Traducir la reforma

TRAS FIRMAR el acuerdo de la nueva reforma laboral, patronal y sindicatos reclamaron ayer que su contenido se plasme cuanto antes en textos legislativos para que pueda entrar en vigor este verano: cuando suelen crearse m¨¢s empleos. La impresi¨®n es que algunos empresarios est¨¢n retrasando decisiones de contrataci¨®n a la espera de la nueva regulaci¨®n laboral.A cambio de un despido m¨¢s barato (33 d¨ªas por a?o), los contratos de categor¨ªas sociales con especiales dificultades de inserci¨®n en el mercado laboral (j¨®venes, parados de m¨¢s de 45 a?os, minusv¨¢lidos) ser¨¢n indefinidos. En los ¨²ltimos tres a?os, tan s¨®lo el 4% de los nuevos contratos ha sido indefinido y m¨¢s de un tercio del total de asalariados son hoy eventuales. La reforma no afectar¨¢ a los contratos fijos en vigor. No es cierto, pues, que el efecto inmediato vaya a ser una generalizaci¨®n de la precariedad por otras v¨ªas, como han sostenido los m¨¢s cr¨ªticos con el acuerdo, sobre todo el sector dominante de IU. La eficacia de la reforma depende ante todo del acuerdo entre los agentes sociales, pero para que despliegue su potencialidad como elemento dinamizador del consumo y factor de cohesi¨®n social es conveniente que se vea amparada por un amplio consenso pol¨ªtico.

Es lo que vino a reconocer ayer el ministro de Trabajo al manifestar que m¨¢s importante que el procedimiento concreto de plasmaci¨®n de la reforma es el consenso que la respalde. Al tratarse de medidas cuyos efectos s¨®lo se har¨¢n visibles a medio y largo plazo, no vale

la pena forzar las cosas si el precio es cuestionar apoyos pol¨ªticos importantes. Los socialistas respondieron con un de entrada, no a la propuesta de tramitaci¨®n como decreto-ley. Desde luego, la ¨²ltima palabra corresponde al Parlamento, sin que pueda establecerse una especie de mandato imperativo de los agentes sociales sobre los diputados. Pero no ser¨ªa realista ignorar que la tramitaci¨®n de la reforma en este caso, del Estatuto de los Trabajadores- como ley puede poner en peligro un acuerdo que ha requerido un a?o de gestaci¨®n y tres meses de negociaci¨®n minuciosa.

El problema no es, pues, ¨²nicamente de celeridad, sino de contenido. La propuesta de tramitaci¨®n como decreto-ley del nuevo contrato es en este caso razonable. Otros aspectos de la reforma, como la modificaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva, clarificaci¨®n de las causas de despido y control sindical del mismo, as¨ª como los incentivos fiscales a la contrataci¨®n indefinida anunciados por el Gobierno, s¨ª podr¨ªan y seguramente deber¨ªan tramitarse como proyectos de ley.