El Rayo estropea una buena tarde
El Zaragoza remonta a los vallecanos una renta de dos goles
El miedo al triunfo y la cabeza de Morientes evitaron que el Rayo se marchara de La Romareda con una victoria que parec¨ªa inevitable en la primera mitad. El equipo vallecano ganaba a los 20 minutos 0-2, hab¨ªa estrellado incluso un bal¨®n en, el larguero y, sobre todo, estaba dando un ba?o al Zaragoza. Pero Luis Costa parece tener su propia p¨®cima y tras el descanso sus jugadores protagonizaron una remontada memorable gracias, sobre todo, a Poyet y Morientes.Nada hac¨ªa presagiar en el descanso el desenlace final. La imponente segunda parte del Zaragoza parec¨ªa una falacia ante la actitud de un Rayo que salt¨® al terreno de juego decididamente al ataque, mostrando unas hechuras impropias de un equipo que se debate en la zona baja de la tabla.
Guilherme puso su sello personal de salida. A los tres minutos, en la primera jugada de ataque del encuentro, cabece¨® un c¨®rner que supuso el 0-1. Y un cuarto de hora despu¨¦s, en dos acciones consecutivas, coloc¨® el bal¨®n en la escuadra, lo que supon¨ªa el 0-2, y estrell¨® el esf¨¦rico en el larguero. El Zaragoza andaba noqueado. Fabrice, en medio campo, y Klimowicz y Guilherme, en punta, hab¨ªan destrozado al equipo local. Incluso el argentino fall¨® un gol cantado al filo del descanso. El Rayo era quien creaba peligro, quien dominaba el bal¨®n, marcaba el ritmo del encuentro y pon¨ªa el f¨²tbol. Enfrente ten¨ªa a un equipo sin esquema, que deambulaba por el c¨¦sped y correteaba tras los jugadores rayistas incapaz de enderezar el rumbo.
Gustavo L¨®pez decidi¨® entonces asumir el riesgo y el protagonismo. Cogi¨® el bal¨®n y busc¨® las bandas, hasta que encontr¨® la cabeza de Poyet instantes antes del descanso. El gol devolvi¨® al Zaragoza al encuentro. Lleg¨® en una acci¨®n aislada, pero sirvi¨® para cambiar el partido. El otro hecho determinante fue la inclusi¨®n de Garitano. Costa, pese a sus problemas f¨ªsicos, le situ¨® como compa?ero de Arag¨®n. De una tacada tap¨® a Fabrice y liber¨® a Arag¨®n. El Rayo se quedaba sin arquitecto y el Zaragoza encontraba conductor.
El primer cuarto de hora del Zaragoza fue demoledor. Acorral¨® al Rayo en su campo y busc¨® las bandas con insistencia, consciente de que en el juego a¨¦reo era muy superior. Ah¨ª apareci¨® un Morientes que parece estimulado por la llamada de los grandes. Cabece¨® el empate a los siete minutos de la reanudaci¨®n y dio constantes quebraderos de cabeza a Contreras hasta que en los minutos finales, nuevamente de cabeza, provoc¨® el delirio de la afici¨®n.
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