Un espa?ol en el "corredor de la muerte"
Faltan pruebas directas que inculpen al condenado por doble asesinato en EE UU
Acaba de hablar con su hijo por tel¨¦fono. El hijo, Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez P¨¦rez, de 25 a?os de edad, a¨²n est¨¢ en la c¨¢rcel de Tampa, pero en cuesti¨®n de horas lo van a trasladar a la de Raiford, donde est¨¢n el corredor de la muerte y la silla el¨¦ctrica del Estado de Florida. El padre, Joaqu¨ªn Mart¨ªnez S¨¢nchez, de 61 a?os, est¨¢ en su casa de Miami, un apartamento en un bloque modesto al norte de la ciudad. "?C¨®mo va la moral de su hijo?", le pregunto. "Bien, dentro de lo que cabe", responde. "?l conf¨ªa en que va a salir de la c¨¢rcel. Nor cuesti¨®n de clemencia es de justicia. Mi hijo es inocente".El pasado martes, el juez de Tampa Rogers Padgett, que aceptaba la petici¨®n adoptada por nueve votos contra tres por un jurado de esa localidad de Florida, sentenci¨® a Joaqu¨ªn Jos¨¦ a la pena de muerte por el asesinato de Sherry McCoy Ward y a cadena perpetua por el de Douglas Ray Lawson. La pareja fue asesinada en su casa de Tampa el 31 de octubre de 1995: ¨¦l recibi¨® cuatro balazos; ella, una veintena de pu?aladas. Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez P¨¦rez fue detenido tres meses despu¨¦s del doble asesinato.
Pese a la petici¨®n de clemencia del Gobierno espa?ol, transmitida por Miguel D¨ªaz Pache, c¨®nsul en Miami, Joaqu¨ªn Jos¨¦ se ha convertido en el primer espa?ol en los corredores de la muerte de las prisiones norteamericanas. "Uno no se da cuenta de hasta qu¨¦ punto EE UU es el Tercer Mundo hasta que le pasa algo grave", dice su padre, un hombre de baja estatura, con el ojo derecho ciego y el izquierdo con escasa visi¨®n. "Llevo aqu¨ª 18 a?os, y ahora estoy viviendo en propia carne un sistema que puede cometer injusticias tan tremendas como la de Irak. Mi hijo ha sido condenado sin que haya una sola prueba material en su contra: ni testigos directos, ni arma del crimen, ni restos de sangre, ni huellas dactilares... Nada de nada".
Joaqu¨ªn Mart¨ªnez S¨¢nchez a?ade que a su hijo le perdieron las declaraciones de dos mujeres. En primer lugar, Sloane Millian, su ex mujer y la madre de sus dos ni?as, Jordyn y Katherine, de cuatro y dos a?os. Luego, Laure Babcok, la chica con la que conviv¨ªa en el momento del suceso. La primera declar¨® que le hab¨ªa escuchado manifestar remordimientos por algo "horrible" que hab¨ªa hecho. La segunda, que el d¨ªa de autos regres¨® a casa con la ropa descompuesta y un labio partido.
Este diario ha tenido acceso a las actas del juicio, en las que, en efecto, no constan pruebas directas -materiales o testimonios personalesque vinculen al condenado con el crimen. Con evidencias mucho m¨¢s abrumadoras en su contra fue absuelto O. J. Simpson, gracias a una defensa millonaria y a un jurado favorable. Joaqu¨ªn Mart¨ªnez S¨¢nchez cree que la polic¨ªa del condado de Hillsborough, en la bah¨ªa de Tampa, estaba buscando un cabeza de turco y lo encontr¨® en su hijo. "El fallecido", dice, "era hijo de un miembro del equipo del sheriff del condado". "?Conoc¨ªa su hijo a Douglas Ray Lawson?". "Lawson hab¨ªa trabajado durante unos meses en la misma empresa telef¨®nica que mi hijo, AT&T Atlantic, pero no hicieron una amistad particular". "?Es posible que Joaqu¨ªn fuera a reclamarle una deuda y se acalorara en el transcurso de la discusi¨®n?". "?se no es el car¨¢cter de mi hijo: ¨¦l es muy buen chico...". Al condenado, como reconoce el juez en el escrito en que le env¨ªa a la silla el¨¦ctrica, todo el mundo le describe como una persona tranquila, con sentimientos religiosos y laboriosa. Hasta su ex mujer le calific¨® en el juicio como "un padre maravilloso".
Joaqu¨ªn Jos¨¦ no ten¨ªa antecedentes criminales. En sus primeras investigaciones sobre el caso, EL PA?S encontr¨® que, en las fichas policiales y judiciales en Tampa de Joaqu¨ªn Jos¨¦, el casillero de nacionalidad estaba en blanco. Pues bien, aunque sus amigos anglos le llamaban Joe, Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez P¨¦rez es espa?ol. ?sa ha sido una cuesti¨®n de orgullo para su padre y para ¨¦l. Ni uno ni otro han solicitado la nacionalidad estadounidense, y siempre se han inscrito en los consulados espa?oles de las ciudades donde han vivido: Guayaquil, Nueva York y Miami, adonde se trasladaron en 1989. Aqu¨ª conoci¨® Joaqu¨ªn Jos¨¦ a su esposa, con la que se instalar¨ªa en Tampa.
A Joaqu¨ªn Mart¨ªnez S¨¢nchez le quedan a?os de lucha para intentar evitar que alg¨²n d¨ªa el verdugo de Raiford le aplique a su hijo la triple descarga de 2.000 voltios y 14 amperios que prescribe la ley.
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