Salir a ganar
Las victorias de Tony Blair y Lionel Jospin han dado un vuelco al panorama pol¨ªtico europeo pocas semanas antes del comienzo del 34? Congreso del PSOE. Espa?a es ahora, con Alemania, "el ¨²ltimo basti¨®n de la derecha de Europa", seg¨²n frase feliz del centrista Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Y a¨²n pueden cambiar m¨¢s las cosas, pues la coalici¨®n del canciller Kohl exhibe grietas preocupantes. As¨ª es que los socialistas espa?oles afrontamos el congreso en un clima propicio para el avance de nuestras ideas. El optimismo ha vuelto a la socialdemocracia, que gobierna en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Desde la oposici¨®n, podemos tambi¨¦n participar aqu¨ª de ese optimismo.No hay ninguna raz¨®n para que el PSOE afronte el futuro a la defensiva, cediendo a la nostalgia de un brillante pasado o al resquemor por los errores cometidos. Los aciertos de los a?os de Gobierno, como las equivocaciones y los fracasos de entonces, forman parte ya del trasfondo sobre el que los ciudadanos esperan que dibujemos un nuevo discurso. Sin apresuramientos ni atajos, el PSOE tiene que iniciar de nuevo la marcha hacia la mayor¨ªa parlamentaria. A lo largo del ¨²ltimo a?o hemos analizado en profundidad las causas de la p¨¦rdida de apoyos electorales. Ya ha llegado la hora de decidir qu¨¦ hacer para que no se nos escape la pr¨®xima victoria. El 34? Congreso servir¨¢ para eso si responde a algunas preguntas: ?Qu¨¦ l¨ªneas de fuerza definen nuestro proyecto altemativo al representado por el PP? ?En qu¨¦ se diferencian ambos y en qu¨¦ aspectos cabe el consen so?, ?C¨®mo conectar de nuevo con las capas urbanas? ?C¨®mo facilitar la participaci¨®n y el compromiso pol¨ªtico de los j¨®venes? ?C¨®mo unir. a la izquierda, pese a la actual direcci¨®n de Izquierda Unida, en tomo a un programa?
Los principios y los valores del socialismo democr¨¢tico no se discuten, por nadie, ni tenemos que renunciar a nuestra historia. No pensamos en eso quienes planteamos en el PSOE una renovaci¨®n en profundidad, por m¨¢s que alguien quiera encontrar ah¨ª argumentos Maniqueos. Tampoco se cuestionan los grandes logros de nuestra etapa de Gobierno, desde el Estado de bienestar hasta la consolidaci¨®n de la democracia, el desarrollo auton¨®mico o la apertura a Europa y el mundo. Ni el PP se atrever¨ªa a eso, al menos en p¨²blico. Pero s¨ª hay que encontrar nuevas respuestas, modernas, pensadas para que las entiendan y las hagan suyas los habitantes de una Espa?a muy distinta a la que se ilusion¨® en tomo a nuestro proyecto de 1982. Respuestas que tengan en cuenta la globalizaci¨®n de la econom¨ªa y de muchos de los retos que debemos enfrentar, los cambios sociales habidos, el papel de la mujer, los nuevos problemas para los que no hay soluciones preestablecidas. Pero los instrumentos de que hoy se dispone para hacer pol¨ªtica son muy diferentes a los de hace 20 a?os.
No s¨®lo hay que reflexionar sobre las pol¨ªticas. Se reclaman nuevas formas de hacer pol¨ªtica para conectar mejor con los ciudadanos, despu¨¦s de un largo pe riodo en el que el grueso de nuestra actuaci¨®n se desarrollaba des de el poder. Hemos sufrido un ex ceso de institucionalizaci¨®n, y ahora el trabajo a la intemperie nos cuesta. Hay que volver a sin tonizar desde el partido con las terminales sociales, que ya no nos vendr¨¢n a ver al despacho oficial. Y en esa tarea se notan las carencias de una organizaci¨®n en la que muchos afiliados y simpatizantes no encuentran la v¨ªa para su part¨ªcipaci¨®n, y se alejan de las peleas de aparato, pero tambi¨¦n de la vida diaria del partido. Hay que recuperar, adem¨¢s, una imagen de honradez intachable, y lograr que la gente conf¨ªe en que nunca m¨¢s. volver¨¢ a suceder lo que sucedi¨®, porque no estamos dispuestos a permitirlo.
?Se puede acometer todo ese trabajo por las mismas personas que han venido dirigiendo el partido hasta ahora? Parece obvio que no. Un determinado estilo de direcci¨®n ya empez¨® a hacer agua a finales de los ochenta, sufri¨® vanaciones importantes a partir de la campa?a electoral de 1993 y desde el ¨²ltimo congreso dej¨® de existir de hecho. Ya hace a?os que el t¨¢ndem Felipe-Alfonso no es tal. Y mientras nada lo sust¨ªtuya con claridad la eficacia de la direcci¨®n del partido se estar¨¢ resintiendo. Del 34? Congreso debe surgir un equipo de direcci¨®n del partido a la altura de las circunstancias. Si eso no se produjera, no cabe pensar en la recuperaci¨®n de esquemas agotados hace a?os, sino que se abrir¨ªa paso la tesis del cambio radical. Pienso que estamos ante la ¨²ltima oportunidad para acometer cambios bajo el liderazgo de Felipe. M¨¢s tarde ser¨¢ ya demasiado tarde.
?Qu¨¦ cambios? La alternativa al esquema de direcci¨®n del pasado no puede ser ese "colegio de barones con mando en plaza" de que habla Vargas-Machuca en su art¨ªculo del pasado 14 de junio, en estas mis mas paginas. Ni es deseable que surja de la nada un nuevo "n¨²mero dos", que generar¨ªa m¨¢s problemas de los que ser¨ªa capaz de solucionar. Lo que el PSOE necesita en este congreso, ya que los dos anteriores no lo hicieron, es configurar un nuevo equipo capaz de dise?ar el camino de un pr¨®ximo triunfo electoral. Con una identidad de proyecto aunque plural en su composici¨®n, combinando experiencia de partido y de Gobierno con ilusi¨®n e imagina ci¨®n. Un equipo que piense en el triunfo en vez de obsesionarse con la sucesi¨®n del triunfador, inmune a los celos por saber qu¨¦ n¨²mero ocupa cada cual en la jerarqu¨ªa. En fin, lo que necesitamos es dar con una f¨®rmula de direcci¨®n de caracter¨ªsticas a la que, salvadas todas las distancias, supieron. encontrar tanto Jospin como Blair. Y que les sirvi¨® para ganar.
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