Apuntes para la biograf¨ªa de los poetas
En m¨¢s de una ocasi¨®n he expresado mi convencimiento de que la biograf¨ªa de un escritor -entendiendo por tal el creador de obras imaginarias- est¨¢ contenida esencialmente en ¨¦stas, y no tanto en las peripecias m¨¢s o menos notables de su vida cotidiana.Por supuesto que la personalidad de ese tal fabulador puede presentar aspectos de suma complejidad y acaso desdoblarse en la de un hombre de acci¨®n; puede haber sido a la vez pol¨ªtico de genio o brillante guerrero cuyas gestas marcaron la historia; en cuyo caso claro est¨¢ que su obra literaria ser¨¢ tan s¨®lo una faceta de su biograf¨ªa. Pero el poeta cuya vida civil haya discurrido en los t¨¦rminos de una existencia anodina como rentista, o bur¨®crata, o empleado de banco, poco a?adir¨¢ al esplendor de su obra la exposici¨®n de sus an¨¦cdotas triviales, quiz¨¢ de sus miserias.
B¨¦cquer nos cuenta en una de sus rimas, la LXXVIL "Una mujer me ha envenenado el alma, / otra mujer me ha envenenado el cuerpo; / ninguna de las dos vino a buscarme, /yo de ninguna de las dos me quejo. / Como el mundo es redondo, el mundo rueda. / Si ma?ana, rodando, este veneno / envenena a su vez, ?por qu¨¦ acusarme? / ?Puedo dar m¨¢s de lo que a m¨ª me dieron?". Estos versos informan de una historia vulgar y, por cierto, bastante s¨®rdida. Expresan la amargura, el rencor de alguien que ha sufrido quiz¨¢ desdenes, quiz¨¢ enga?os amorosos, y de alguien que, por otra parte, ha debido de contraer al azar una infecci¨®n ven¨¦rea. Rara vez un texto literario podr¨¢ transparentar con m¨¢s claridad una experiencia real. Pero de ser cierta, como parece, esa experiencia del autor, ni hechos tales ni la reacci¨®n rencorosa y vindicativa que suscitaron en el ¨¢nimo del pobre hombre constituyen desde luego el poema. Quiz¨¢ fueron vividos y padecidos en efecto por Gustavo Adolfo, y una investigaci¨®n exhaustiva acaso lograr¨¢ descubrir las m¨ªnimas circunstancias del caso, averiguando hasta los nombres y apellidos de las mujeres aludidas; pero esto, despu¨¦s de todo, nada a?adir¨ªa a la biograf¨ªa del poeta en cuanto a tal, mientras que, en cambio, un an¨¢lisis perceptivo del poema mismo resultar¨¢ revelador acerca de la esencial personalidad del hombre que lo compuso. El elemento declarativo contenido en una obra literaria, elemento que tanto puede provenir de algo realmente acontecido en la pr¨¢ctica como ser producto gratuito de la libre fantas¨ªa inventiva del escritor, no constituye todav¨ªa el poema, que ser¨¢ creaci¨®n art¨ªstica de su ingenio lograda mediante una muy concreta combinaci¨®n de palabras y frases. Ah¨ª tenemos, pues, forjada de una vez por todas y para siempre, esa sobria rima, con su juego de dualidades resuelto en una conclusi¨®n de amargo sarcasmo, capaz de transmitirle al lector el sentimiento, tan rom¨¢ntico, de desenga?ado abandono frente a un mundo ingrato. Ello no impide que para el an¨¢lisis del poema pueda eventualmente servir de ayuda un conocimiento preciso de las circunstancias pr¨¢cticas que rodearon a su creaci¨®n. Pero lo decisivo, lo que determina la singularidad del sujeto cuya biograf¨ªa se trata de establecer, es el producto art¨ªstico elaborado por ¨¦l. Y ese poema, p¨¢gina de su biograf¨ªa, ser¨¢ lo que, en conexi¨®n con el conjunto de sus dem¨¢s obras, y por encima de contingentes an¨¦cdotas, permita fijar y poner de relieve los rasgos significativos que trazan el perfil de su personalidad ¨²nica. Alrededor de ellos y en funci¨®n suya podr¨¢ establecerse luego el marco hist¨®rico-social dentro del que esa personalidad se ha desarrollado, apostillando, si as¨ª conviene, las peripecias pr¨¢cticas relacionadas con su creaci¨®n po¨¦tica.
La biograf¨ªa del escritor proporcionar¨¢ as¨ª un retrato del poeta que, trazado esencialmente a base de su obra, aparezca centrando el cuadro del ambiente que la ha condicionado. En el caso de B¨¦cquer, es evidente que su biograf¨ªa -es decir, la historia de su vida de poeta- deber¨¢ situarse dentro de su pa¨ªs y de su ¨¦poca, y bajo la influencia general del esp¨ªritu de esa ¨¦poca (Zeitgeist), as¨ª como bajo la influencia concreta de determinados modelos literarios de universal validez. ?sos son los supuestos ambientes, externos, a que su particular car¨¢cter, sensibilidad y temperamento debi¨® adaptarse para producir, modulada al mismo tiempo, claro est¨¢, por las diversas peripecias sobrevenidas en su vivir cotidiano, una obra po¨¦tica de tono y acento personal¨ªsimos.
