La derecha francesa vuelve a creer en una holgada victoria electoral

La izquierda francesa es v¨ªctima de sus propias contradicciones. Las exigencias planteadas por los comunistas a los socialistas y las vaguedades del programa de Lionel Jospin han servido a los conservadores para recuperar, quiz¨¢ detinitivanente, la iniciativa. Los sondeos marcan una ligera ca¨ªda de la izquierda, pero son los propios candidatos socialistas quienes mejor perciben el escepticismo de los electores. La t¨¢ctica de Alain Jupp¨¦ de martillear sobre las propuestas econ¨®micas socialistas est¨¢ dando resultado.

"Los ¨²nicos sondeos que valdr¨¢n ser¨¢n los del 25 de mayo y 1 junio", fechas de ambas vueltas electorales, afirm¨® ayer el primer secretario del Partido Socialista, Lionel Jospin. El aspirante a primer ministro de la izquierda, que la semana pasada hab¨ªa empezado a sentirse ganador, reconoci¨® que el viento soplaba en su contra. Pidi¨® a los militantes y candidatos socialistas que no se desanimaran y que trabajaran "en dos direcciones": por un lado, hab¨ªa que mostrar que sus proposiciones aportaban "una oportunidad de cambio" y que eran "realistas"; por otro, hab¨ªa que atacar a la derecha.Si quiere mantener alguna opci¨®n de victoria, Jospin tendr¨¢ que aclarar algunos puntos de su programa. La prometida creaci¨®n de 700.000 puestos de trabajo, mayormente con fondos p¨²blicos, ha servido a la derecha para afirmar que los socialistas agravar¨ªan el d¨¦ficit presupuestario y que, a medio plazo, eso conducir¨ªa a m¨¢s impuestos. Algo parecido ocurre con las privatizaciones: si France Telecom no se vende, quedar¨¢ un agujero en el presupuesto de este a?o. Los socialistas no han conseguido aclararse respecto a este punto. Unos preferir¨ªan seguir aligerando el sector p¨²blico, otros son contrarios.

En el bando conservador, que la semana pasada se ve¨ªa derrotado, ha renacido el optimismo. Jupp¨¦ sigue siendo impopular y sigue sin aportar grandes novedades respecto a lo ya hecho en los dos ¨²ltimos a?os. Pero, frente a una izquierda cuya gesti¨®n econ¨®mica no inspira confianza, y en la que el Partido Comunista exige una importante cuota de poder, los franceses dudan. Y tienden a optar por el mal conocido, es decir, la "coalici¨®n presidencial" dirigida por Alain Jupp¨¦. Se mantienen, sin embargo, los rumores sobre un posible cambio de primer ministro. Jacques Toubon, ministro de Justicia y tan pr¨®ximo al presidente Jacques Chirac como el propio Jupp¨¦, aventur¨® el s¨¢bado que la jefatura del gobierno podr¨ªa recaer tras las elecciones en un empresario. Volvi¨® a tomar cuerpo la opci¨®n de Jer?me Monod, presidente de Lyonnaise des Eaux, ex secretario general del partido gaullista y amigo personal de Chirac.

El presidente del ultraderechista Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, intent¨® por su parte adquirir un cierto protagonismo en la campana afirmando que "si se hiciera una investigaci¨®n general sobre las concesiones de contratos p¨²blicos, el 90% de los pol¨ªticos estar¨ªan en la c¨¢rcel". Le Pen reforz¨® la andanada populista a?adiendo que algunos pol¨ªticos "merecer¨ªan ser ahorcados, como lo eran en tiempo de la monarqu¨ªa". El FN, que no esperaba la anticipaci¨®n de las elecciones, no ha conseguido hasta ahora retomar el impulso de las pasadas presidenciales.