Horror en Valencia
EL PUERTO de Valencia vivi¨® el jueves una tragedia que quedar¨¢ grabada, por mucho tiempo en la memoria. Dieciocho trabajadores perdieron la vida en el buque Proof Spirit, que estaba construyendo la empresa Uni¨®n Naval de Levante. Una ola de fuego y humo -"como la de un abomba at¨®mica", dice, los aterrados testigos-, producida, seg¨²n bastantes indicios, por una chispa de soldadura que prendi¨® Sobre los gases del combustible que se estaba cargando en la nave, mat¨® por asfixia a la mayor¨ªa- de -las v¨ªctimas y convirti¨® en una "c¨¢mara (le gas" la sala de m¨¢quinas del barco. El espanto y la angustia se extendieron primero por la ciudad y despu¨¦s por toda Espa?a, -porque las v¨ªctimas proced¨ªan de diversas regiones del pa¨ªs. Para algunos era su primer trabajo.Estamos, sin duda, ante una de las peores cat¨¢strofes laborales que ha sufrido Espa?a en los ¨²ltimos a?os. Es comparable a la explosi¨®n de dos petroleros en Algeciras en mayo de 1985, que caus¨® 21 muertos, o al desastre en el pozo carbonero de Cercs, que. en 1975 cost¨® la vida a 30 mineros. La magnitud de la tragedia y las terribles condiciones de las muertes -en su mayor¨ªa por asfixia- suspenden el ¨¢nimo e invitan a ser respetuosos con el dolor de las familias afectadas.
Pero, puesto que de un accidente laboral se trata, es irremediable preguntarse por las causas del horror, por su l¨®gica, si existe algunna en cualquier muerte imprevisible, e interrogarse sobre si se estaban aplicando las medidas de seguridad debidas en el momento del accidente. Estas demandas deben ser respondidas, mediante la investigaci¨®n pertinente, con la mayor rapidez y precisi¨®n que sea posible, en un entorno de aflicci¨®n y cautela muy comprensibles. Las causas de la explosi¨®n, a salvo de ser confirmadas por la investigaci¨®n en marcha, parecen atribuirse a la simultaneidad de las tareas de carga de combustible y de soldadura. Los tanques se estaban llenando de gas¨®leo para iniciar las pruebas finales. La empresa ha admitido que se realizaban simult¨¢neamente las dos tareas, pero ha negado que la explosi¨®n se originara por esta coincidencia, dado que ambas operaciones se efectuaban en niveles muy diferentes.
La maquinaria de investigaci¨®n se ha puesto en marcha con prontitud. La investigaci¨®n t¨¦cnica, en la que trabajan especialistas de la Administraci¨®n, y la judicial, asignada al Juzgado n¨²mero 9 de Valencia, deben determinar el origen de la cat¨¢strofe y determinar las responsabilidades que se deriven. En una primera aproximaci¨®n, trabajadores y sindicatos han insistido en las condiciones de "extrema rapidez" con que se est¨¢ trabajando en los astilleros para cumplir los contratos pactados. Pero ello no constituye irregularidad alguna.
Estamos ante un desastre en toda regla. Esta evidencia debe ser tenida en cuenta para que con la mayor celeridad posible se reconozca si el accidente fue casual o hubo una imprudencia evitable. La explosi¨®n en el Proof Spirit ha revelado, adem¨¢s, las condiciones contractuales de algunas de las v¨ªctimas, como se desprende del caso del joven Ra¨²l Santos, muerto sin cobrar el primer sueldo de su primer contrato, que ten¨ªa una duraci¨®n de dos meses.
La investigaci¨®n debe responder a varias cuestiones significativas y ser¨ªa frustrante que no lo hiciera con rapidez y precisi¨®n. Al mismo tiempo, deben respetarse todas las normas de investigaci¨®n para llegar a la verdad, y no hablar de culpables si no los ha habido. Las conclusiones de la investigaci¨®n deber¨¢n aceptarse por todos como la ¨²ltima palabra sobre el caso y a ella habr¨¢ que atenerse.
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