Entretener sin herir
Se ha dicho muchas veces en esta secci¨®n que no existe espacio o p¨¢gina de EL PA?S -tambi¨¦n aquellos productos asociados a la marca del peri¨®dico- que quede exento de cumplir las reglas del Libro de estilo. Esto vale tambi¨¦n para los espacios de entretenimiento como los crucigramas. Un principio b¨¢sico del Libro de estilo es no usar palabras o frases que puedan resultar ofensivas para un colectivo. Esos t¨¦rminos deben evitarse siempre tanto en los g¨¦neros period¨ªsticos propiamente dichos (cr¨®nicas, reportajes, entrevistas ... ) como en los que no lo son.Referirse a una de las v¨ªctimas del fiscal mexicano Pablo Chapa, recientemente detenido en Madrid, como un "pobre tipo diab¨¦tico" resulta ciertamente inapropiado (El fino olfato del inspector o el cazador cazado, EL PA?S, 18 de mayo de 1997). Bastaba con describir gen¨¦ricamente al sujeto en cuesti¨®n como un "pobre tipo" para resaltar su escasa relevancia social, que es lo que parec¨ªa querer el periodista. Con algunos elementos informativos sucede como con las fotograf¨ªas desagradables: s¨®lo se justifica su publicaci¨®n si son imprescindibles para la comprensi¨®n de la noticia. Lo de "diab¨¦tico" no era imprescindible e introduc¨ªa una circunstancia susceptible de herir a pacientes de esa enfermedad, como ha sido el caso de algunos lectores que se han quejado por ese motivo.
?Era indispensable el t¨ªtulo en portada ? Un canciller en silla de ruedas? referido a la informaci¨®n sobre el posible delf¨ªn de Helmut Kohl, Wolfgang Sch?ube, en la carrera por la sucesi¨®n en la canciller¨ªa alemana? (EL PA?S, 16 de febrero de 1997). Que un gobernante vaya en silla de ruedas es un hecho excepcional (habr¨ªa, que remontarse, quiz¨¢, a Franklin Delano Roosevelt para encontrar un precedente, pues su actual sucesor en la Casa Blanca, Clinton, s¨®lo ha necesitado ayudarse de ese aparato transitoriamente). Tiene l¨®gica, pues, desde el punto de vista informativo que no pase inadvertido ese aspecto novedoso de la noticia. ?Pero era un aspecto tan relevante -o mejor, el m¨¢s relevante- como para justificar su proyecci¨®n a un titular? Adem¨¢s, la forma interrogativa podr¨ªa interpretarse, aunque no haya sido ¨¦sa la intenci¨®n, como expresi¨®n de una actitud reticente o desconfiada sobre la posibilidad de que un lisiado pueda llegar a tan alta funci¨®n. Un minusv¨¢lido, Jos¨¦ Manuel Plaza, de Cuenca, ha dado su opini¨®n al respecto al Defensor del Lector: "En cientos de jornadas de integraci¨®n que en este pa¨ªs organizan los colectivos de minusv¨¢lidos, el peri¨®dico de hoy va a ser puesto como ejemplo de c¨®mo enfoca la prensa (y no cualquier diario) la discapacidad de una persona".
Pero la cuesti¨®n central que motiva esta columna dominical es la queja de una lectora de A Coru?a, Encarna Macho Sep¨²lveda, sobre uno (le los crucigramas de Pelco. En el 1 horizontal del referido crucigrama se propon¨ªa una palabra relativa a "cosas que dicen los deficientes mentales", a lo que se respond¨ªa "idioteces", y en el 1 vertical se insist¨ªa en la misma definici¨®n, pero con otras palabras. En este caso, la respuesta era "imbecilidades". La lectora de A Coru?a se?ala al Defensor del Lector que "un peri¨®dico tan sensible a estos temas, y teniendo un Libro de estilo de obligado cumplimiento, no debe permitir que ni en un crucigrama se sienta ofendida ninguna persona o colectivo". Y a?ade, con toda la raz¨®n del mundo: "Adem¨¢s, decir idioteces e imbecilidades es patrimonio de la humanidad". En gran medida, el lenguaje es su uso social, trascendiendo, por tanto, su significaci¨®n primigenia y estrictamente gramatical. Por ello -y no vea Peko en lo que sigue un intento de enmendarle la plana-, si las "idioteces" e "imbecilidades" se hubieran definido como "cosas que dicen los idiotas", es dif¨ªcil que alguien se hubiera dado por aludido, siendo tantos los que pueden ser tenidos por tales.
