Bruguera regresa a la Cima
El espa?ol derrot¨® a Rafter y jugar¨¢ ma?ana su tercera final en Par¨ªs
Un antiguo campe¨®n que vuelve para ganar. Un partido que acaba con ambos jugadores pegados a la red, apenas a un metro de distancia uno del otro, golpeando la bola con toda la fuerza que les queda. Y un ¨²ltimo gesto de rabia del vencedor. La leyenda de Roland Garros se ha hecho con materiales como ¨¦stos. Sergi Bruguera confirm¨® ayer su retorno a la cima del tenis, imponi¨¦ndose al australiano Pat Raffier (6-7, 6-1, 7-5, 7-6) en un encuentro duro, r¨¢pido y pasional, uno de los mejores del torneo, si no el mejor. Era una final anticipada y super¨® las expectativas. Bruguera, campe¨®n en 1993 y 1994, se encontrar¨¢ ma?ana (15.00) en la final con el brasile?o Gustavo Kuerten, que super¨® al belga Filip DewuIf.Cuando uno de los jugadores es un atacante nato, el partido suele ser ameno. Cuando el otro no se limita a defender, sino que contraataca con ferocidad, el partido es inevitablemente bueno. Y cuando los dos derrochan tanto talento y tanto coraz¨®n como Bruguera y Rafter en su choque de ayer, el partido resulta excepcional. Tras dos a?os en un pozo de lesiones, Sergi Bruguera ha recuperado su mejor nivel.
El encuentro comenz¨® con el tipo de conversaci¨®n ten¨ªstica que pod¨ªa esperarse de ambos jugadores: Bruguera buscaba las frases largas y bien argumentadas, mientras Rafter prefer¨ªa las respuestas cortas y contundentes. El espa?ol se iba hacia el fondo de la pista y lanzaba bolas no muy profundas, pensadas para encontrar al australiano a media subida. Rafter, por su parte, aportaba el movimiento y el riesgo. Cuando serv¨ªa, todo era saque y volea, para lo bueno y para lo malo. Con un juego puramente australiano, ideal para superficies duras pero complicado sobre tierra, Rafter se lanzaba hacia la red a la menor oportunidad.
El servicio de Rafter nunca era muy r¨¢pido, pero contaba con un giro especial que hac¨ªa la bola pesada y provocaba un bote alto. Bruguera nunca logr¨® adaptarse del todo al servicio de su adversario, pero se impon¨ªa poco a poco en la rutina estad¨ªstica. Rafter comet¨ªa m¨¢s fallos de servicio (10 dobles faltas en total frente a s¨®lo dos de su contrincante) y m¨¢s errores no forzados (45 contra 21), lo que desemboc¨®, tras dos formidables golpes paralelos de Bruguera que dejaron clavado a Rafter, en una situaci¨®n ¨®ptima para el espa?ol: 6-5 para Bruguera, con su servicio. Y, sin embargo, Rafter gan¨® su resto y afront¨® con confianza el tie break. En el desempate, el australiano demostr¨® que tambi¨¦n sab¨ªa pelear desde el fondo de la pista. En plena situaci¨®n de igualdad, a Bruguera se le qued¨® una bola en la cinta y, acto seguido, Rafter supo rematar el golpe definitivo en la red. Esa peque?a diferencia dio la primera manga al australiano, 7-6.
Rafter pag¨® su esfuerzo en la segunda manga, en la que perdi¨® fuelle, sirvi¨® blandamente y acumul¨® las dobles faltas. Bruguera, con el ¨¢nimo aparentemente intacto tras el dif¨ªcil tie break, jug¨® con comodidad. El tenista espa?ol cobr¨® ventaja inmediatamente y, en apenas 20 minutos y con un expl¨ªcito 6-1, puso fin al tr¨¢mite.
El australiano resucit¨® inmediatamente. Hab¨ªa entregado los ¨²ltimos juegos de la segunda manga para recobrar fuerzas y en los primeros compases de la tercera alcanz¨® una velocidad de crucero ¨®ptima. Fue la mejor fase de Rafter: aceleraba el juego desde el fondo y lo ralentizaba en la red. Llu¨ªs Bruguera, el padre de Sergi, sufr¨ªa en la grada y se mesaba la barba mirando el marcador: 5-3 para Rafter. Y entonces apareci¨® la voluntad de Sergi Bruguera, quien empez¨® a colocar hachazos a derecha e izquierda que romp¨ªan a un Rafter que corr¨ªa hacia ninguna parte. Rompi¨® por dos veces el servicio de su adversario, gan¨® cuatro juegos consecutivos y se impuso por 7-5.
En la cuarta manga, Rafter tuvo que luchar por la supervivencia y aceler¨® el juego. El enfrentamiento alcanz¨® sus momentos m¨¢s bellos, como en una serie de devoluciones imposibles por parte de Bruguera en el tercer juego, dos golpes paralelos cosidos a la l¨ªnea tambi¨¦n de Bruguera en el octavo, y varias cabalgadas fren¨¦ticas de Rafter hacia la red en el noveno y una dejada maravillosa del mismo jugador en el duod¨¦cimo. El drama culmin¨® en un nuevo tie break que Bruguera no dej¨® escapar (7-1). La ¨²ltima bola del partido se le qued¨® en la cinta a un Rafter extenuado. Bruguera, pu?os y mand¨ªbulas apretados en un gesto de determinaci¨®n y victoria, dedic¨® la victoria a su padre.
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