / conozco Broadway- Okay".As¨ª empezaba una entra?able canci¨®n del gran Bolita de Nieve, m¨²sico, poeta y hombre- de piel muy negra, pese a lo enga?oso de su apodo. Mart¨ªnez Vidal-, Mart¨ªnez Vidal-, ?de qu¨¦ me suena ese nombre? Lo cac¨¦: de un concejal del Partido Popular, presidente de distrito y grande azote de okupas. En verdad, dicho personaje no se llama Juli¨¢n, sino Fernando-, Fernando Mart¨ªnez Vidal, sin el Ruiz, pero en lo sucesivo evitar¨¦ problemas refiri¨¦ndome a ¨¦l como el senador McCarthy. Conf¨ªo en que le agrade la iniciativa.
Antes el senador era un tipo oscuro y m¨¢s bien desconocido, una mera grapilla en el conjunto de la encuardenaci¨®n, pero de la noche a la ma?ana, tras el ya mundialmente famoso desalojo de La Guindalera, varios herejes con coletas, chupas y pendientes penetraron en una f¨¢brica abandonada y decidieron okuparla sin pedir permiso a nadie. Muy feo, dice la gente de orden, porque sucede que el edificio en cuesti¨®n ten¨ªa due?o (sin piernas, eso s¨ª, ya que se trata de un tal Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos en Establecimientos Bancarios), pero due?o al cabo, que es mucho decir.
Por tanto, y consider¨¢ndose aquella operaci¨®n como una especie de allanamiento, el pasado 10 de marzo la polic¨ªa se present¨® en la f¨¢brica con la orden de desalojar a los intrusos. No fue un encuentro relajado, para qu¨¦ vamos a enga?arnos. Polic¨ªas y okupas no son precisamente dos gremios que simpaticen mucho entre s¨ª, y no es de extra?ar que durante el desahucio se produjeran ?ncidentes en forma de pedradas, pelotazos de goma, botes de humo, golpes, carreras, insultos, gritos, contenedores quemados, pistolas al aire y detenidos. Sobre todo, detenidos. En este caso; el resultado fue contundente: 155-0, aunque en descargo de los derrotados cabr¨ªa decir que el ¨¢rbitro no pit¨® varios penaltis clar¨ªsimos.
Y en este punto regresamos al senador McCarthy, que, tras el partido, descontento con ciertas insinuaciones, quiso analizar las caracter¨ªsticas t¨¦cnicas del equipo contrario: Son delincuentes comunes y tienen montado todo un negocio de fiestas sat¨¢nicas y antifascistas con todo tipo de drogas y alcohol. Son delincuentes porque se meten en la casa de otro el senador se refiere al Fondo ¨¦se de Dep¨®si tos- y se hacen fuertes en ella dedic¨¢ndose a quemar coches y a atracar. ?gil, nuestro conferenciante. Deprimir¨¢ todo lo que quiera, pero ¨¢gil. Aunque tal vez convendr¨ªa, que explicara mejor un aspecto concreto de sus declaraciones, por si alg¨²n historiador se animara a utilizar su figura en un tratado sobre reyezuelos. ?C¨®mo es eso de los negocios sat¨¢nicos y antifascistas? A esta direcci¨®n, en efecto, le consta que ¨¦l no est¨¢ en contra de los empresarios (de hecho, su partido ama como ninguno la Propiedad Privada y por eso se llama PP), as¨ª que su disgusto debe provenir de otro apartado. Por supuesto, se entiende que las fiestas antifascistas no le parezcan saludables -a nadie le gusta que ataquen lo suyo-, pero con respecto a lo del satanismo, me confunde el senador. Tal vez, y se me ocurre sobre la marcha, se refiera a alg¨²n tipo de competencia desleal. A tenderetes ilegales de cruces invertidas que burlan la funci¨®n de las genuinas, ya que basta darles 14 vuelta para fastidiarles el mensaje original. En todo caso, si yo fuera ¨¦l, no me preocupar¨ªa mucho: est¨¢ demostrado que el se?or Satan¨¢s ya no pinta nada en el mundo de las tinieblas. Apenas si sale de su cub¨ªculo. El famoso 666 tiene nombre y asusta, pero ¨¦l re¨²ma le resta operatividad. Est¨¢ viejo y le han sacudido de lo lindo a lo largo de la historia. Ahora bien, si el senador McCarthy est¨¢ aludiendo a otro tipo de pr¨¢cticas, tales como beb¨¦s sacrificados, despellejadura de gatos, sodomizaci¨®n de gallinas o cubetas de sangre salpic¨¢ndolo todo, entonces tiene toda la raz¨®n: es preciso acabar con ellos. Y si hay que reunir firmas para enviarlos a galeras (me excito por momentos), aqu¨ª est¨¢ la m¨ªa, qu¨¦ narices. Ave!, Mc: no desanimes. Apuesto unos sextercios a que llegar¨¢s lejos. A pope, tal vez. O a carcelero, briboncete, tu sue?o de siempre.
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