Corredor
La cara de angustia que pon¨ªa aquel atleta en medio de la carrera se parec¨ªa mucho a la que ponen los m¨ªsticos en plena oraci¨®n. Me cruc¨¦ con ¨¦l junto al pretil del T¨ªber bajando del Gian¨ªcolo. Llevaba el equipo de corredor de fondo: zapatillas, pantal¨®n corto, camiseta sin mangas y una cinta roja en la frente. Iba empapado de sudor. Dobl¨¦ hacia la plaza de San Pedro y ¨¦l sigui¨® en direcci¨®n al puente de Sant' Angelo. Al rato, desde la escalinata de la bas¨ªlica del Vaticano descubr¨ª que el atleta ven¨ªa por la v¨ªa de la Conciliazione y que segu¨ªa dando zancadas a lo largo de la columnata de Bernini. Pens¨¦ que era un privilegio hacer footing entre tanta belleza. Este corredor no parec¨ªa italiano, ni siquiera cristiano. Ten¨ªa en el rostro un aire obcecado, oriental, pero su buen gusto estaba fuera de duda ya que hab¨ªa elegido una maravillosa ma?ana de primavera en Roma para correr en medio de obras de arte y ruinas sagradas. Entr¨¦ en la bas¨ªlica de San Pedro y como siempre me acerqu¨¦ primero a contemplar La Piedad de Miguel ?ngel. Todas las naves del templo se hallaban invadidas a esa hora por la peste tur¨ªstica y una vez m¨¢s, mientras recorr¨ªa aquel espacio grandioso, me pregunt¨¦ a qu¨¦ Dios inmaterial se trataba de ocultar con tantos m¨¢rmoles. En ese momento el atleta penetr¨® en la bas¨ªlica como un campe¨®n de marat¨®n que llega en solitario al estadio donde est¨¢ la meta. No hubo -ning¨²n guardia ni sacrist¨¢n que lo detuviera. Con el rostro compungido por el esfuerzo este corredor de footing atraves¨® la nave central de la bas¨ªlica, dio una vuelta al baldaquino bajo la c¨²pula y no cay¨® all¨ª ex¨¢nime. Sin abandonar la mirada de angustia, con la misma cadencia de sus zancadas trot¨® por una nave lateral hasta salir otra vez a la plaza y all¨ª se perdi¨®. Su cuerpo sudoroso, quebrado por el h¨ªgado, hab¨ªa atravesado el primer templo de la cristiandad entre m¨¢rmoles de santos y tumbas de papas. El sudor son las l¨¢grimas del atleta y la agon¨ªa de los ojos, su oraci¨®n. As¨ª vi pasar junto al altar a aquel corredor de fondo.
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