Un 'thriller' solemne
Con su ritmo moroso, sus impresionantes paisajes helados y la turbia trama de intereses que desenmascara su protagonista, Smila es un filme extra?o, at¨ªpico y fallido, un thriller de hero¨ªna a todo trapo de los que gustan a los industriales del cine contempor¨¢neo, pero tras el cual, y tal vez por su car¨¢cter de filme europeo de g¨¦nero, se esconden otras cosas que, en el fondo, terminan resultando mucho m¨¢s atractivas que la, al comienzo, impenetrable y fascinante trama delictiva que el filme parece proponer. Ah¨ª radica la principal, e irresoluble, contradicci¨®n de una pel¨ªcula que pretende ser lo que no es, hecha adem¨¢s por un director, Bille August, que se mueve mucho m¨¢s a gusto en otros registros, como el drama de c¨¢mara; no en vano sus mejores pel¨ªculas siguen siendo Pelle el conquistador y, sobre todo, Las mejores intenciones.As¨ª las cosas, lo m¨¢s interesante del filme emerge directamente de la novela de Hoeg. Como la descripci¨®n de la protagonista, la improbable Smila (correcta Julia Ormond), hija de un m¨¦dico ¨¢rtico estadounidense y de una cazadora inuik.
Smila, misterio en la nieve
Direcci¨®n: Bille August. Gui¨®n: Ann Biderman, seg¨²n la novela La se?orita Smila y su especial percepci¨®n de la nieve, de Peter Hoeg. Alemania-Dinamarca-Suecia, 1996. Int¨¦rpretes: Julia Ormond, Gabriel Byrne, Richard Harris. Estreno en Madrid: La Vaguada, Ciudad Lineal, Liceo, Palacio de la Prensa, Roxy A, Vergara, Albufera Multicines, Ideal Multicines, Ode¨®n Plaza Aluche.
Pero la reflexi¨®n que conviene hacer despu¨¦s de ver un producto c¨®mo ¨¦ste no es otra que la de su mera existencia. Porque lo que en el fondo encierra Smila es. una lecci¨®n sobre los problemas que atenazan a ciertos cineastas (y a ciertas cinematograf¨ªas perif¨¦ricas) cuando deciden copiar los moldes del cine comercial dominante. August rueda un thriller con la solemnidad de un drama metaf¨ªsico.
Que no est¨¢ c¨®modo en lo que hace, lo marca el ritmo excesivamente pausado que imprime a la narraci¨®n, con lo cual se produce esa extra?a desnaturalizaci¨®n que rezuma no s¨®lo ¨¦ste, sino muchos filmes europeos obsesionados por la taquilla, monumentos de impostura hechos por profesionales v¨¢lidos que juegan el partido en campo contrario.
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