Blair cumple
BLAIR No ha defraudado. Como primer ministro, propone lo mismo que como candidato: un programa de Gobierno que se puede resumir en equidad, gesti¨®n eficaz, descentralizaci¨®n pol¨ªtica, transparencia y normalidad internacional. Dos semanas -?qu¨¦ maravilla!- despu¨¦s de su victoria por goleada ha presentado, en el tradicional discurso de la Reina y el posterior debate parlamentario, un nutrido plan que contempla la aprobaci¨®n de 26 leyes y varios libros blancos en 18 meses, el primer y largo periodo de sesiones de la nueva era laborista.Significativamente, la m¨¢xima prioridad de este Gobierno es la educaci¨®n: menos alumnos por clase y m¨¢s nivel. En segundo lugar vienen el empleo, la introducci¨®n de un salario m¨ªnimo y una reforma de la sanidad p¨²blica. Blair tendr¨¢ que demostrar que le cuadran las cuentas con un nuevo presupuesto. Quiz¨¢ el impuesto que propone sobre los beneficios de las empresas privatizadas o el nuevo uso de los fondos de la Loter¨ªa Nacional no basten para sus planes sociales. Blair insiste en la estabilidad econ¨®mica. Los laboristas nuevos no se pueden permitir que su pa¨ªs resulte menos atractivo a las inversiones extranjeras que con los conservadores.
En el terreno pol¨ªtico, el Gobierno de Blair se vuelca sobre la descentralizaci¨®n a todos los niveles, con propuestas para un Parlamento en Escocia y una Asamblea en Gales. En Inglaterra se crear¨¢n, adem¨¢s, agencias de desarrollo regional, y los londinenses podr¨¢n volver a elegir a un alcalde, pues Blair propone crear una nueva autoridad para la capital una d¨¦cada despu¨¦s de que Thatcher aboliera el Concejo del Gran Londres. Son medidas que implican un cambio pol¨ªtico considerable.
En cuanto a Irlanda del Norte, el nuevo Gobierno desea reactivar el proceso de paz. Acertadamente se ha denegado a los dos elegidos por el Sinn Fein -el brazo pol¨ªtico del IRA- unas oficinas en el Parlamento de Westminster mientras reh¨²sen aceptar su esca?o.
En un pa¨ªs donde el secreto de Estado ha imperado tradicionalmente, Blair propone una ley sobre la libertad de informaci¨®n. En esta b¨²squeda de una mayor transparencia, el Gobierno laborista se propone tambi¨¦n reformar la opaca financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos y prohibir las donaciones extranjeras. En el cap¨ªtulo pol¨ªtico de este primer programa de gobierno hay, sin embargo, dos ausencias significativas: la reforma de la C¨¢mara de los Lores y la introducci¨®n de un sistema electoral proporcional. Pero las pr¨®ximas elecciones est¨¢n a¨²n lejos y hay tiempo para ello.
Lo que m¨¢s sorprende del nuevo impulso laborista es su insistencia en recuperar el puesto que le corresponde al Reino Unido en Europa y en el mundo. La actitud -hacia la integraci¨®n europea es positiva. Pero no hay que pedir peras al olmo: el nuevo Gobierno sigue siendo brit¨¢nico y se resiste a integrar los asuntos de justicia, interior, pol¨ªtica exterior o defensa, y a este ¨²ltimo respecto la OTAN sigue siendo primordial. El tiempo dir¨¢ si el proyecto Blair logra imponerse como nuevo modelo. Entretanto, sus primeros pasos responden a lo que prometi¨®. Lo que no es poco.
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