Peko lamenta, desde luego, lo sucedido. "Nunca pens¨¦", se?ala, "que al emplear la definici¨®n de 'deficientes mentales', en su acepci¨®n normal, en uno de mis crucigramas, estaba incurriendo en una grave falta de delicadeza, hiriendo la sensibilidad de un colectivo que se merece el mayor respeto e, incluso, ofendi¨¦ndolo. Lamento muy de veras que as¨ª haya sido. El mal est¨¢ hecho, pero puedo asegurar a nuestra comunicante que, en lo sucesivo, no volver¨¦ a utilizar el t¨¦rmino en circunstancias semejantes".
Tiempo ¨²til
La informaci¨®n sobre el tiempo se ha convertido en la informaci¨®n ¨²til por antonomasia. S¨®lo hay que observar la atenci¨®n que le prestan los medios de comunicaci¨®n. Pero ?basta con esa atenci¨®n para satisfacer las necesidades del ciudadano? En absoluto. Los datos que se ofrecen deben ser presentados de forma comprensible, sin merma del rigor y de la veracidad exigibles a cualquier informaci¨®n, y en mayor medida, si cabe, a la meteorol¨®gica. De ello depende que el ciudadano no tome decisiones equivocadas que le causen molestias e inconvenientes en su vida cotidiana.Hace aproximadamente tres, a?os EL PA?S realiz¨® un nuevo, dise?o de su secci¨®n El tiempo, para hacerla m¨¢s clara y comprensible. El referente principal fue la prensa norteamericana, y m¨¢s particularmente el peri¨®dico USA Today, cuya informaci¨®n meteorol¨®gica abunda en datos num¨¦ricos y mapas a la vez que reduce el texto al m¨ªnimo indispensable. Hay lectores, sin embargo, que piensan que la informaci¨®n de EL PA?S sobre el tiempo es mejorable. Es el caso de Roberto Alvarez S¨¢nchez, de Santander, que aporta la p¨¢gina de informaci¨®n meteorol¨®gica del peri¨®dico alem¨¢n S¨¹ddeutsche Zeitung, de M¨²nich, como posible ejemplo a seguir. "Si comparamos este informe", dice' -el de la fecha del peri¨®dico alem¨¢n- "con el que public¨® EL PA?S el mismo d¨ªa, observamos las diferencias m¨¢s notables: en el alem¨¢n no aparece un mapa de Alemania en particular, sino que se inserta una explicaci¨®n escrita relacionada por regiones, pero con mucho m¨¢s detalle que su hom¨®logo espa?ol. Por otra parte, en el mapa de la previsi¨®n para el d¨ªa siguiente figuran las isobaras con m¨¢s rigor que en el es pa?ol y, adem¨¢s, incluye frentes y temperaturas de las capitales y algunas otras ciudades".
El hombre del tiempo de EL PA?S, Jos¨¦ Luis Ron, explica que este peri¨®dico fue el primer medio escrito espa?ol que introdujo mapas de Europa y de Espa?a con la previsi¨®n meteorol¨®gica del d¨ªa siguiente. En cuanto a las sugerencias que hace el lector sobre las isobaras, Ron responde que "si observamos el mapa de ?sobaras vemos que es similar al del peri¨®dico alem¨¢n, si bien en nuestro diario, por dise?o y no por otro motivo, no se pintan frentes nubosos y, sin embargo, las ?sobaras se hacen m¨¢s especiales; hay que destacar, en todo caso, que un mapa de tama?o reducido como el de Europa puede quedar muy cargado si se entremezclan ?sobaras y frentes". Ron opina tambi¨¦n que la informaci¨®n meteorol¨®gica de EL PA?S puede, l¨®gicamente, mejorarse. Pero esa mejora pasa, a su juicio, por un aumento de espacio.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al n¨²mero (91) 337 78 36.
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