Referencia gallega
EL ACUERDO entre el PSOE de Galicia y Esquerda Unida-Esquerda Galega y la brusca reacci¨®n de Julio Anguita, calificando el pacto gallego como un "error pol¨ªtico, estrat¨¦gico y t¨¢ctico", es una demostraci¨®n m¨¢s del anquilosamiento y rigidez de gesti¨®n que impone en la direcci¨®n federal de IU su coordinador general. Anguita, defensor ret¨®rico de la teor¨ªa de las dos orillas, est¨¢ inclinado, en la pr¨¢ctica, a la aplicaci¨®n de dos criterios pol¨ªticos opuestos: mientras se utiliza una moral estrecha y puntillista para rechazar y denostar los acuerdos con la izquierda -como el propuesto entre el PSOE gallego y EU-EG- se aplica otra menos escrupulosa y de manga ancha para poner los votos de IU al servicio del Partido Popular all¨ª donde conviene al Gobierno, sin compensaciones ni justificaci¨®n.Ni los m¨¢s ac¨¦rrimos seguidores gallegos de Anguita dejan de reconocer que el pacto con el PSOE se produce en condiciones muy ventajosas para la coalici¨®n izquierdista. Los militantes de EU-EG se hab¨ªan resignado a quedar de nuevo fuera del Parlamento en las elecciones auton¨®micas de octubre, como ha venido sucediendo de forma ininterrumpida desde 1985. El acuerdo con el PSOE les garantiza un m¨ªnimo de dos diputados, que adem¨¢s gozar¨¢n de libertad de voto en la futura C¨¢mara. Adem¨¢s, los socialistas han hecho una concesi¨®n de gran contenido simb¨®lico, ya que aceptan compartir las siglas dentro de una coalici¨®n a la que ambos grupos concurren como "iguales e independientes". El caso es que, para los izquierdistas gallegos, continuar ensimismados en la supuesta pureza de los principios, al estilo de Anguita, era apostar por un suicidio cierto.
En apariencia, el PSOE ha pactado con un grupo. menor, que en las auton¨®micas de 1993 no super¨® el 3,10% de los votos y, de repetirse ese resultado, s¨®lo aportar¨ªa a los socialistas un diputado m¨¢s. Pero a los socialistas les asisten otras razones de car¨¢cter simb¨®lico, ya que el acuerdo les permite presentarse como el eje de un pacto global de los progresistas contra el largo Gobierno conservador de Manuel Fraga, que aspira a revalidar su mandato por tercera vez.
El acuerdo simplificar¨¢ el panorama pol¨ªtico gallego, donde el voto de la izquierda se repart¨ªa hasta ahora en tres opciones distintas. Los indicios dicen que el pacto se firmar¨¢ y aplicar¨¢, quiera o no Anguita. La coalici¨®n EU-EG no es una simple delegaci¨®n de IU, sino una fuerza soberana, a la que la organizaci¨®n federal reconoci¨® el derecho a establecer su propia pol¨ªtica de alianzas. Si la direcci¨®n federal de IU actuara con criterios de rentabilidad pol¨ªtica, en lugar de seguir las espasm¨®dicas reflexiones de su coordinador general y de las facciones menos flexibles del partido comunista, el pacto gallego ser¨ªa motivo de an¨¢lisis y referencia como estrategia posible para ampliar sus votos y su influencia. Pero la mezcla de radicalismo doctrinario puramente verbal con la sumisi¨®n a los intereses antisocialistas del Gobierno y del propio Anguita puede acabar convirtiendo a IU en una secta impermeable a la realidad.
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