Blair pone las reformas de la C¨¢mara de los Lores y del sistema electoral
El primer Gobierno laborista brit¨¢nico tras casi dos d¨¦cadas de poder conservador fij¨® el objetivo de la legislatura en trabajar "en beneficio de toda la naci¨®n". Las primeras "v¨ªctimas" en la escala de prioridades fueron, por lo tanto, dos medidas especialmente deseadas por los sectores progresistas, la reforma de la C¨¢mara de los Lores y la propuesta de modificar el sistema electoral, que han quedado archivadas para otra ocasi¨®n.
La tarea del nuevo Parlamento, inaugurado ayer con todo el ceremonial de rigor por la reina Isabel II, se centrar¨¢ en aprobar no menos de 26 nuevas leyes, entre ellas la que contempla la prohibici¨®n de los anuncios de tabaco y un refer¨¦ndum para dotar a Londres de una autoridad municipal unitaria que perdi¨® en 1986. El nuevo primer ministro, Tony Blair, defini¨® el paquete legislativo como la perfecta combinaci¨®n "del idealismo y radicalismo que exige el mundo de hoy".El peso de la abrumadora mayor¨ªa laborista -179 diputados- se dej¨® sentir por primera vez cuando en la reci¨¦n constituida C¨¢mara de los Comunes, el nuevo l¨ªder de la oposici¨®n, John Major, apenas levant¨® rumores de aprobaci¨®n al criticar el programa legislativo que ser¨¢ analizado a lo largo de las pr¨®ximas cinco sesiones parlamentarias. Major ironiz¨® sobre algunas de las propuestas -"bastante familiares", dijo-, que los laboristas han tomado prestadas de sus rivales pol¨ªticos.
Entre esas propuestas se encuentra una nueva ley para privatizar las frecuencias de radio que usan la telefon¨ªa m¨®vil y las compa?¨ªas de taxis. Pero el intento del hasta hace 13 d¨ªas primer ministro de atacar propuestas firmemente establecidas como la de dar poderes auton¨®micos a Escocia y Gales, con la creaci¨®n del Parlamento de Escocia y la Asamblea del Pa¨ªs de Gales, o la retirada de fondos estatales para becas en las escuelas privadas, fueron acogidas por un profundo silencio en la rebosante C¨¢mara.
El discurso que hab¨ªa le¨ªdo Isabel II por la ma?ana, culminaci¨®n de una solemne ceremonia en la que la reina luci¨® la corona imperial s¨ªmbolo de pasados poderes, estaba exento de sorpresas. La soberana enunci¨® en tono monocorde la larga serie de leyes con las que el nuevo Gobierno pretende demostrar la veracidad del "radical cambio de direcci¨®n" del laborismo.
Se trata de un paquete legislativo en el que se incluyen proyectos de ley para mejorar la situaci¨®n de la ense?anza, atajar la delincuencia juvenil y prohibir totalmente las armas de fuego. El anterior Gobierno conservador abord¨® el problema tras la matanza de Dumblane, pero sigui¨® aceptando el uso p¨²blico de las armas de calibre 22. Queda la inc¨®gnita de saber c¨®mo reaccionar¨¢ a esta propuesta la C¨¢mara de los Lores, donde los laboristas no tienen mayor¨ªa.
Ley de Loter¨ªa
En el cap¨ªtulo econ¨®mico, y adem¨¢s del proyecto por el que se dar¨¢ forma legal a la nueva independencia del Banco de Inglaterra, el Gobierno se propone someter al Parlamento una ley de la Loter¨ªa, a trav¨¦s de la cual sustraer nuevos fondos del que ha demostrado ser el juego m¨¢s apreciado por los brit¨¢nicos para invertirlo en la Sanidad y la Educaci¨®n P¨²blicas. Habr¨¢ adem¨¢s legislaci¨®n para introducir un salario m¨ªnimo e imponer una tasa especial a las compa?¨ªas de bienes p¨²blicos privatizadas en los a?os ochenta, destinada a estimular el empleo de los j¨®venes de menos de 25 a?os. Adem¨¢s, el nuevo Gobierno laborista se compromete a incorporar a la legislaci¨®n brit¨¢nica el contenido de la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos.La guerra al tabaco se intensificar¨¢ con la prohibici¨®n legal de anunciar cigarrillos. Adem¨¢s, los londinenses tendr¨¢n derecho a decidir en un refer¨¦ndum si quieren o no volver a tener alcalde como en la etapa previa a 1986, a?o en el que la ex primera ministra Margaret Thatcher acab¨® con la figura.
El nuevo primer ministro insisti¨® en que el programa presentado ayer recoge las aspiraciones del pueblo, toda vez que el nuevo laborismo "es un partido para toda la naci¨®n". El debate entre Blair y Major se convirti¨® casi en un ep¨ªlogo de la campa?a electoral, con el primero prometiendo que el nuevo laborismo "gobernar¨¢ sin dogmatismo" y con la mira puesta en el bien com¨²n de toda una naci¨®n, y el segundo alabando los logros econ¨®micos de los tories.
"No podemos enmendar en 18 meses el da?o causado por 18 a?os de gobiernos conservadores", dijo Blair, quien pas¨® por alto la afirmaci¨®n de Major de que "ning¨²n gobierno en la historia ha llegado al poder con una herencia econ¨®mica" tan excelente. En cuanto a Europa, Blair resalt¨® de nuevo la decidida intenci¨®n de su Gobierno de poner punto final a largos a?os de existencia "en los m¨¢rgenes del poder internacional". De entre las escu¨¢lidas filas conservadores se escuch¨® un vivo conato de abucheo. Bill Cash, uno de los diputados tories m¨¢s radicalmente euroesc¨¦ptico, intent¨® tomar la palabra, pero fue superado por otro compa?ero que pregunt¨® airado a Blair si estar¨ªa dispuesto a dimitir tras Ceder a Bruselas vitales aspectos de la soberan¨ªa nacional en la pr¨®xima cumbre de Amsterdam. "Creo que es pronto para hablar de dimisiones", brome¨® el primer ministro antes de a?adir, aludiendo a las divisiones internas que han lastrado al partido conservador, "en todo caso le felicito por su inestimable contribuci¨®n al triunfo del partido laborista".
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