Duros de pelar
Hubo toros, gran noticia.Hubo toros, duros de pelar, y como adem¨¢s no se ca¨ªan la noticia es sensacional.
?Por qu¨¦ se caen los toros?, suele preguntar la afici¨®n y nadie responde. Los ganaderos no saben, no contestan. Los ganaderos aseguran que ese es un misterio insondable y se excusan aduciendo que les obligan a presentarlos con un peso excesivo. Pues podr¨ªa abordarse la cuesti¨®n desde otro lado: ?Por qu¨¦ no se ca¨ªan estos toros de Palha y de Pe?ajara? ?Por qu¨¦ ninguno se cay¨® a pesar de que eran grandes y la feroz acorazada de picar les meti¨® hierro para ir pasando?
Los de Palha menudos eran. Hubo dos bravucones, correosos, y a sus respectivos matadores les hicieron pasar las de Ca¨ªn. ?Se ha dicho que eran duros de pelar? Pues uno de los diestros, al suyo, ni siquiera consigui¨® pelarlo: se lo devolvieron al corral.
Palha / Cort¨¦s, V¨¢zquez, Pauloba
Cuatro toros de Palha, con trap¨ªo, bravucones, fuertes; 1? y 3? broncos, resto manejables. Dos de Pe?ajara, con trap¨ªo; 4? manso, 6? aplomado. Manolo Cort¨¦s: espadazo en el vac¨ªo, pinchazo y bajonazo descarado (bronca); media estocada ca¨ªda y rueda de peones (bronca). Javier V¨¢zquez: pinchazo, otro hondo, pinchazo y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada perdiendo la muleta (oreja con escasa petici¨®n, protestada). Luis de Pauloba: pinchazo a paso banderillas, estocada corta perpendicular atravesada trasera, numerosas ruedas de peones -primer aviso-, zafarrancho de capotazos y carreras y un descabello -segundo aviso-, siguen la carreras entre intentonas de descabellar -tercer aviso- y el toro es devuelto al corral (algunos pitos); pinchazo atravesado en un costado perdiendo la muleta, pinchazo infamante atravesad¨ªsimo en los bajos y siete descabellos (silencio). Plaza de Las Ventas, 25 de mayo. 19? corrida de abono. Cerca del lleno.
Manolo Cort¨¦s, al toro duro de pelar que abri¨® plaza, no lo quiso ni ver; sencillamente se tir¨® a matar y lo caz¨® como pudo. Menuda bronca se gan¨® por tal motivo Luis de Pauloba.
Fue porque, en el pase¨ªllo, un se?or le aclar¨® a su se?ora: "El negro es Pauloba". Se refer¨ªa a Manolo Cort¨¦s, que de negro nada; moreno de muchas tientas y sana vida campera, m¨¢s bien. Pero la revelaci¨®n se esparci¨® por el tendido 10 como la p¨®lvora: "El negro es Pauloba..., el negro es Pauloba..., el negro es Pauloba..." Y cuando Manolo Cort¨¦s, no negro ni moreno sino verde luna la faz, desarbolado y cariacontecido, se retiraba a la barrera bajo un estruendoso abucheo, algunos le gritaban: "?Pauloba, chorizo!", "?Pauloba, sinverg¨¹enza!", "?Pauloba, vu¨¦lvete a Venezuela!".
Lo bueno de la Feria de San Isidro es lo documentada que va la gente.
Al entrar en turno Pauloba recuper¨® su identidad, no se sabr¨ªa decir si para bien. Porque le correspondi¨® un torazo bravuc¨®n y poderoso, que escap¨® crudo de las tropel¨ªas varilargueras y se hizo el amo. Tras sufrir una colada y someros intentos. de marcarse naturales, Pauloba procedi¨® a matar. Pero una cosa es intentarlo, otra conseguirlo. El esp¨ªritu estaba pronto pero la carne era d¨¦bil, que escribi¨® Sheakespeare.
Un pinchazo y media horrible agotaron la capacidad estoqueadora de Luis de Pauloba y luego pretend¨ªa descabellar. 0 sea, como si saliera a matar elefantes con un tirachinas. Gran zafarrancho hubo para someter al toro que, lejos de dejarse, embest¨ªa recrecido, y se suced¨ªan los trapazos, las carreras, el olivo tomado al asalto o de cabeza o a lo Fosbury flop. Hasta que son¨® el tercer aviso y el toro volvi¨® al corral, enterizo y retador, entre la inquieta parada de cabestros.
Paulo.ba no pudo tener desquite en el sexto, que se convirti¨® en un marmolillo y lo mat¨® al tabernario estilo. Cort¨¦s no quiso tenerlo en el cuarto, pese a que embest¨ªa noble.
El ¨²nico torero en plaza era Javier V¨¢zquez, que hizo al primero de su lote una faena importante, de diestro valiente y ente rado, de maestro lidiador. Se do bl¨® por bajo con torer¨ªa, se ech¨® la muleta a la izquierda y lig¨® naturales, bord¨® los redondos, los pases de pecho y de la firma, las trincheras y los ayudados, y la mentablemente fall¨® al matar.
En el quinto Javier V¨¢zquez procedi¨® al rev¨¦s: certero con la espada, su faena result¨® superficial, falta de temple, muy por debajo de la boyant¨ªa del toro, y la oreja que le dieron, con escasa petici¨®n constituy¨® un regalo. 0 quiz¨¢ fue compensatoria, no se sabe. De todos modos import¨® poco. Cuando hay toros en la arena, toros-toros, toros ¨ªntegros, duros de pelar, que no se caen, los regalos son relativos y, si se hila fino, hasta merecidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.