La m¨²sica, de capa ca¨ªda
La banda de m¨²sica goza de bien ganado prestigio, pero actualmente est¨¢ como la propia fiesta: de capa ca¨ªda. Es reconocida su calidad musical, y su director tiene, adem¨¢s, fama de entendido aficionado. Pero los tiempos cambian que es una barbaridad. Cada vez son menos los instantes de gloria que merecen m¨²sica, y, claro est¨¢, los profesores se aburren. Y la gente se lo toma a guasa: "Anda, que toc¨¢is menos que los cupones".El director, que es hombre experimentado, atiende los deseos de la modernidad y, a las primeras de cambio, un hermoso pasodoble torero. El p¨²blico lo agradece, pero la fiesta queda por los suelos. Y lo que no debiera ser m¨¢s que una an¨¦cdota es, sobre todo, un s¨ªntoma de la negativa evoluci¨®n del espect¨¢culo. Lo que antes era una exquisitez lo sirven ahora todas las tardes. Pero ni esta fiesta ni la plaza de Sevilla son ya lo que han sido.
Rojas / Triana, Muriel, Ben¨ªtez
Novillos de Gabriel Rojas, (5? y 6? devueltos por inv¨¢lidos), desiguales, blandos y descastados. Domingo Triana: dos pinchazos, pinchazo hondo y descabello (silencio); pinchazo y descabello (silencio). Juan Muriel: pinchazo, estocada baja, descabello -aviso- y dos descabellos (ovaci¨®n); dos pinchazos y dos descabellos (silencio). Juan Manuel Ben¨ªtez: dos pinchazos y estocada baja (ovaci¨®n); estocada (oreja). Plaza de la Maestranza, 25 de mayo. Media entrada.
As¨ª, no se entiende que la banda se arrancara festiva durante la faena de Juan Manuel Ben¨ªtez al tercero de la tarde, sin m¨¢s raz¨®n que el aburrimiento imperante. Ni novillo ni novillero merec¨ªan tal premio; el primero, por descastado, y el segundo, porque instrument¨® una faena r¨¢pida, sin justeza, con la muleta retrasada y sin acoplarse con su oponente. De toda su labor s¨®lo destacaron unos toreros ayudados por alto que no pudieron suplir la soser¨ªa anterior. En el sexto, sin embargo, se gan¨® la m¨²sica a pulso, con una faena apasionada ante un novillo de embestida corta, pero de encastada nobleza.
Domingo Triana no tra¨ªa el cuerpo para m¨²sica. La verdad es que sus oponentes no le ofrecieron facilidades, pero el torero se desanim¨® muy pronto. Los dos novillos fueron sosos, pero Triana no hizo honor a su nombre.
Por su parte, Juan Muriel busc¨® la m¨²sica con encendido inter¨¦s y no la consigui¨® por sus propios m¨¦ritos. Es un torero animoso, pero sin exageraci¨®n; maneja con m¨¢s soltura- el capote que la muleta, pero no destac¨® con ninguno. Recibi¨® a su primero con dos largas cambiadas y lo veronique¨® con alegr¨ªa, pero, a la hora de la verdad, las tandas fueron muy cortas y con escaso contenido; un derechazo, un natural, y se acab¨®... En el otro, que era m¨¢s deslucido, lo intent¨® sin confianza.
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