Bor¨ªs Yeltsin y sus generales
El presidente ruso Bor¨ªs Yeltsin ha vuelto a demostrar su mala catadura en la reprimenda p¨²blica y televisada con que comunic¨® su cese al ministro de Defensa, ?gor Rodi¨®nov. Ni la edad, la enfermedad ni la proximidad de la muerte logran mejorar un ¨¢pice las formas y el car¨¢cter del presidente. Es un gran experto en verter sus propias culpas sobre los dem¨¢s y, sin entrar a valorar la competencia de Rodi¨®nov, no otra cosa ha hecho esta vez.Reformar el Ej¨¦rcito ruso es una tarea ingente, pero hacerlo sin tocar los intereses de sus mafias y bajo los recortes de gastos que los economistas del Kremlin han impuesto, es imposible. Yeltsin no ha hecho nada para hacer frente al proceso de putrefacci¨®n de esta instituci¨®n. Ya estaba mucho m¨¢s avanzado de lo que se cre¨ªa cuando se disolvi¨® la URSS, pero ahora alcanza niveles grotescos.
El otrora orgulloso Ej¨¦rcito rojo es hoy poco m¨¢s de un inmenso autoservicio para un aparato de m¨¢s de un mill¨®n de bur¨®cratas que fagocita el presupuesto mientras los reclutas pasan hambre real, viven en condiciones infrahumanas y ven como sus oficiales hacen negocios ilegales para mejorar su paup¨¦rrimo salario. Los oficiales competentes con opci¨®n de encontrar trabajo en la vida civil han renunciado hace tiempo al salario del Ej¨¦rcito. Hoy proliferan los mandos que desv¨ªan al mercado negro el rancho de la tropa y venden los arsenales a mafias internas como a gobiernos y facciones.
Un ej¨¦rcito en estas condiciones no es fiable. Menos cuando dispone de la capacidad nuclear de Rusia. Pero a Yeltsin no le ha molestado, porque ha considerado desde un principio que le es mucho m¨¢s d¨®cil un ej¨¦rcito humillado en el que los generales se pelean entre s¨ª por ganarse los favores del Kremlin para un sueldo decente en Mosc¨² o una participaci¨®n en negocios de la industria armamentista. Es muy posible que a Yeltsin personalmente le haya salido bien esta jugada.
Pero nadie puede predecir si en el futuro un ej¨¦rcito de las dimensiones del ruso seguir¨¢ tan sumiso y paralizado, sumido en la indigencia de su tropa y la corrupci¨®n generalizada de sus mandos. Y aunque Yeltsin tuviera voluntad de acometer una reforma real y seria, que no la tiene, ya no tiene tiempo para llevarla a cabo. La destituci¨®n de Rodi¨®nov como la de algunos altos mandos acusados de corrupci¨®n tiene todo el aspecto de ser mucho m¨¢s un alivio personal de Yeltsin para hacer como que hace y hacer olvidar a la opini¨®n p¨²blica todo lo que ha dicho en los ¨²ltimos tiempos sobre la ampliaci¨®n de la OTAN y que hoy quiere hacer olvidar.
Este juego deshonesto de Yeltsin con su propio Ej¨¦rcito no es sino un motivo m¨¢s de los muchos que hay para saludar la ampliaci¨®n de la OTAN que habr¨¢ de producirse durante la cumbre de julio en Madrid. La firma del acuerdo entre la OTAN y Rusia que se celebrar¨¢ la pr¨®xima semana en Par¨ªs despeja la v¨ªa para esta ampliaci¨®n que evitar¨¢ zonas grises de seguridad entre Rusia y la Alianza. El secretario general de la OTAN, Javier Solana, ha hecho un soberbio trabajo negociador. Convendr¨ªa que fuera aprovechado al m¨¢ximo ofreciendo el ingreso en la OTAN en una primera tanda a los seguros candidatos Polonia, Rep¨²blica Checa y Hungr¨ªa pero tambi¨¦n a Rumania y Eslovenia. Como convendr¨ªa que Austria dejara de una vez por todas sus nostalgias neutralistas y solicitara tambi¨¦n el ingreso en la Alianza.
El proceso de ampliaci¨®n ser¨¢ costoso, sin duda. Pero nos hallamos en fase de creaci¨®n de un gran sistema de seguridad europeo de cara al siglo pr¨®ximo. Y es necesario imprimir al proceso una din¨¢mica que ayudar¨¢ tambi¨¦n a Rusia a superar sus propias miserias en la seguridad. Merece la pena.
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