Un mercado del siglo XVI v¨ªa Internet
Arganda celebra el cuarto centenario de la Casa del Rey con artesanos de toda Espa?a
Cereros de Sevilla, joyeros de Zaragoza, laneros riojanos, hilan deras de Guip¨²zcoa, ceramistas de Castell¨®n, alfareros, vidrieros, panaderos, queseros, joyeros, perfumistas, chocolateros, magos, licoreros, ocarineros, malabaristas, pasteleros, m¨²sicos, escupefuegos, adivinos, alquimistas, zancudos, acr¨®batas y un hombre orquesta absoluta mente genial. Todos los elementos de un mercado del siglo XVI pueden encontrarse hoy mismo en Arganda del Rey (29.000 ha bitantes).La localidad est¨¢ celebrando por todo lo alto los 400 a?os de uno de sus edificios m¨¢s significativos, la Casa del Rey, erigida en 1597 por el embajador alem¨¢n Khevenh¨¹ller, conde de Frakemburg.
Hasta el 29 de mayo, las calles de la ciudad son un espect¨¢culo fascinante. En la plaza de la Constituci¨®n se ha montado un mercadillo del siglo XVI en el que venden sus productos 50 artesanos de toda Espa?a vestidos con trajes de ¨¦poca.
Todo este entra?able tinglado ha sido posible gracias al gui¨®n elaborado v¨ªa Internet por el soci¨®logo y periodista Miguel ?ngel Almod¨®var y el fil¨®logo colombiano Sa¨²l Roll, profesor de la Universidad de Pennsilvania.
Visitar el mercado es una experiencia espl¨¦ndida: el p¨²blico dialoga con los artesanos, que se expresan en la lengua de Cervantes. Y, de repente, irrumpen con toda naturalidad personalidades como el embajador Kevenh¨¹ller o la reina Margarita de Austria acompa?ada por su augusto esposo, el rey Felipe III, torpe, incauto y, masacrador de las mancebas madrile?as. Los actores se mezclan entre los compradores, les preguntan por su problemas, les dan palmaditas en la espalda, y la reina se despide de ellos con esta mentira: "Caballero, p¨¢sese usted ma?ana por palacio y solucionamos su problema". Y el personal, que se lo cree.
Hoy, domingo, todav¨ªa se puede disfrutar de este mercado extempor¨¢neo. Durante todo el d¨ªa, la plaza de la Constituci¨®n, convertida en el mercado El Almotac¨¦n, ser¨¢ punto de reuni¨®n de ni?os, turistas, buscadores de chollos, exquisitos y curiosos. Un cuarteto de m¨²sica del XVI act¨²a. con periodicidad en los alrededores, los alfareros confeccionan tarros, los cesteros sugieren los secretos de su arte, los titiriteros deliran, los maestros de cetrer¨ªa exhiben a sus p¨¢jaros, los brujos embaucan y fascinan... Y, adem¨¢s, se pueden comprar objetos a precios asequibles.
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