Jerez sigue vivo
Antonio el Pipa ha olvidado los nuevos modos que invaden el baile actual, se ha rodeado de su gente y de otras de su tierra, y con la mirada del recuerdo fija en su abuela T¨ªa Juana crea y recrea un espect¨¢culo que nos devuelve a tiempos pr¨¢cticamente idos del flamenco.Es un ejercicio emocionante y apasionado, que nos demuestra en primera instancia c¨®mo Jerez es el ¨²nico lugar de la geograf¨ªa flamenca donde queda todav¨ªa un n¨²cleo importante de artistas genuinos que viven y sienten lo jondo como lo vivieron y sintieron sus antecesores. No en vano el escenario elegido es la Ga?a n¨ªa, donde aquellos flamencos trabajaban habitualmente: la mesa r¨²stica, unos taburetes, alguna silla... Dos guitarristas, las mujeres, los cantaores, el bailaor... Y el retrato de T¨ªa Juana presidi¨¦ndolo todo.
Festival de Jerez 1997
Antonio el Pipa, 'Vivencias'Con Mar¨ªa del Mar Moreno (baile); Juana la del Pipa, Antonio Malena y Joselito de Nebr¨ªja (cante); Jos¨¦ L. Mont¨®n y Antonio Jero (toque). Teatro Villamarta. Jerez de la Frontera, 22 de abril.
El p¨²blico de Jerez, que por primera vez llen¨® el Villamarta en este festival, vibr¨® desde el minuto inicial ante un espect¨¢culo con el que se sinti¨® absolutamente identificado. Y cuando esto ocurre ya todo est¨¢ andado, porque se establece esa corriente de ida y vuelta en que artistas y audiencia se funden en lo que algunos llaman comuni¨®n. Pocas veces he visto un teatro tan volcado hacia el escenario, pocas veces he visto un espect¨¢culo que tanto lo mereciera.
Lo aut¨¦ntico
No es f¨¢cil, hoy, montar un espect¨¢culo as¨ª. Parece sencillo, pero tiene la dificultad suprema de lo aut¨¦ntico, lo que no se puede inventar porque ha sido vivido. Ello lo ha hecho posible una idea muy clara de lo que se quer¨ªa hacer y la propia convicci¨®n de unos artistas extraordinarios, comenzando por el joven bailaor protagonista, core¨®grafo y director, quien lo bail¨® todo con autoridad, belleza, rigor y sentimiento jondo; la perfecci¨®n formal la d¨¢bamos por descontada, y Antonio el Pipa se convierte as¨ª en un primer¨ªsimo nombre del baile flamenco a tener en cuenta en adelante.
Con ¨¦l Mar¨ªa del Mar Moreno hace una excelente pareja, y confirma en ella una gran clase y fidelidad a los viejos modos del baile. Juana cant¨® con garra y con fuerza, en esa voz suya que parece empapada de aguardiente, pero ?tan flamenca! el de Malena y el de Nebrija porfiaron en grandeza y plenitud cantaora. Jero y Mont¨®n (autor tambi¨¦n de la m¨²sica) admirables. Jerez, el flamenco de Jerez, sigue gozosamente vivo.
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