Un duro a toda prueba

La primera condena de su vida le sorprende a Cesare Romiti cuando llega al final de su carrera en Fiat. El a?o que viene cumplir¨¢ los 75 a?os y tendr¨¢ que ceder el mando, probablemente al joven Giovanni Agnelli, el hijo de su hermano Umberto que ha sido su peor enemigo en la empresa. Pero el percance no impedir¨¢, seguramente, que este romano tozudo se desplace a la capital para participar, hoy, en la manifestaci¨®n in¨¦dita que sus pares de la Confindustria, la patronal italiana, realizar¨¢n contra la pol¨ªtica econ¨®mica y fiscal del Gobierno de Romano Prodi.

Romiti es un duro genuino, como ha demostrado a lo largo de los 25 a?os que ha dedicado al primer grupo privado de Italia. En tanto que consejero delegado ¨²nico desde 1976, cuando Carlo de Benedetti dio un portazo y se fue a conquistar la Olivetti, ha dado la cara por los Agnelli ante las dificultades financieras, el terrrorismo y las huelgas salvajes de los a?os ochenta, y en la grave crisis de hace cuatro a?os, que consolid¨® su poder.

El nombre de Romiti estaba impreso de un modo u otro en las numerosas empresas de la constelaci¨®n Fiat que han aparecido implicadas en el pago de comisiones. Y no s¨®lo. El hoy presidente del grupo fue tambi¨¦n presidente de Gemina, la sociedad que se ha ido esfumando entre diligencias judiciales relacionadas con la crisis del potente grupo editorial Rizzoli-Corriere della Sera, propietario del 45% de El Mundo, en Espa?a.

El anterior presidente de Fiat, Giovanni Agnelli, nunca ha comparecido ante un juez, de modo que tambi¨¦n en ¨¦sto tuvo que ser Cesare Romiti, inicialmente como consejero delegado, quien respondiera por la empresa. Lo hizo primero en tono desafiante, que fue modulando hasta un reconocimiento p¨²blico de participaci¨®n colectiva en un sistema que era el que era.

Puesta en ese contexto, la condena de ayer parece un accidente que no empa?ar¨¢ el ¨²ltimo a?o de Cesare Romiti en Fiat.