Un L¨ªbano en profunda crisis acoge hoy al Papa
Hay quien piensa que los 16 a?os de guerra en L¨ªbano con sus 140.000 muertos han servido para algo. "La diferencia con 1974 es que hoy los libaneses se dan cuenta de que, con la guerra, han perdido todos y no han conseguido nada", afirma Pablo Puente, nuncio en la zona. Por lo dem¨¢s, las situaciones que dieron origen al conflicto parecen seguir intactas, de modo que Juan Pablo II, al llegar hoy a Beirut, deber¨¢ afrontar un dif¨ªcil problema: si toma partido, puede molestar a varias de las muchas facciones enfrentadas, pero si calla incomodar¨¢ a todas.El jeque Mohamed Husein Fadlal¨¢, l¨ªder espiritual del movimiento integrista de inspiraci¨®n iran¨ª Hezbol¨¢, dijo ayer: "Espero que el Papa condene los asesinatos israel¨ªes en el sur de L¨ªbano". Antoine Lahad, jefe de la milicia cristiana aliada a Israel en la citada zona y contrario a la visita del Papa, dirigi¨® tambi¨¦n ayer una carta al Pont¨ªfice en la que sostiene que L¨ªbano est¨¢ gobernado por "un pu?ado de tiranos" impuestos por Siria y que, lejos de la bella imagen que se deriva de esta visita de Juan Pablo II, el sistema liban¨¦s "avanza hacia la dictadura".
Se trata de dos posiciones extremas, pero en absoluto aisladas del tono general de la pol¨¦mica desarrollada en torno a esta visita, sobre todo entre los propios cristianos. Joseph Habbouche, el hombre que esta tarde dirigir¨¢ los c¨¢nticos de los aproximadamente 15.000 j¨®venes que esperar¨¢n al Papa en la bas¨ªlica de Nuestra Se?ora de L¨ªbano, en Harisa, afirma mientras ensaya el acto: "Este viaje del Papa puede ayudar a cambiar la visi¨®n internacional del problema de L¨ªbano. Ya es hora de que L¨ªbano se convierta en un pa¨ªs libre, democr¨¢tico y soberano".
En L¨ªbano sigue habiendo 30.000 soldados sirios que deber¨ªan haberse marchado en 1992, seg¨²n los acuerdos de Tais que, dos a?os antes, marcaron el Fin de la guerra. Hay tambi¨¦n la guerra cotidiana y end¨¦mica que, a poco m¨¢s de cien kil¨®metros de la capital, milicias isl¨¢micas libran contra Israel, que ocupa una franja de 18 kil¨®metros de tierra libanesa.
El Vaticano, que poco antes de este viaje mand¨® a Damasco a su ministro de Exteriores, Jean Louis Tauran, porque sin el visto bueno de Hafez el Asad no se pod¨ªa ni plantear la visita, sostiene que la misi¨®n del Papa es "estrictamente pastoral".
El nuncio Pablo Puente, que conoce cada palabra que Juan Pablo II pronunciar¨¢ en este viaje, ya que ha sido el principal encargado de preparar la visita con las distintas fuerzas, comenta: "Esperemos que encuentre el equilibrio". Diplom¨¢tico experto, Puente se muestra, en cambio, categ¨®rico cuando afirma que "el proceso de paz se ha parado", que ha decepcionado las expectativas, que "no se sabe lo que puede pasar y que todo es posible".
La realidad de Beirut resulta dram¨¢tica. Tras siete a?os de paz, salvo en la seguridad personal, son pocas las mejoras con respecto al tiempo de la guerra. Hay nuevos restaurantes, algunas grandes obras de reconstrucci¨®n en las zonas m¨¢s golpeadas por el conflicto que avanzan a paso de tortuga y nuevos edificios de lujo que se alzan en un contexto de suciedad y miseria. Las nuevas construcciones quedan fuera del alcance de una poblaci¨®n que tiene que sobrevivir con 80.000 pesetas anuales. Muchos de los milicianos que percib¨ªan un sueldo por combatir se han quedado en paro, y as¨ª no es dif¨ªcil o¨ªr que durante, la guerra al menos se com¨ªa. Se ven barrios sobrecogedores, los desplazados no pueden volver a sus casas y el problema de los al menos 300.000 refugiados palestinos parece tener peor soluci¨®n que nunca.
Un sondeo indica que la opini¨®n libanesa se muestra mayoritariamente favorable a la visita del Papa. Ello, unido a la imprescindible garant¨ªa siria, ha contribuido a moderar la preocupaci¨®n por la seguridad. El nuncio Puente envi¨® el jueves un telegrama al Vaticano en el que dec¨ªa: "Sobre la eventualidad de un intento de atentado, me parece que se debe excluir de parte libanesa, tanto musulmana como cristiana".
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