El Sevilla sigue so?ando
Los sevillistas contin¨²an sumando y meten al Rayo en promoci¨®n
Un hito en la historia reciente del Sevilla: El equipo consegu¨ªa su tercera victoria consecutiva en Nervi¨®n. Tres triunfos sin encajar un solo gol. Un logro de Juli¨¢n Rubio que no lograron Camacho y Bilardo con todo su pedigr¨ª. Los dem¨¢s resultados jugaron en su contra. Pero el equipo de Juli¨¢n Rubio sigue haciendo lo Posible para lograr lo que es casi imposible. El equipo se adentra en escenarios de la utop¨ªa. Es la paradoja del sevillismo, que vive cada jornada entre dos l¨ªneas paralelas, la de la fiesta y la de la angustia. Como ocurriera contra el H¨¦rcules, el Sevilla volv¨ªa a desdoblarse en v¨ªctima y verdugo. Puede que caiga, pero intentar¨¢ arrastrar en su ca¨ªda a los que visitan Nervi¨®n en esta prolongad¨ªsima agon¨ªa, en este auto sacramental. El Rayo estaba a 8 puntos, pero un tropiezo le devolver¨ªa a las puertas del Infierno.En el a?o de la ley Bosman, dos canteranos, Salva y Galv¨¢n, consiguieron los goles que propiciaron el punto del Benito Villamar¨ªn. Otro chaval de la escuela de Juli¨¢n Rubio, Loren, abri¨® la tupida defensa rayista para adelantar al Sevilla en su en¨¦simo combate contra el destino. Ezequiel Castillo estuvo a punto de empatar en un despiste de la zaga sevillista.
Prosinecki asum¨ªa el liderazgo y jugaba sus mejores minutos en lo que lleva de sevillista. En momentos dram¨¢ticos de su historia, el Sevilla ha recuperado la alegr¨ªa en su juego. El bosnio Hibic, que lleg¨® con Mornar y se perdi¨® media Liga por una lesi¨®n, realiz¨® una jugada propia de Vidakovic o Djukic, centr¨® sobre Jos¨¦ Mar? y ¨¦ste estuvo a punto de marcar el segundo gol con la complicidad del ex sevillista Cortijo.
La segunda parte se inici¨® con un escalofr¨ªo en el sevillismo, un disparo seco de Ezequiel Castillo que repeli¨® la base del poste de Unzu¨¦. El Sevilla hab¨ªa salido excesivamente relajado, como si la segunda parte fuera una prolongaci¨®n del descanso. Cota, el capit¨¢n rayista, dio el segundo aviso. El Rayo hab¨ªa sido un juguete en la primera parte y en la segunda sali¨® decidido a jugar. No era el d¨ªa de Tsartas, y el equipo lo nota una barbaridad. La calidad en momentos dram¨¢ticos se traduce en un exceso de dependen cia, en una especie de presidencia lismo balomp¨¦dico que entra?a el riesgo adicional de la crisis de autoridad y el caos. La amnesia. Si Tsartas no juega, el equipo sevillista se olvida de jugar. Y con el gol primerizo procura nadar y guardar la ropa.
El biso?o Loren, autor del primer gol, incement¨® su participaci¨®n en el partido propiciando el penalti que transform¨® Tsartas. Lleg¨® cuando peor estaba jugando el Sevilla, cuando m¨¢s acordonaban los nervios al equipo y a la propia afici¨®n, que jaleaba a los suyos pero con un nudo en la garganta.
Moreau pudo acortar distancias, pero su tiro sali¨® desviado despu¨¦s de un gran servicio de Abdellaoui. Sigui¨® la presi¨®n rayista, y Ezequiel Castillo y Guilherme se estorbaron en una ocasi¨®n ¨®ptima para marcar. El brasile?o vuelve a intentarlo de chilena. La reacci¨®n del Rayo es explosiva, quiz¨¢ demasiado tard¨ªa. Alc¨¢zar remata de cabeza. El Sevilla, mientras tanto, se dedicaba a rentabilizar la ventaja.
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