La gota y el vaso
Llegaron a media ma?ana, una hora rara para terminar un viaje, en una camioneta familiar de la que no sal¨ªa ni un radiopredicador ni tampoco un honrado bakalao, sino extra?os cantos de arte y ensayo. Ese tipo de m¨²sica con que luego se justifican, para mayor gloria de la cultural las p¨¦rdidas de una emisora de radio. Y parec¨ªan una familia normal, informaron despu¨¦s quienes hab¨ªan tenido el privilegio de espiar su instalaci¨®n desde detr¨¢s de las ventanas, pero s¨®lo lo parec¨ªan: ¨¦l era demasiado mayor para ella, y ella demasiado joven para los ni?os. Ni?os, adem¨¢s, que no lo eran tanto: ni lloraban, ni exig¨ªan, ni se llamaban "t¨ªo" entre s¨ª, y que ayudaron a sus ?padres? a bajar el equipaje y luego a cortar el c¨¦sped.Aqu¨ª fue donde comenz¨® lo verdaderamente original. Pues en su camioneta no tra¨ªan solamente un considerable equipaje de maletas muy usadas, sino tambi¨¦n medio invernadero: unas plantas que no impresionaban tanto por su n¨²mero como por sus colores o formas, o ambos; cipreses enanos, por ejemplo (a qui¨¦n se le ocurre), u hortensias blancas que ya no lo eran y se hab¨ªan transformado en unas flores doradas y equivocas que dejaban escapar efluvios no aptos para menores y obviamente no pegaban nada con el verde golf del entorno.
?Ha quedado ya claro que estamos en uno de los barrios de adosados de Madrid? Casas dise?adas con un solo espejo, calles trazadas con regla y escuadra y sin tener en cuenta el poniente, y entre los vecinos, muchos extras de los telefilmes que nutren sin descanso las voraces antenas parab¨®licas y que, en contra de lo que se cree, no est¨¢n filmados en Los ?ngeles: al igual que las novelas del Oeste de los quioscos del franquismo, est¨¢n realizados en Espa?a, en esos barrios precisamente, y su ideolog¨ªa (le violencia y lucha de sexos, en la, que militan sin descanso, es la que se desprende de la p¨¢gina roja del s¨¢bado noche.
La camioneta de los nuevos vecinos ten¨ªa matr¨ªcula de Madrid, pero eso, como es obvio, no quiere decir nada: baste ver todos los coches normales que alquilan diariamente a gente rara en Barajas. Y ellos ten¨ªan un aspecto normal... pero carec¨ªan de horarios, por ejemplo. Era ella la que parec¨ªa tener un empleo estable, visto que de vez en cuando sal¨ªa con uniforme de traje chaqueta y malet¨ªn de ejecutivo; aun as¨ª, no ten¨ªa un horario r¨ªgido. Aunque al principio coincid¨ªa con sus vecinos en la cola de salida a Madrid, y a veces en la de entrada, pronto se las arregl¨® para no hacerlo. Y pocas cosas m¨¢s sospechosas que la capacidad de eludir los atascos, como ha comprendido la polic¨ªa, que recomienda fijarse mucho en quienes escapan a ese impuesto no siempre comprendido y sin embargo ¨²til: ?no es acaso en los atascos cuando la gente escucha la radio? M¨¢s a¨²n: ?cuando ni siquiera puede hacer otra cosa?
Pero es que adem¨¢s, con los primeros d¨ªas de calor, no se precipitaron a la piscina comunitaria, que es lo que hab¨ªan estado esperando los vecinos desde septiembre. Madrile?os a fin de cuentas, quer¨ªan verse: es lo que m¨¢s gusta en esta ciudad. Y no es que no estuvieran en casa; claro que estaban, aunque, m¨¢s que verles, se les deduc¨ªa. Esa ausencia en la piscina comenz¨® las sospechas de una antip¨¢tica crueldad con sus ni?os. S¨®lo al caer de la tarde del primer domingo de sol, cuando ya todo el mundo comenzaba a estar ah¨ªto de sol tras el t¨ªpico primer atrac¨®n, apareci¨® ella con un albornoz de color crema y una especie de escudo en el bolsillo. Ven¨ªa sin ni?os: ah¨ª se deber¨ªa haber impuesto la evidencia de que no estaban. Emergi¨® del albornoz con un oscuro traje de ba?o entero y una figura blanca y de una juventud por completo intolerable para, una madre. Confirmado: no eran sus hijos.
Y as¨ª sucesivamente: no iban al mercado los s¨¢bados, sal¨ªan entre semana, otros amigos iban a verles a horas no previstas, saludaban correctamente pero sin curiosidad, estaban despiertos hasta tarde, le¨ªan diversos peri¨®dicos y, sobre todo, aunque hubiese final de f¨²tbol, observaban las estrellas, desde la azotea, con un telescopio de aspecto sospechoso. ?se fue, el telescopio, la puntilla que hizo que les denunciaran. La gota.
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