Interior exterior
Bien porque su peculiar, avieso talento le ha llevado hasta all¨ª, bien porque sus preocupaciones hayan ido evolucionando con los a?os hacia propuestas cada vez m¨¢s elusivas e impermeables, lo cierto es que David Lynch est¨¢ metido desde hace cierto tiempo en un virtual callej¨®n sin salida.El fracaso, incluso entre sus seguidores incondicionales, de Fire Walk with Me (in¨¦dita comercialmente en Espa?a) le apart¨® cuatro a?os del cine, y no parece que un filme tan herm¨¦tico y en el fondo tan profundamente arbitrario como es Carretera perdida vaya a modificar ni un ¨¢pice la situaci¨®n en que se encuentra el cineasta estadounidense.
?Quiere decir esto que su ¨²ltimo filme sea una obra despreciable? Ni mucho menos. Que David Lynch es no ya capaz, sino sobradamente competente para crear situaciones de tenso y de oscuro impacto es algo que est¨¢ fuera de toda duda, y aqu¨ª vuelve a hacerlo de nuevo: la primera media hora de esta pel¨ªcula, tan perdida como la carretera que le da t¨ªtulo, es inquietante, magn¨¦tica, esperanzadoramente abierta sobre una multitud de posibilidades que el gui¨®n, que firma el propio realizador junto con su habitual Gifford, posibilita con maestr¨ªa.
Carretera perdida
Direcci¨®n: David Lynch. Gui¨®n: Barry Gifford y David Lynch. Fotograf¨ªa: Peter Deming. M¨²sica: Angelo Badalamentl. Producci¨®n: Deepak Nayar, Tom Sternberg y Mary Sweeney, Estados Unidos, 1996.Int¨¦rpretes: Bill Pullman, Patricia Arquette, John Rosellus, Lou Eppolito, Jenna M¨¢etlind, Michael Massee. Estreno en Madrid: cines Gran V¨ªa y Cristal.
Pero lo que ocurre desde ese momento, o m¨¢s, precisamente, desde que el compungido Bill Pullman, que se dir¨ªa un sos¨ªas del bueno de MacLachlan, es encarcelado como sospechoso de haber eliminado a su mujer, escapa por completo a cualquier especulaci¨®n l¨®gica. Lo que desde entonces ocurre no se desarrolla dentro de la coherencia de la narraci¨®n, por muy provisional que ¨¦sta pudiese ser, sino sencillamente dentro del cerebro de su creador: seguir desde entonces el relato es s¨®lo cuesti¨®n de fe, fanatismo ciego en el auteur o, no est¨¢ descartado, superior inteligencia de la que modestamente pueda ostentar quien firma estas l¨ªneas.
Suspense
As¨ª, Carretera exhibe las formas de un patchwork de improbables fronteras, narraci¨®n que gira vertiginosamente sobre sus goznes para desembocar en otra narraci¨®n, que tampoco termina razonablemente, y por la que campan fantasmas deseantes de unos personajes que, como sus perseguidores, nos resultan siempre glacialmente lejanos, incomprensibles, caprichosos.
El doble viaje, en realidad triple, que el film propone -un viaje hacia el interior de los personajes y un viaje exterior, hacia un lugar situado en medio de la nada, al que podr¨ªamos sumar otro, ¨¦ste metaf¨®rico, de David Lynch hacia, ¨¦l tambi¨¦n, ninguna parte de su err¨¢tica carrera se nos antoja as¨ª un itinerario est¨¦ril.
No obstante, ese periplo est¨¢ compuesto por el astuto director a partir de t¨®picos de, irresistible funcionalidad: el empleo del suspense como elemento ¨²ltimo de cohesi¨®n de todos los ingredientes que el film desparrama, m¨¢s que ordena, desde su trama, y que hace que el espectador espere soluciones que el cineasta no aporta; el empleo de una de las mejores bandas sonoras, y no hablo s¨®lo de m¨²sica, sino esencialmente de sonidos, que nos haya aportado el cine estadounidense en los ¨²ltimos a?os, ella tambi¨¦n orientada hacia la creaci¨®n de un clima tan logrado como narrativamente impotente; y, en fin, la creaci¨®n de una atm¨®sfera plena de gui?os autorales -desde referencias a su propio cine hasta un homenaje a Stanley Kubrick y uno de sus filmes m¨¢s ignorados, El resplandor- cuya maestr¨ªa hace a?orar a¨²n con m¨¢s fuerza esa cohesi¨®n, ese pacto impl¨ªcito con el espectador que Lynch nunca parece capaz de llevar a buen puerto. Y es una verdadera l¨¢stima.
Babelia
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