Son¨® la flauta, y no por casualidad
Desde hace unos a?os La flauta m¨¢gica nos visita con frecuencia, en parte gracias a los Festivales Mozart. El compositor salzburgu¨¦s, en colaboraci¨®n con un personaje tan singular como fue Emmanuel Schikaneder -empresario, director esc¨¦nico, cantante, actor y dramaturgo- nos dej¨® en esta pieza m¨¢gica, en cierto modo glorificaci¨®n- del singspiel, todo un mundo de delicias, cuyo entramado supera cualquier precisi¨®n en tomo a sus diversos aspectos, desde el orientalismo a la masoner¨ªa.Cant¨® incesantemente Mozart ,en todos los estilos, bufo o serio, grave o sentimental, culto o popularista. Algunos de los temas de La flauta m¨¢gica se han convertido en folclor quiz¨¢ porque ven¨ªan de ¨¦l; es el caso del sencillo motivo de Papageno y Papagena. En lo bufo aparece un antecedente rossiniano muy claro en la viva aria de Monostatos. Obra distinta del orden estructural que triunfa en Las bodas de F¨ªgaro, esta feliz invenci¨®n inunda nuestro ¨¢nimo con una acumulaci¨®n de hallazgos.
La flauta m¨¢gica
Temporada de ¨®pera (INAEM, Comunidad y Caja Madrid). La flauta m¨¢gica, de Mozart. Direcci¨®n esc¨¦nica: M. Duncan. Direcci¨®n musical: A. Ros Marb¨¢. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 25 de mayo.
Modernismo anticuado
El Teatro de la Zarzuela ha ofrecido la producci¨®n de la ¨®pera escocesa de 1991 y ha obtenido un justo ¨¦xito, sobre todo por las calidades de la labor musical. Adem¨¢s de un buen plantel de voces nacionales e importadas, esta jerarqu¨ªa musical qued¨® avalada por la batuta de Antoni Ros Marb¨¢, un gran m¨²sico y un artista completo. En cambio, los escenarios y figurines de Ken Lee pecaron de un modernismo anticuado, y a pesar de no ce?irse a las convenciones tradicionales chocaban con la fantas¨ªa mozartiana por un realismo estilizado con criterio de dise?ador. La acci¨®n estuvo bien servida por el londinense Martin Duncan.Dentro del elevado nivel general hubo en la Zarzuela algunos aspectos individuales y de grupo que sobresalieron notablemente: el tr¨ªo de damas de la Reina de la Noche (Teresa Novoa, Marina Rodr¨ªguez-Cusi y Luisa Maesso) o la espl¨¦ndida Pamina de Ana Rodrigo, atractiva, mesurada, dominadora y fascinante en la voz y el estilo. Su pareja (Tamino) encontr¨® en el norteamericano Kurt Streit un tenor de muy noble acento y flexible expresividad, mientras Elizabeth Carter, sin total pureza de voz, venci¨® con virtuosista exactitud todas las coloraturas de la Reina.
Papageno y Papagena, quiz¨¢ el invento m¨¢s feliz de la obra, lo encamaron nuestra Victoria Manso y el bajo/bar¨ªtono Sebasti¨¢n Holecek, quienes como cantantes y actores otorgaron credibilidad a sus fabulescos tipos. Excelente en Sarastro el bajo de Stuttgart Cornelius Hauptmann, y dignos de compartir el ¨¦xito el bajo hispano-brasileiro Felipe Bou (Orador) y el tenor Emilio S¨¢nchez (Monostatos). Total, una buena jornada, un Mozart aut¨¦ntico y una respuesta entusiasta por parte de la operofilia madrile?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.