Propuesta
Escribo esta carta con la esperanza de lograr al menos un poco de atenci¨®n. Creo que no descubro el Mediterr¨¢neo si afirmo que el paro, especialmente el juvenil, es el principal azote de nuestra sociedad. Nadie desconoce que de no ser por los salarios o subsidios de los padres, la mayor parte de los j¨®venes no alcanzar¨ªa el sustento ni desde el punto de vista alimentario ni desde el meramente domiciliario.Ninguna persona desconoce estas evidencias, tampoco se le oculta a nadie que ¨¦sta debiera ser una situaci¨®n provisional, nunca definitiva. En Madrid estos problemas se perciben perfectamente. Y hay apremio por solucionarlos.
Bueno, pues yo quiero hacer una propuesta, y es si no podr¨ªa estimularse una serie de preempleos que vinculara a los adolescentes con las personas mayores, adultas, las m¨¢s necesitadas de ayuda y, sobre todo, las m¨¢s urgidas de atenci¨®n. La experiencia de los adultos, que se desperdicia a partir de la jubilaci¨®n, podr¨ªa ser transmitida mediante estos empleos, del tipo de compa?¨ªa, asistencia en casa, recados, compras, cuidados, correspondencia, paseos, tramitaciones, percepciones de pensiones, y otras semejantes, cuya retribuci¨®n podr¨ªa ser subvencionada al ciento por ciento por parte de las autoridades municipales, comunitarias y estatales, a partes iguales, m¨¢s una peque?a cuota en caso de tratarse de jubilados con recursos.
La pol¨ªtica es muy cara en Espa?a, nos cuesta mucho a cada uno de nosotros y nosotras, y creo que los ciudadanos pueden llegar a plantearse la percepci¨®n de servicios ajustados al volumen de sus impuestos. Con f¨®rmulas como la que propongo, considero que se puede dinamizar la comunicaci¨®n entre generaciones, transmitirse experiencias, intercambiar conocimientos de las personas de edad por la alegr¨ªa de los adolescentes que, cuando establecen amistad con los mayores, crean lazos muy fruct¨ªferos y duraderos. Ello les servir¨¢ a ¨¦stos para afinar y elegir mejor el futuro que desean para ellos mismos, cuando dejen de ser adolescentes y se conviertan en j¨®venes. Y a los mayores, para comprobar que el mundo sigue siendo humano.
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