Entre comillas
O¨ªdo en la radio a sendos tertulianos: "La primera autoridad municipal entrecomillas de Madrid...". "Seg¨²n una sentencia, el vertedero de Valdeming¨®mez no perjudica la salud entre comillas de los madrile?os". Sospecha uno que nos ha dado por hablar entre comillas. Las comillas est¨¢n de moda. Viene ya de un a?o atr¨¢s, quiz¨¢ dos. La primera experiencia que tuve -har¨¢ dos a?os- me vino de un amigo que me dijo: "He quedado para ir al cine con mi mujer entre comillas". No entend¨ª, la verdad, y cre¨ª que hab¨ªan quedado quiz¨¢ a la entrada de la calle Comillas.Ocurri¨®, en realidad, que uno no estaba al d¨ªa, pues entrecomillar t¨¦rminos de interpretaci¨®n plural ya ven¨ªa siendo exponente de la modernidad fon¨¦tica. Los fonemas, ya se sabe: siempre en vanguardia.
Tiempo adelante el entrecomillado no hac¨ªa falta ni decirlo y bastaban los gestos. La comunicaci¨®n gestual es la quintaesencia de la modernidad. Una compa?era me explicaba las vicisitudes de un millonario sometido a proceso judicial; en un momento dado, coment¨®: "El pobre va a acabar en la c¨¢rcel", y, justo al decir "el pobre", levant¨® ambas manos a los lados de la cabeza, encogi¨® los dedos salvo el ¨ªndice y el coraz¨®n, y los mov¨ªa adelante y atr¨¢s. El gesto fue inquietante, he de reconocer, pues daba la sensaci¨®n de que me hac¨ªa burla. Si llega a meter los pulgares en las orejas habr¨ªa interpretado que me llamaba burro.
Una meditaci¨®n profunda sobre el uso de las comillas en la comunicaci¨®n oral permite sacar conclusiones: 1. El parlante pone sonido al signo de puntuaci¨®n y lo traslada a la lengua hablada. 2. El parlante considera las comillas el signo ortogr¨¢fico apropiado para cambiar de acepci¨®n la palabra que entrecomilla. 3. La celeridad con que se produce la vida activa del hombre moderno exige acelerar los fraseos y resumir los conceptos.
Bien mirado, todo ello es discutible. Para empezar, las comillas no se emplean en la escritura para mudar ni matizar acepciones, sino para garantizar la paternidad y la literalidad de la frase que se transcribe. Si se tratara del primer supuesto, se emplear¨ªa la cursiva, que antiguamente llamaban con mayor propiedad bastarda, para ir por casa bastardilla y, siendo chica, cortesana. Es decir, que la trasposici¨®n oral bien entendida ser¨ªa: "La cursiva primera autoridad municipal..." o "He quedado para ir al cine con mi bastarda cortesana mujer". Y trat¨¢ndose de gestos, cuando la compa?era gestera me hablaba del rico procesado, en lugar de compungirme poni¨¦ndome una especie de orejas de burro, al decir "el pobre" debi¨® remedar en el aire una cursiva o bastardilla mediante los movimientos de mu?eca que exige la caligraf¨ªa a letra tirada.
Lo propio ser¨ªa declarar llanamente el sentido de la voz que se emplea. Por ejemplo: "La primera autoridad municipal -en sentido figurado-", o "Mi mujer -en sentido figurado-.", sin que ello suponga detrimento de la econom¨ªa de tiempo. Claro que entonces nos encontrar¨ªamos con un problema derivado ya que el interlocutor se sentir¨ªa en la obligaci¨®n de verbalizar los nuevos signos de puntuaci¨®n: "La primera autoridad municipal en sentido figurado entre guiones...", "He quedado para ir al cine con mi mujer en sentido figurado entre guiones. El origen de esta moda entre comillas del entrecomillado -en realidad, de introducir en la comunicaci¨®n oral la precisi¨®n caracter¨ªstica de la palabra escrita- posiblemente sea el bill¨®n. Dada la relativa similitud del sonido de la m y de la b, quien dice bill¨®n "agrega con b de Barcelona", para que no lo confundan con el mill¨®n "con m de Madrid". He aqu¨ª un recurso harto necesario sobre todo para quienes se pierden entre comillas en cuanto las cifras rebasan el l¨ªquido entre comillas de su sueldo a fin de mes.
Incluso avezados entre comillas economistas ten¨ªan dificultad para expresar miles de millones y millones de millones y hubo de salir en su ayuda la Academia gestando entre comillas para los mil millones la voz millardo. Lo malo es que nadie la utiliza y se ha abortado as¨ª la posibilidad de que a mil billones le asigne la palabra billardo. En cursiva como bien se ve. Para los tertulianos, entre comillas.
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