Mujeres
La condena a prisi¨®n de dos ginec¨®logos por la pr¨¢ctica de un aborto ilegal en el 90 y la negativa de la Fiscal¨ªa del Tribunal Supremo a recurrir la sentencia seg¨²n la cual violar a la propia esposa resulta menos grave que hac¨¦rselo a se?ora ajena constituyen, me parece, motivos suficientes e indignantes para que todas las mujeres sensatas empecemos a recelar y a ponernos como hidras, a ser posible en la calle y ante las instancias convenientes.Mas estas orejitas perforadas que se ha de comer la tierra no han escuchado a¨²n clamor alguno por parte del Instituto de la Mujer adscrito al Gobierno en curso -tan ambiguamente silencioso sobre el aborto, en ¨¦poca de elecciones-, sin duda porque est¨¢n las damas del ropero muy ocupadas repartiendo escapularios.
?Y la izquierda? ?Han o¨ªdo ustedes alg¨²n rumor, sonido u onda herciana procedente de la por s¨ª misma llamada izquierda. Los unos -en realidad, deber¨ªa describirlos con hache: los hunos- h¨¢llanse ocupados lanzando sospechas de corrupci¨®n sobre los sindicatos. Y a los otros, encabezados por el Gran Timonel Autista, parece que a¨²n no se les ha ocurrido ponerse a defender a la plataforma vaginal.
?D¨®nde est¨¢n las feministas del antiguo r¨¦gimen, de ministras para abajo, ahora que empiezan a caer los chuzos de punta gestados a causa de que no supieron sacar adelante, en su momento, y antes de que la dinast¨ªa Atapuerca llegara al poder, una buena Ley del Aborto?
?Siguen teniendo un compromiso con las mujeres o, simplemente, esperan la ocasi¨®n de medrar en pol¨ªtica y, a las dem¨¢s, que les den dos duros, o mejor dicho, dos frostias.
Nadie hablar¨¢ por nosotras ni siquiera mientras estemos vivas.
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