Las rebabas de la calumnia
La resistencia de los pol¨ªticos a reconocer sus errores s¨®lo es comparable con la falta de diligencia de los periodistas para admitir sus equivocaciones. A mediados de enero, el Gobierno de Aznar acus¨® a los anteriores responsables -socialistas- del Ministerio de Hacienda, no ya de haber realizado una negligente gesti¨®n posibilitadora de la injustificada prescripci¨®n de 200.000 millones de deuda tributaria, sino de haber adoptado una prevaricadora decisi¨®n clientelista para perdonar tan exorbitante cantidad a 600 amiguetes del PSOE. Aunque las conclusiones de la comisi¨®n parlamentaria aprobadas la semana pasada despejan cualquier duda de buena fe respecto a la existencia de hipot¨¦ticas intencionalidades pol¨ªtico-delictivas en el asunto, los portavoces del PP se han dedicado con entusiasmo a negar la evidencia y a repetir sus acusaciones.Los gobernantes del PP tratan de aplicar los m¨¦todos de reconstrucci¨®n del pasado imaginados por George Orwell en su novela 1984 no s¨®lo para falsificar la historia de la transici¨®n, sino tambi¨¦n para borrar de las hemerotecas sus simplificadoras declaraciones de los ¨²ltimos meses sobre un complicado pleito fiscal originado por imprevistos cambios jurisprudenciales. Si ya resulta dif¨ªcil aceptar la teor¨ªa seg¨²n la cual los espa?oles deber¨ªan la democracia al partido fundado en 1976 por Fraga con otros cinco ex ministros de Franco precisamente para frenarla, es imposible que la opini¨®n p¨²blica olvide las recientes insensateces de los portavoces del PP acerca de las causas de la hipot¨¦tica prescripci¨®n multimillonaria de deuda tributaria.
En un primer momento, el vicepresidente segundo del Gobierno y el secretario de Estado de Hacienda mostraron ciertas cautelas en sus denuncias; mientras Rodrigo Rato lamentaba que la "falta de diligencia" de sus predecesores hubiese atentado "contra los derechos de los contribuyentes", Juan Costa alud¨ªa a "las responsabilidades pol¨ªticas" de los altos cargos del Ministerio de Econom¨ªa del anterior Gobierno. Una vez dado el banderazo de salida a los corredores, sin embargo, los dirigentes del PP se lanzaron a una enloquecida subasta de improperios. El coordinador ?ngel Acebes sentenci¨® que "los amigos ricos del PSOE no se pueden ir de rositas". El presidente Aznar acus¨® a los socialistas de haber concedido mediante torticeros rodeos "una amnist¨ªa fiscal encubierta". El portavoz Luis de Grandes concluy¨® que "el PSOE ha favorecido a los amiguetes". El vicepresidente Cascos gan¨® el concurso de chocarrer¨ªas: "Ni hermanas ¨²nicas, ni primas ¨²nicas, ni t¨ªas ¨²nicas. Aqu¨ª ha habido un Gobierno que no combati¨® el fraude fiscal, sino que ha defraudado a los espa?oles".
Aun sin ponerse de acuerdo sobre el fondo del asunto, los miembros de la comisi¨®n parlamentaria encargada de investigar los expedientes de la Agencia Tributar¨ªa bajo sospecha han delimitado al menos el marco de las responsabilidades exigibles. El PP ha conseguido la adhesi¨®n de sus aliados nacionalistas ¨²nicamente para condenar a los altos cargos socialistas por dos pecados de omisi¨®n: la "negligencia" para captar las se?ales del viraje jurisprudencial sobre los plazos de prescripci¨®n de las deudas tributarias en fase de liquidaci¨®n y la "falta de impulso pol¨ªtico" para adoptar a tiempo los remedios oportunos. As¨ª pues, el dictamen suscrito tambi¨¦n por el PP no habla de amiguetes ricos del PSOE beneficiados fiscalmente, ni de amnist¨ªa encubierta en su favor, ni de fraude organizado desde el poder socialista. Pero el Gobierno de Aznar parece haber llegado a la conclusi¨®n de que, si la realidad desmiente sus mal¨¦volos infundios, peor para los hechos: los portavoces del PP contin¨²an ensuciando con reticencias, insinuaciones y bajezas calumniosas no s¨®lo al ex ministro Solbes, sino a todo el cuerpo de inspectores fiscales.
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