La voluntad de ETA
HORAS DESPU?S de que los partidos democr¨¢ticos vascos reiteraran en la Mesa de Ajuria Enea su disposici¨®n a buscar una salida dialogada al problema de la violencia si ETA acreditaba su voluntad de dejar de matar, un polic¨ªa era asesinado ayer en Bilbao por pistoleros de esa banda. Luis Andr¨¦s Samperio es la octava v¨ªctima mortal de los terroristas en lo que va de a?o. Otras personas, como el funcionario de la prisi¨®n de Martutene tiroteado en San Sebasti¨¢n el pasado d¨ªa 16 o el alba?il herido el martes en Sevilla, estaban destinadas a engrosar la lista, pero salvaron la vida por el azar de un segundo o unos mil¨ªmetros. ETA no s¨®lo no se ha planteado abandonar la violencia, sino que parece tener un especial inter¨¦s en hacerlo saber. La jornada de lucha convocada para hoy por HB en defensa de la alternativa democr¨¢tica de ETA debe interpretarse a la luz de esa constataci¨®n.Los partidos vascos est¨¢n de acuerdo en que la salida habr¨¢ de ser dialogada, e incluso, con algunas matizaciones, en que las condiciones que la hagan posible deber¨¢n ser estimuladas de alguna manera por iniciativas de los propios dem¨®cratas. Pero tambi¨¦n coinciden en que para que tales iniciativas sean viables, ETA deber¨¢ acreditar su voluntad de abandonar las armas. As¨ª se recoge en el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea.
Esa cautela se estima necesaria para evitar que ETA considere la disposici¨®n a dialogar sin condiciones como terreno conquistado (gracias a los atentados) y argumento en favor de la continuidad indefinida de la lucha armada hasta la victoria final. Sin embargo, el acuerdo te¨®rico sobre ese punto, reafirmado cada vez que hay un atentado, coexiste con declaraciones confusas, en cuanto la v¨ªctima ha sido enterrada, en el sentido de que "hay que moverse" para ofrecer al mundo de ETA y HB "salidas imaginativas" que traigan la paz.
Un argumento reiterado estos d¨ªas por los partidarios de gestos de distensi¨®n y acercamiento a ese mundo es el de que la experiencia de los ¨²ltimos 30 a?os ha demostrado que Ia pol¨ªtica del palo a lo Fujimori" (o "el humantinismo" de las instituciones) no ha servido para resolver el problema. Es una consideraci¨®n equ¨ªvoca porque supone olvidar las concesiones permanentes al radicalismo violento, desde la autov¨ªa de Leizar¨¢n a la visita a Txikierdi, y desde la oferta sin l¨ªmite temporal de reinserci¨®n de los presos a la aceptaci¨®n de una salida dialogada sin otra condici¨®n que la acreditaci¨®n por parte de ETA de su voluntad de abandono de las armas.
En la reuni¨®n del mi¨¦rcoles volvieron a manifestarse las divergencias existentes al respecto. Los partidos nacionalistas, con el apoyo de IU, apuestan cada vez m¨¢s abiertamente por un nuevo consenso que sustituya al forjado en torno al Estatuto de Gernika. La f¨®rmula paz por presos, impl¨ªcitamente aceptada en el Pacto de Ajuria Enea, se sustituir¨ªa por la de paz por m¨¢s nacionalismo (que unos identifican con soberan¨ªa; otros, con autodeterminaci¨®n, y otros -IU-, con f¨®rmulas m¨¢s sofisticadas). Ese planteamiento implica suponer que existe alguna concesi¨®n pol¨ªtica -diferente a la del reconocimiento de su victoria, es decir, la conquista del poder- capaz de convencer a ETA de que renuncie a la violencia. Romper el consenso en aras de esa suposici¨®n sena irresponsable: una apuesta por la incertidumbre y la inestabilidad permanente.
La absurda pol¨¦mica en torno al acercamiento de los presos a Euskadi, asunto sobre el que existe un consenso b¨¢sico y que, sin embargo, se ha convertido, para alegr¨ªa de ETA, en campo de batalla entre dem¨®cratas, demuestra hasta qu¨¦ punto es perversa esa din¨¢mica. La b¨²squeda de una salida dialogada es respaldada por la mayor¨ªa de los ciudadanos, pero la unidad de los dem¨®cratas en torno a aquello que comparte esa mayor¨ªa es condici¨®n para que las iniciativas que puedan adoptarse para favorecer el di¨¢logo no produzcan el efecto contrario al previsto.
Como m¨ªnimo, que ni ahora ni cuando el funeral termine, las autoridades se hayan despedido y los pr¨®ximos a la v¨ªctima ya est¨¦n solos con su dolor, no se proclame de nuevo que la negociaci¨®n es "especialmente necesaria cuando se producen atentados". Por un criterio de sentido com¨²n, pero tambi¨¦n de dignidad moral.
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