El presidente
Agarrado a un asa, el presidente de la Comunidad de Madrid; a la otra, el presidente del Real Madrid, que es el club ganador de la Liga de f¨²tbol. Y uno se preguntaba cu¨¢ntos balones hab¨ªa rematado a puerta el presidente de la Comunidad de Madrid para contribuir a la victoria. La foto del presidente de la Comunidad de Madrid agarrado al asa de la copa de campeones es todo un s¨ªmbolo. Lo que ocurre es que el presidente de la Comunidad de Madrid sigue saliendo en las fotos apuntado al barniz triunfalista de los acontecimientos. Y a lo mejor -si se piensa- quiz¨¢ lo procedente hubiera sido justo lo contrario: que se escondiera debajo de la mesa, por ejemplo.D¨ªas despu¨¦s de lo del asa de la copa apareci¨® acompa?ando a Su Majestad el Rey, en el palco real de la plaza de Las Ventas, con ocasi¨®n de la magna Corrida de Beneficencia. Y hechas las fotos y los barridos de las c¨¢maras de televisi¨®n, sucedi¨® que durante dicha corrida los aficionados le dijeron unas cuantas verdades y le sugirieron que fuera tomando nota.
La Corrida de Beneficencia no es como la Liga de f¨²tbol, que gana el Madrid marcando goles de cabeza, de tac¨®n o de chilena, sino que la organiza la Comunidad madrile?a, con todas sus consecuencias. Y acaeci¨® que la organizaci¨®n de esa Corrida de Beneficencia acab¨® siendo la verg¨¹enza nacional.
El cartel -Joselito y Rivera Ord¨®?ez, mano a mano- ya estaba cerrado desde el invierno, con lo cual se hac¨ªa imposible que participaran otros toreros, ni siquiera los triunfadores de la Feria de San Isidro, como hab¨ªa venido siendo gala de la Corrida de Beneficencia toda la vida de Dios. Pero, adem¨¢s, habiendo cartel de toreros, no se ajust¨® cartel de toros, y los organizadores de la famosa corrida determinaron que los eligieran los apoderados de los propios toreros, revolviendo por las ganader¨ªas que quisieran y eligiendo lo que les viniera en gana.
El resultado fue el que se tem¨ªa: acudieron a las ganader¨ªas facilonas, seleccionaron toros sin trap¨ªo, y en cuanto saltaban a la arena se comprob¨® que tra¨ªan temperamento de borregos, salvo que la hubieran cogido de zapatero. ?Ese toro ha pasado por La Celsa!, grit¨® un espectador al ver c¨®mo el funo de referencia se marcaba unos pasos de la yenka.
Los aficionados protestaron. Son aficionados que no gustan al alcalde de Madrid, seg¨²n manifest¨® hace un a?o. El alcalde es de la opini¨®n (lo dijo) de que a los toros no se va a protestar. Al parecer, seg¨²n estos pol¨ªticos del PP, a los toros se va a pagar y a aplaudir. Lo peor es que antes de la Feria de San Isidro la Comunidad de Madrid hab¨ªa llegado a un vergonzante acuerdo con los taurinos confederados llamados CAPT, en virtud del cual no se someter¨ªan a an¨¢lisis los toros sospechosos de manipulaci¨®n fraudulenta hasta que se aprueben nuevos m¨¦todos de detecci¨®n. En consecuencia, toda la Feria de San Isidro -y la temporada entera en Madrid- se vino a celebrar sin garant¨ªa alguna de autenticidad y frecuentemente bajo sospecha. Faltaba saber si las astas o v¨ªsceras dudosas ser¨ªan intervenidas y se levantar¨ªa acta de esas anomal¨ªas. Fue imposible obtener informaci¨®n al respecto de la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Ciudadana que es la que entiende en estos asuntos.Eso s¨ª, durante toda la feria los pol¨ªticos del Ayuntamiento y de la Comunidad no pararon de zascandilear; fueron a los toros; participaron en jurados, coloquios, cert¨¢menes, homenajes y otras celebraciones; dieron premios; concertaron almuerzos y cenas con lo m¨¢s florido del taurinismo y parec¨ªan muy satisfechos de compartir mesa y mantel con la flor y nata del club de taurinos que controla, manipula y corrrompe la fiesta; abominaron de la mala educaci¨®n de ciertos aficionados, con especial referencia a los del 7, pues -ya se sabe- para los pol¨ªticos del PP es de muy mala educaci¨®n denunciar que un toro est¨¢ afeitado, o inv¨¢lido, o que ha pasado por La Celsa.
Pas¨® la feria y que les quiten lo bailado. Pero nadie olvida lo que sucede con la fiesta de los toros en Madrid. Ni ignora el papel¨®n que est¨¢ desempe?ando la Comunidad, cuyo responsable m¨¢ximo es su presidente.
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