1. 000 para el 2000
Durante las ¨²ltimas semanas han ido desarroll¨¢ndose algunos encuentros, especialmente entre cient¨ªficos, ONGs y administraciones, que abordaron el an¨¢lisis de la salud global de nuestro planeta. Se ha pasado revista tambi¨¦n a los acuerdos pol¨ªticos que para mejorarla se han tomado en los ¨²ltimos a?os. Que ya medie un lustro entre la esperanzadora Conferencia Mundial de R¨ªo de Janeiro y el presente ha permitido algunos balances en general desesperantes.Las conclusiones pueden quedar resumidas en terminolog¨ªa de aeropuerto: aplazado hasta el pr¨®ximo aviso. Los tratados internacionales y los programas de acci¨®n nacionales que fueron rubricados o comprometidos est¨¢n casi todos aparcados. Incluso los presupuestos a los que p¨²blicamente tantos se comprometieron ni siquiera est¨¢n en cabecera de pista aguardando turno para despegue.
Se constata que lo ambiental puede sufrir alguna vuelta de tuerca m¨¢s a pesar de los claros, rigurosos y m¨¢s que preocupantes informes de los sabios y de las demandas sociales. De ah¨ª que los sectores de la poblaci¨®n con mayor sensibilidad y compromiso se vean de nuevo en la obligaci¨®n de promover campa?as de acci¨®n directa para amortiguar, al menos en parte, los m¨¢s peligrosos deterioros detectados.
La ¨²ltima de estas iniciativas tiene algunos rasgos de obligada menci¨®n. Parte del WWF, es decir del Fondo Mundial para la Conservaci¨®n de la Naturaleza que act¨²a en 50 pa¨ªses donde cuenta con m¨¢s de cinco millones de militantes. ADENA es la secci¨®n espa?ola de esta ONG internacional y es una de las m¨¢s veteranas asociaciones espa?olas, con unos 20.000 asociados y 29 a?os de funcionamiento. Todo evidencia un internacionalismo obvio ante la globalidad de la degradaci¨®n de la naturaleza. De hecho, la campa?a que se pone en marcha esta semana en todos esos pa¨ªses abarca acciones reconstructivas en unos 200 ecosistemas que han sido rigurosamente estudiados.
Entre los requerimientos de atenci¨®n que prolongan esta iniciativa, destaca la inexorable evidencia de que no hay plazo alguno que cumplir para los que se extinguen. La irreversibilidad afecta nada menos que de 4.000 a 6.000 especies anualmente: un ritmo 10.000 veces superior al natural.
Aunque las fechas, como los presupuestos y la mayor parte de los pron¨®sticos, escapan hasta de las m¨¢s rigurosas planificaciones, no cabe por menos que alabar la eficacia de situar el comienzo de una campa?a justo a 1.000 d¨ªas de la llegada del 2000.
?til e inteligente reclamo que apunta en m¨²ltiples direcciones y pretende implicar a todos los sectores de la sociedad. Nos identifica a los humanos como capaces de aportaciones constructivas desde la vida cotidiana y el hogar, desde el puesto de trabajo y en nuestros momentos de ocio. De la misma forma hace un llamamiento a los empresarios para que reconozcan que no es peque?a la aportaci¨®n que a sus beneficios realizan los sistemas naturales y los procesos ecol¨®gicos b¨¢sicos. En consecuencia que no hay mejor garant¨ªa de progreso que no da?ar lo que gratuitamente les llega del entorno. Si adem¨¢s su actividad industrial incluye materias primas, alimentos, clima o paisaje, poco es m¨¢s correcto que no secar las fuentes de las que se bebe a diario. En este campo es donde alcanza todo su sentido la principal intenci¨®n que vertebra esta campa?a de ADENA. Porque se tratar¨ªa de hacer regalos a la tierra. Se apuesta por la reciprocidad desde el momento en que son muchos tambi¨¦n los obsequios que recibimos de las funciones ambientales.
Tampoco quedan excluidos los gobiernos de este llamamiento de la WWF que plantea como necesario un cambio en los modos y maneras de usar nuestro mundo.
Adem¨¢s de identificar estas tres grandes esferas de acci¨®n, tambi¨¦n se ha querido dar prioridad a los tres frentes en los que los diagn¨®sticos son menos favorables para nosotros. No s¨®lo las mencionadas extinciones, tambi¨¦n y, sobre todo, el aumento de las temperaturas y la acelerada y continua p¨¦rdida de bosques. Amenazas que ser¨¢n combatidas con programas concretos en estos pr¨®ximos 1.000 d¨ªas. En lo ecol¨®gico el milenarismo resulta pues radicalmente constructivo.
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