El padrino
Apreciado se?or Ruiz-Gallard¨®n:Soy un ciudadano apuesto como usted, pero algo menos (mis amigos me llaman Gallard¨ªn), de 37 a?os, soltero, bi¨®logo, pensador independiente y asesor de taberna.
Los solteros, se?or, estamos indefensos ante la maledicencia y las envidias de la plebe. Harto de chismorreos, he decidido contraer nupcias de inmediato y acabar (le una vez por todas con esta rutina disipada y vac¨ªa. Deseo tambi¨¦n beneficiarme de las vacaciones por matrimonio que la Comunidad de Madrid otorga a todo tipo de bodas, por raras que sean.
Hasta el momento, he sido muy honesto y no me he casado con nadie, aunque he catado a unas cuantas. Pero desde el seno de ni? madre, se?or, mi alma y yo mismo constituimos una ostentosa pareja de hecho. Ha llegado el momento de hacerlo por derecho. Me caso con ella, con m? alma. Y le invito a usted a apadrinar la ceremonia.
Cuando usted nos conceda los 15 d¨ªas de luna de miel, se va a enterar el Parlamento de la naci¨®n, reacio a uniones sublimes. En estas cuestiones, los diputados tienen que dar la vuelta a la tortilla y meterse el cinismo por donde les quepa. Se?or Gallard¨®n, Madrid est¨¢ dando a Espa?a un ejemplo de tolerancia, pragmatismo y humanidad.
Espero que con mi boda no se organice demasiada bronca en el hemiciclo. M¨¢s bien, se?or, quisiera ser el pionero de parejas de hecho llevadas hasta sus ¨²ltimas consecuencias. Ahora bien, como s¨¦ que habr¨¢ revuelo en los medios, le aseguro que omitir¨¦ ruedas de prensa y reportajes en las revistas rosa y en la televisi¨®n, que cada vez es m¨¢s rosa.
Yo soy muy moro, se?or. A mi alma no la sac¨® por ah¨ª porque es muy coqueta, algo pend¨®n, y hay mucho buitre agazapado. Voy solo a todas partes. El alma queda encerrada en el almario, meditando sobre la fugacidad y planch¨¢ndome las corbatas. Por la calle soy un desalmado. En casa, estoy esposado. Somos pareja de derecho. Se acabaron las especulaciones. La novia pide subvenciones, regalos, vacaci¨®n y bailongos. Y yo tambi¨¦n.
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