Los Quince llevan la reforma al fracaso al no alcanzar un acuerdo sobre los votos
La reforma del Tratado de Maastricht se ha reducido a muy poca cosa y ha acabado en un sonado fracaso. Los Quince fueron incapaces de alcanzar un acuerdo sobre el objetivo principal, la reforma de las instituciones. ?sta ha quedado aplazada hasta que se produzca la ampliaci¨®n al Este, que los Quince consideran realizable con el nuevo Tratado e Amsterdam. El resto de la reforma ha quedado tambi¨¦n muy aguada. El canciller Helmut Kohl, tradicional motor de la construcci¨®n europea, se erigi¨® en el gran cancerbero nacional al obligar a mantener el veto en casi todas las pol¨ªticas comunitarias.
El Tratado de Amsterdam altera de arriba a abajo el Tratado de Maastricht. Pero cambiar¨¢n muy pocas cosas esenciales a la hora de tomar las decisiones en pol¨ªtica exterior, defensa y cooperaci¨®n policial y judicial. La guinda de esta escasa ambici¨®n lleg¨® poco antes de medianoche. La presidencia holandesa anunci¨® un acuerdo, que en realidad era un profundo desacuerdo: el Tratado de Maastricht nacer¨¢ sin reforma del voto. Pese a las amenazas generalizadas de que sin nuevo voto no habr¨ªa nuevo Tratado, los jefes de Estado o de Gobierno acordaron sancionar el resto de la reforma, para tratar de impedir que el Consejo Europeo abriese una crisis profunda. Tras anunciar esa decisi¨®n a medianoche, reanudaron las negociaciones sobre el ¨²nico tema que a¨²n no se hab¨ªa abordado, la flexibilidad, destacando que el objetivo de dar v¨ªa libre a la ampliaci¨®n podr¨¢ cumplirse con el nuevo Tratado.Sin embargo, el avance en el asunto capital para la ampliaci¨®n, la reforma institucional, se reduce al pacto anunciado por la presidencia para que haya un solo comisario por pa¨ªs desde que se produzca la ampliaci¨®n. Hasta entonces no se pactar¨¢ la modificaci¨®n del voto en el Consejo de Ministros. S¨ª se mantendr¨¢ el llamado compromiso de Ioannina para prolongar el proceso de decisiones cuando la mayor¨ªa cualificada en una votaci¨®n del Consejo sea inferior a la actual pero igual o superior a la que reg¨ªa antes del ingreso de Suecia, Austria y Finlandia.
Los Quince abordaron las negociaciones del voto muy divididos. Espa?a, Francia, el Reino Unido, Holanda y Finlandia defend¨ªan una reponderaci¨®n para dar mayor peso al factor poblaci¨®n. Los m¨¢s peque?os -Grecia, Dinamarca, B¨¦lgica, Suecia, Portugal, Luxemburgo, Irlanda y Austria- formaron bloque en defensa del sistema de doble mayor¨ªa: mantener la actual ponderaci¨®n pero exigiendo que los pa¨ªses que apoyen la decisi¨®n representen cierto porcentaje de la poblaci¨®n. La ambigua posici¨®n de Alemania -que no se decant¨® por ninguna de las dos f¨®rmulas- y el sorprendente alineamiento de Italia con los pa¨ªses peque?os, impidi¨® que los cinco grandes de la UE pudieran imponerse al resto.
Ante la evidencia del desacuerdo, Helmut Kohl propuso aplazar este debate hasta la ampliaci¨®n al Este, y en cualquier caso no antes del a?o 2001. Su propuesta fue inmediatamente apoyada por el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, y el presidente del Consejo, el holand¨¦s Wim Kok. Tras un breve receso para dejar reflexionar al resto de jefes de Estado o de Gobierno, se suspendieron las negociaciones sobre el voto. Los Quince acordaron que un a?o antes de la ampliaci¨®n se abrir¨¢ una nueva Conferencia Intergubernamental para acordar la reforma que ha quedado pendiente. Este aplazamiento no impedir¨¢ que algunos pa¨ªses tengan que someter a refer¨¦ndum la aprobaci¨®n de un nuevo Tratado, pese a su escaso contenido.
El Tratado de Amsterdam, queda, as¨ª, cojo. El fracaso de la reforma se hab¨ªa constatado ya antes de esta ruptura. Los avances m¨¢s simb¨®licos que reales no pod¨ªan ocultar la escas¨ªsima ambici¨®n en el resto de cap¨ªtulos. Alemania bloque¨® cualquier intento por extender de forma significativa la mayor¨ªa cualificada y mantuvo a toda costa la unanimidad en la integraci¨®n en el Tratado del Convenio de Schengen (sobre asuntos de inmigraci¨®n, libre circulaci¨®n de personas y cooperaci¨®n judicial y policial). El Reino Unido impidi¨® los avances en materia de defensa al impedir cualquier menci¨®n a la posibilidad de que la Uni¨®n Europea Occidental se integre en la UE. Francia se conform¨® en pol¨ªtica exterior con lograr darle cara en forma de un Mister PESC muy controlado por el Consejo y la Comisi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.