luzzolino desapareci¨®

Defensa. La defensa, una vez m¨¢s, fue clave en el desarrollo de una final. Este partido no fue una excepci¨®n. De salida, Obradovic coloc¨® a Santos sobre Iuzzolino, el cerebro de Verona. Ismael frustr¨® a la estrella italiana: el base veron¨¦s no existi¨® en la primera parte (0 puntos y cuatro faltas). Desapareci¨®, como quien dice. Se qued¨®, adem¨¢s, 19 puntos por debajo de sus promedios habituales. El Madrid trabaj¨® muy bien sobre los jugadores exteriores italianos.Ritmo de partido. El tempo fue dominado siempre por el Madrid. Aceptable ejecuci¨®n del ataque madridista: buscaron sus opciones con mucha paciencia y Pablo Laso estuvo particularmente preclaro en los momentos clave del partido. El Verona estuvo fuera de su ritmo y fuera de sus sistemas habituales.

Los sistemas. El Verona demostr¨® que vive y muere con el tiro de tres. Los italianos se enterraron en Nicosia con un desastroso 18% en triples. S¨®lo los rebotes ofensivos permitieron a este equipo mantenerse a flote con cierta dignidad. El Madrid us¨® bien la opci¨®n pick and roll (bloqueo y continuaci¨®n) en ataque del eje Herreros-Arlauckas-Bodiroga, que fue el sustento ofensivo del Madrid.

Escenario. El pabell¨®n fue g¨¦lido. Nada que ver con otras finales. La FIBA decidi¨® llevar esta final a Nicosia, un pa¨ªs donde el baloncesto no es, ni mucho menos, mayoritario. Y sus secretario general, Boris Stankovic, estuvo ausente porque deb¨ªa tener otros compromisos m¨¢s importantes. Las gradas semivac¨ªas no son precisamente un buen reclamo. Suspenso para la FIBA.