Ricart acepta que "tiene muy mal", pero no aclara, qu¨¦ hizo el d¨ªa del rapto de las ni?as de Alc¨¤sser
"Usted sabe que le piden 245 a?os de c¨¢rcel, usted sabe que lo tiene muy mal", advirti¨® su defensor a Miguel Ricart. "S¨ª, ya lo, creo", contest¨® ¨¦ste. "?Usted sabe algo m¨¢s para poder defenderse o defenderse m¨¢s?", pregunt¨® el letrado. "La verdad es que no, la verdad es que no", reconoci¨® el procesado antes de proclamar que su declaraci¨®n ante el tribunal "es la verdad" y que, "con un poco de suerte", as¨ª se probar¨¢ en el juicio. Ayer el acusado continu¨® sin aportar datos sobre su supuesta coartada para el 13 de noviembre de 1992 y se mostr¨® convencido de que a Antonio Angl¨¦s lo mataron en 1993. "Esa idea no me la quita nadie, s¨®lo Dios sabe d¨®nde est¨¢", subray¨®.
Durante la primera hora de su interrogatorio, el reo respondi¨® a numerosas preguntas que, le formul¨® su defensor, Manuel L¨®pez-Almansa, acerca de las torturas que presuntamente sufri¨® tras ser detenido por la Guardia Civil en enero de 1993, acusado del triple crimen de las ni?as de Alc¨¢sser. "Me llovian los golpes por todas partes, sobre todo en la cabeza. Yo estaba con las manos atr¨¢s, esposado, y eso produce much¨ªsimo dolor. Entre declaraci¨®n y declaraci¨®n, me atizaban, me sacaban a sitios y me arreaban. Y eso se puede aguantar, pero hasta un l¨ªmite", relat¨®. Tras insistir en que el contenido de todas sus declaraciones le fue dictado por los guardias civiles y que ¨¦l se limit¨® a estampar su r¨²brica en los documentos que le iban presentando, describi¨® vagamente a los causantes de los supuestos malos tratos. A continuaci¨®n, record¨® sus andanzas durante el verano de 1992, en compa?ia de los hermanos Antonio y Mauricio Angl¨¦s en un campamento instalado en el monte, pr¨®ximo a Catadau y a la zona donde el 27 de enero de 1993 fueron hallados los cad¨¢veres de M¨ªriam Garc¨ªa, Antonia G¨®mez y Desir¨¦e Hern¨¢ndez. A petici¨®n de su defensor, le fueron mostrados los croquis que, en su d¨ªa, dibuj¨® para la Guardia Civil sobre los refugios utilizados por ¨¦l y los Angl¨¦s, as¨ª como del chal¨¦ de Mi guel Nicol¨¢s Cortona en Ll¨ªria. Este individuo comparti¨® celda con Ricart y anduvo en tratos con los Angl¨¦s para venderles por dos millones esa vivienda. El procesado insisti¨® en que hasta la caseta de La Romana (Tous), donde presuntamente fueron violadas las ni?as, s¨®lo se puede acceder por "una carretera fatal, con mucho pedrusco" y que ¨¦l estuvo ¨²nica mente dos veces en ese lugar. Naturalmente, situ¨® en fechas posteriores a la del crimen su visita a ese paraje para recoger con Mauricio Angl¨¦s la pistola escondida por Antonio, sin llegar hasta la casa ni a la fosa en la que ya estaban enterrados los cad¨¢veres. Ricart tambi¨¦n se cuid¨® de remarcar que en la pistola s¨®lo quedaba un cartucho, cuando seg¨²n su versi¨®n deb¨ªa haber cuatro. "Le pregunt¨¦ a Mauricio y me dijo que hab¨ªan estado pegando unos tiros", dijo.
Ayer, nuevamente, Ricart volvi¨® a recordar con extraordinaria precisi¨®n lo que hizo desde que el d¨ªa 5 de noviembre de 1992 atracara un banco de Bu?ol con Antonio y Mauricio Angl¨¦s. Desde ese momento, se separ¨® de ambos c¨®mplices, a los que afirma que no volvi¨® a ver hasta do5semanas despu¨¦s, cuando abandon¨® la vivienda de su amigo Ant¨®n Partera Zafra para regresar a la casa de los Angl¨¦s, en el mismo municipio de Catarroja. Seg¨²n su versi¨®n, Ricart no vio a los Angl¨¦s ni en la semana anterior ni en la posterior a la fecha en que se produjo el secuestro de las ni?as.
13 de noviembre
El acusado sigui¨® sin concretar en qu¨¦ emple¨® el d¨ªa 13 de noviembre, fecha de la que s¨®lo recuerda que fue visto en Catarroja por Jos¨¦ Partera. En cambio, esa laguna mental le desaparece respecto a la jornada del 14 -desaparecidas ya las ni?as-, que asegura haber pasado con su novia Dolores Cuadrado Bad¨ªa y la hija de ambos dando un paseo en Benet¨²sser. Sobre el fugitivo Antonio Angl¨¦s, el procesado coment¨® que le ten¨ªa "mucho miedo". "Nunca sab¨ªas c¨®mo pod¨ªa reaccionar, es muy dif¨ªcil ese hombre de comprender", continu¨® Ricart. A?adi¨® que, si le hubiera delatado, se pod¨ªa dar por muerto. El acusado agreg¨® que su antiguo compa?ero de correr¨ªas fue asesinado a mediados de 1993. "No por el hecho de que estuviera supuestamente metido de lleno en este asunto; no, no ser¨ªa por eso", dijo con tono misterioso, como tratando de dejar traslucir que a Angl¨¦s le sellaron los labios para que no delatar¨¢ alguna supuesta organizaci¨®n criminal.
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