Si la voz po¨¦tica del rom¨¢ntico B¨¦cquer cuenta, confiesa -finge confesar: "o poeta e un fingidor" (Pessoa)- una tnibulaci¨®n suya, otro poeta, nuestro contempor¨¢neo Angel Gonz¨¢lez da precisamente a una de sus composiciones el t¨ªtulo de Dato biogr¨¢fico, y, con deliberado prosa¨ªsmo, nos ofrece la informaci¨®n siguiente: "Cuando estoy en Madrid, / las cucarachas de mi casa protestan porque leo por las noches. / La luz no las anima a salir de sus escondrijos, / y pierden de ese modo la oportunidad de pasearse por m? dormitorio, / lugar hacia el que / -por oscuras razones- / se sienten irresistibleniente atra¨ªdas. / Ahora hablan de presentar un escrito de queja al presidente de la rep¨²blica. / Y yo me pregunto: / ?en qu¨¦ pa¨ªs se creer¨¢n que viven?; / estas cucarachas no leen los peri¨®dicos. / Lo que a ellas les gusta es que yo me emborrache /y baile tangos hasta la madrugada, / para as¨ª practicar sin riesgo alguno / su merodeo incesante y sin sentidos, a ciegas / por las anchas baldosas de mi alcoba. / A veces las complazco, / no porque tenga en cuenta sus deseos, / sino porque me siento irresistiblemente atra¨ªdo, / por oscuras razones, / hacia ciertos lugares mal iluminados / en los que me demoro sin plan preconcebido / hasta que el sol naciente anuncia un nuevo d¨ªa. / Ya de regreso a casa, /cuando me cruzo por el pasillo con sus peque?os cuerpos que se evaden / con torpeza y con miedo / hacia las grietas sombr¨ªas donde moran, / les deseo buenas noches a destiempo / -pero de coraz¨®n, sinceramente-, / reconociendo en m¨ª su incerridumbre, / su inoportunidad, / su fotofobia, /y otras muchas tendencias y actitudes / que -lamento decirlo- / hablan poco en favor de esos ort¨®pteros".
El poema, de acuerdo con su t¨ªtulo, parec¨ªa de entrada un texto "realistamente" declarativo, minuciosamente informativo, de una rigurosa sobriedad factual. Y el cr¨ªtico interesado en la biograf¨ªa del poeta podr¨ªa empezar averiguando la direcci¨®n precisa -calle, n¨²mero, piso y dem¨¢s detalles- de la casa de su autor en Madrid, as¨ª como tambi¨¦n la de esos "ciertos lugares mal iluminados" en que dice demorarse sin plan preconcebido. Y quiz¨¢ le bastara para ello con s¨®lo pedirle esos y otros datos al propio Angel Gonz¨¢lez, cuya amabilidad e ir¨®nico talante es f¨¢cil que le moviesen a satisfacer tan f¨²til curiosidad. Pero ?podr¨ªa ese puntilloso erudito ilustrar al mundo acerca de la protesta formulada por esas cucarachas, que no saben en qu¨¦ mundo viven y hablan de presentar un escrito de queja al presidente de la rep¨²blica? El "dato biogr¨¢fico" en que, seg¨²n su t¨ªtulo, consiste el poema se nos muestra enseguida enga?oso, o mejor, sabiamente ambiguo. Si la rima de B¨¦cquer pudiera haberse tomado -ya vimos cu¨¢n enga?osamente- como mera declaraci¨®n fidedigna de ciertos hechos sucedidos a Gustavo Adolfo y de su efecto sobre el ¨¢nimo del autor, el poema, mucho m¨¢s extenso, de Angel Gonz¨¢lez introduce ya desde su segunda l¨ªnea un elemento inveros¨ªmil que de inmediato desmiente o hace sospechosa la factividad del verso inicial, proyectando a partir de ah¨ª los hechos referidos al plano de la creaci¨®n po¨¦tica. Ya en este plano -que es el propio de su aut¨¦ntica biograf¨ªa-, el poeta terminar¨¢ por identificarse con los malfamados ort¨®pteros, para ofrecernos su visi¨®n del mundo -visi¨®n muy negra, por cierto- dentro del cuadro de una realidad concreta, de un determinado ambiente hist¨®rico, de un tiempo y un lugar muy precisos, donde los seres humanos han podido sentirse degradados a la condici¨®n de cucarachas, y hasta cosificados bajo el distanciador nombre cient¨ªfico de tan inmundos animalejos.
