El Manual del gram¨¢tico apasionado
Ignacio Bosque agradeci¨® su elecci¨®n citando a Quevedo -"Las palabras son como las monedas: a veces, una vale tanto como muchas y, en ocasiones, muchas no alcanzan lo que una sola: gracias"-, y a continuaci¨®n traz¨® un dibujo humor¨ªstico y apasionado de un oficio -el de gram¨¢tico- sobre el que ya Cervantes ironiz¨® en el Quijote, "al narrar los consejos que le da un amigo para que a?ada [en el pr¨®logo] epigramas, elogios y sobre todo citas, muchas citas, preferiblemente en lat¨ªn: 'Y con estos latinicos y otros tales os tendr¨¢n siquiera [le dec¨ªa el amigo a Cervantes] por gram¨¢tico; que el serlo no es de poca honra y provecho el d¨ªa de hoy"."Tal vez", sigui¨® Bosque, "el ser gram¨¢tico no fuera de poca honra y provecho a comienzos del siglo XVII, pero, a finales del siglo XX, no es gran cosa". Y ello se debe no s¨®lo a que el idioma es "un valor a la baja", sino a que los gram¨¢ticos "no siempre hemos sabido transmitir la pasi¨®n por desentra?ar sus misterios", ni puesto de manifiesto "la necesidad de hurgar debajo de lo que parece evidente".
"?Qu¨¦ extra?os son los gram¨¢ticos!", prosigui¨® luego imaginando los comentarios "estereotipados" de la gente. "Siempre las mismas piezas del rompecabezas, las mismas cartas de la baraja, las mismas fichas del juego. Siempre los mismos pronombres, los mismos adverbios, los sujetos, los complementos, los gerundios y los infinitivos. ?C¨®mo podr¨¢n encontrar satisfacci¨®n en esa retah¨ªla de etiquetas a?ejas?"
Pregunta natural
"La pregunta es tan natural como profunda", agreg¨® Bosque. "Casi todas las preguntas naturales lo son". As¨ª que la respuesta es complicada, "un guiso que se cuece con varios ingredientes". En primer lugar, requiere "un marco conceptual -una teor¨ªa-", lo cual, por cierto, divide a los gram¨¢ticos -y a la mayor¨ªa de los cient¨ªficos sociales- en grupos irreconciliables: deterministas e indeterministas, con sus m¨²ltiples subdivisiones respectivas.
El segundo ingrediente, "la observaci¨®n atenta", es una de las facultades que distingui¨®, seg¨²n Bosque, a Fern¨¢ndez Ram¨ªrez de otros que quisieron pero no pudieron: "Los datos gramaticales son siempre objetos inertes, hasta que un d¨ªa reparamos en algo que no hab¨ªamos advertido. Me refiero, pues, al tipo de observaci¨®n inesperada que provoca en nosotros el asombro o la sorpresa. Si no desarrollamos la capacidad de observaci¨®n nunca nos sorprenderemos de lo cotidiano". ?Y hay algo m¨¢s cotidiano que el idioma?
El tercer ingrediente del manual del gram¨¢tico apasionado, concluy¨® Ignacio Bosque, "es m¨¢s bien un condimento, y no todos los cocineros lo recomiendan, pero no est¨¢ de m¨¢s a?adir una brizna de distanciamiento, incluso a veces una pizca de escepticismo".
Babelia
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