Dos maestros de la armon¨ªa
Premiar a dos grandes m¨²sicos por su entrega a la concordia parece cosa natural, pues entre armon¨ªa y concordia las diferencias son pr¨¢cticamente nulas. Sucede, sin embargo, que un artista grande puede ejercer su orden armonioso sobre los pentagramas al tiempo que cede a la violencia en otros aspectos de la vida humana. No es el caso de Menuhin ni el de Rostrop¨®vich, cuyas ideas de libertad y solidaridad podr¨ªan apoyarse en sus versiones del Concierto de Mendelssohn o en las suites de Bach. Es as¨ª como uno y otro parecen vivir en total acuerdo consigo mismo, prueba meridiana de su autenticidad.Yehudi Menuhi, hijo de emigrados rusos, nace en Nueva York el 22 de abril de 1916; Mstislav Rostrop¨®vich viene al mundo en Baku el 27 de marzo de 1927, cuatro a?os despu¨¦s de que el ni?o Menuhin, a sus siete a?os, se presentara en San Francisco con la Sinfon¨ªa espa?ola. Estudia en Am¨¦rica con Louis Persinger, disc¨ªpulo d¨¦ Ysaye y, posteriormente, recibe en Par¨ªs la influencia de Enesco. De esta manera, la t¨¦cnica violin¨ªstica de Menuhi se enriquece por la confluencia de corrientes varias que conformaron, junto a su genio individual, la consistencia y la imagen de su estilo. Dos grabaciones en uni¨®n de Furtw?ngler ser¨¢n siempre testimonio y lecci¨®n a tener muy en cuenta: la de los conciertos de Beethoven y Brahms.
La vida de Menuhin, como la de Rostrop¨®vich, se caracteriza por un universalismo sin fronteras y una voluntad de defender toda causa humanitaria. Por circunstancias hist¨®ricas, la actitud adquiri¨® cierta espectacularidad en el caso del violonchelista cuando se enfrent¨® con las autoridades sovi¨¦ticas por ayudar a Solzhenitsin a costa de recibir una sanci¨®n y abandonar el pa¨ªs. El humanismo de Menuhin se manifiesta como un fluir continuado que hace de ¨¦l un ¨¢ngel conciliador incapaz de violencia hasta cuando combate la violencia.
Generosos
Hombres generosos, Rostrop¨®vich y Menuhin han dado mucho de lo que son y saben a trav¨¦s de la ense?anza, al tiempo que practicaban la m¨²sica de c¨¢mara o la direcci¨®n. En todos los casos, sus versiones est¨¢n hechas de categor¨ªa y rigor, y nos transmiten la belleza de sus ideas y la fascinaci¨®n de sus realizaciones. Esa generosidad se extiende a los compositores de m¨¢s diversa procedencia y est¨¦tica.
Gracias a Menuhin nacieron, entre otras, importantes p¨¢ginas de Bartok, Bloch, Walton, Berkeley, Britten, Milhaud o Takemsu. A petici¨®n de Rostrop¨®vich, crearon Shostak¨®vich, Prok¨®fiev, Britten, Dutilleux, Ohana, Sthnite, Lutoslawski, Crist¨®bal Halffter o Penderecki.
Cabr¨ªa resaltar todav¨ªa un punto de coincidencia especialmente halagador para nosotros: su amor a Espa?a y su frecuente presencia en nuestras salas de conciertos.
Babelia
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