No necesitar¨¦ yo insistir en la refinada calidad del poema, en la magistral delicadeza de sus grabaciones, en los tornasolados matices de su iron¨ªa y autoiron¨ªa, en la sutileza de sus alusiones, que cualquier lector sensible percibe de inmediato. S¨®lo quiero subrayar algo -por lo dem¨¢s, tambi¨¦n bastante obvio-, y ello es que para su biograf¨ªa de mi amigo el poeta ?ngel Gonz¨¢lez lo que m¨¢s importa es el poema mismo, y aun quiz¨¢, si se quiere, la fecha en que fue escrito, pero apenas nada las se?as de su casa en Madrid.
En los dos poemas comentados antes, tanto el de B¨¦cquer como el de ?ngel Gonz¨¢lez, los respectivos textos literarios constituyen realidades aut¨®nomas, enteramente desprendidas de la base de realidad pr¨¢ctica que tal vez pueda haberles servido de inspiraci¨®n o apoyo. Sin embargo, autonom¨ªa tan tajante no parece ocurrir en todos los casos. Consideremos el ejemplo egregio que nos procura la oda de Garcilaso A la flor de Gnido, pieza de suprema calidad l¨ªrica, con la que su autor introdujo en la historia de la literatura castellana una nueva combinaci¨®n m¨¦trica -la lira-, que habr¨ªa de abrir aqu¨ª larga tradici¨®n. En este famoso poema, la relaci¨®n entre los hechos de la vida cotidiana y la creaci¨®n po¨¦tica erigida sobre ellos resulta ser sumamente estrecha, en verdad inextricable. Aqu¨ª el poema mismo se introduce en el entramado de esa vida cotidiana, entrando a constituirse, ya desde su intenci¨®n, en elemento de la realidad pr¨¢ctica. La oda de Garcilaso fue compuesta por su autor con el designio expreso de influir sobre la voluntad de alguien -en concreto, de una dama, Violante San Severino, flor de su barrio napolitano-, dentro de su situaci¨®n real. Pretend¨ªa Garcilaso exhortarla con sus versos a tener piedad de un amigo suyo, el enamorado caballero Mario Galeoto, quien, ante la indiferencia de la amada, se hallaba en inminente peligro de sucumbir a su pasi¨®n amorosa. El oficioso poeta la amonesta por su dureza, record¨¢ndole el castigo de la fabulosa Anax¨¢rate, convertida en m¨¢rmol tras el suicidio del enamorado Yfis, seg¨²n lo cuenta Ovidio en su maravilloso ejemplario er¨®tico. H¨¢gate temerosa /, recomienda Garcilas o a do?a Violante, el caso de Anax¨¢rate, y cobarde, / que de ser desde?osa / se arrepinti¨® muy tarde,- /y as¨ª su alma con su m¨¢rmol arde.
No se sabe, o al menos yo no lo s¨¦, si los buenos consejos l¨ªricos del servicial amigo fueron eficaces y lograron o no persuadir a la esquiva dama para que calmara el ardor er¨®tico de su amigo. Ni tampoco importa demasiado. Lo que de veras importar¨ªa para la biograf¨ªa de Garcilaso ser¨ªa la intrusi¨®n de su poes¨ªa en el terreno de los hechos pr¨¢cticos, su pretensi¨®n de constituirla en instrumento de acci¨®n en un juego de relaciones interhumanas. A partir del momento en que hubo escrito su famosa oda, los ulteriores efectos que el poema pudiera haber tenido sobre el ¨¢nimo y conducta de sus protagonistas pertenecer¨¢n ya al plano de lo anecd¨®tico. Frecuente es que los poemas sean encaminados por su autor a conseguir diferentes fines, y, sobre todo, han solido usarse en pleitos de amor como alegato en causa propia. Por supuesto que la mayor parte de la obra l¨ªrica de infinito n¨²mero de poetas -as¨ª la del mismo Garcilaso- se nutre de sentimientos er¨®ticos, y bien pudo haber sido escrita a veces con intenci¨®n suasoria para beneficio del enamorado poeta. De Lope sabemos que dirigi¨® a m¨¢s de una de sus cortejanas un mismo soneto mediante el simple recurso de cambiar en su texto el nombre de la destinataria. Pero cuando nos colocamos en el punto de vista de la cr¨ªtica literaria, o tambi¨¦n de la biograf¨ªa de los poetas, esta abusiva utilizaci¨®n del poema, por parte de su autor, resultar¨¢ ser, a la postre, incidental y subsidiaria. Desde esta perspectiva, lo que merece principal consideraci¨®n es la calidad de la obra po¨¦tica, por virtud de la cual se hace al escritor objeto digno de una biograf¨ªa. Y as¨ª, por ejemplo, los admirables estudios sobre la poes¨ªa de Garcilaso debidos a Rafael Lapesa, quien no deja de hacer las oportunas reservas, puntualizaciones y salvedades, constituyen sin duda un excelente y bien logrado esbozo biogr¨¢fico de este eminent¨ªsimo poeta.
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