Organizaciones humanitarias denuncian graves violaciones cometidas por los rebeldes de Zaire
Los responsables en Zaire del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) califican de "misi¨®n imposible" la repatriaci¨®n en dos meses de 80.000 refugiados hutus, la mayor¨ªa a¨²n perdidos en las selvas pr¨®ximas a Kisangani. Ayer, un avi¨®n de ACNUR envi¨® a Ruanda a los primeros 33 refugiados que utifizan el puente a¨¦reo aceptado por el l¨ªder rebelde, Laurent Kabila. La organizaci¨®n humanitaria M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) arremeti¨® con extrema dureza contra Kabila, pues considera que muchos de esos refugiados no est¨¢n en condiciones de viajar.
Los rebeldes acusan a las organizaciones humanitarias de inflar las cifras y la gravedad m¨¦dica con fines pol¨ªticos y de rentabilidad econ¨®mica. Sea como fuere, las cr¨ªticas a los hombres de Kabila empiezan a acumularse.La organizaci¨®n estadounidense Human Rights Watch hizo p¨²blico ayer un informe en el que denuncia graves violaciones de los derechos humanos por parte de los rebeldes, del Ej¨¦rcito zaire?o y de los interhamwes, las milicias radicales hutus que son las responsables del genocidio de un mill¨®n de ruandeses (la mayor¨ªa tutsis) en 1994. "Sab¨ªamos lo de las Fuerzas Armadas de Mobutu y lo de los interhamwes, la novedad es que los rebeldes est¨¢n cometiendo tambi¨¦n graves abusos", declar¨® a la BBC un alto responsable de Human Rights.
En Ginebra, la Unicef denunci¨® el secuestro de alrededor de 50 ni?os ruandeses el s¨¢bado pasado, informa "Los menores se encontraban en el hospital de Lwiro, en el norte de Bucavii, cerca de Ruanda. Algunos empleados del hospital reconocieron a miembros de las fuerzas rebeldes de Kabila. Se trata de un comando que tiene su cuartel general en Katana, una localidad ubicada hacia el norte de Lwiro", indic¨® el portavoz Patrick McCormick. Seg¨²n esta fuente, el n¨²mero de ni?os secuestrados oscila entre los 48 y los 52. "Los secuestradores eran unos 20. Los ni?os son hijos de los refugiados, atendidos por problemas de nutrici¨®n. Fueron recogidos por organizaciones humanitarias entre Bucavu y Shabunda, m¨¢s al oeste de Zaire. Ahora, nadie sabe su paradero", indic¨® McCormick.
Los rebeldes dicen no temer la investigaci¨®n internacional que se va a iniciar los pr¨®ximos d¨ªas para determinar qu¨¦ paso en los campos de Kasese y Biaro. Insisten en que los hutus fueron atacados por grupos de civiles zaire?¨ªos hartos de los robos y las incursiones de los interhamwes en sus aldeas. La ONU, en cambio, sostiene que ese ataque con machetes y armas de fuego fue orquestado por Kabila.
Los 80.000 refugiados son los ¨²ltimos conocidos que a¨²n perecen en el interior de Zaire. Pertenecen al sector duro, el que no desea regresar a Ruanda, pues creen que all¨ª les espera la muerte o la c¨¢rcel. Muchos de los varones son sospechosos de pertenecer a las milicias radicales o al antiguo Ej¨¦rcito hutu. Un responsable del Gobierno ruand¨¦s que les visit¨® hace dos semanas qued¨® muy impresionado de la cantidad de hombres. Ruanda no quiere que se les env¨ªe a Kigali, desea que los aviones de ACNUR los depositen primero en Goma (Zaire), y realizar all¨ª la selecci¨®n entre los verdaderos refugiados y los presuntos genocidas. Este asunto ha enturbiado las excelentes relaciones de Kabila con Ruanda. El ministro de Finanzas de la rebelde Alianza para la Liberaci¨®n del Congo-Zaire (ADLF), Ferdinand Mawampanga, record¨® al Gobierno de Kigali que '.'Goma no es territorio ruand¨¦s".
Estos refugiados, que llevan seis meses huyendo, han tenido ya varias oportunidades de ser repatriados. La negativa ruandesa a aceptarlos sin condiciones y las trabas puestas por la ADLF ha impedido la soluci¨®n de una crisis en la que ACNUR y las ONG tienen mucha responsabilidad. Primero, inflaron las cifras en 1994, hablando de m¨¢s de dos millones de refugiados aunque jam¨¢s hubo un censo.Seg¨²n aquellos datos, a¨²n debe haber 700.000 refugiados perdidos en Zaire. Por otra parte, ACNUR y estas ONG alimentaron los campos de refugiados durante dos a?os (1994-96) ignorando que esa ayuda iba a parar a los interhamwes, que eran los que gobernaban los campos. Con esa ayuda compraron m¨¢s armas.
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